Wiebke Haas tiene el trabajo de sus sueños. Esta fotógrafa alemana de 32 años pasa todos los días en compañía de su primer amor: los caballos.
Desde que empezó con la fotografía equina hace 15 años, Haas desarrolló un interés especial por las razas originarias de España y Portugal. Sus imágenes rinden homenaje a su majestuosidad.
«Nunca hubo otro tipo de fotografía que me atrajera tanto», declaró a The Epoch Times. «He fotografiado sobre todo caballos ibéricos. Son los orgullosos caballos de los reyes, y aún hoy se puede ver esa nobleza en ellos».
Como fotógrafa profesional que utiliza una cámara Canon R6 con un objetivo 70-200 mm f/2,8, el trabajo de la Sra. Haas no solo le permite vivir aventuras en libertad e independencia, sino que la ha bendecido con una profunda visión de la verdadera esencia de estos majestuosos animales. Los retratos poderosamente únicos que crea capturan la belleza, la gracia y la elegancia, y revelan los lazos entre los caballos y sus humanos.
Un viaje para fotografiar caballos salvajes bosnios dejó una impresión duradera en la fotógrafa, que los describe como «sensibles y verdaderamente conectados». Creyendo que todas las razas combinan una sensación de libertad con un profundo arraigo, la Sra. Haas siempre sintió un intenso amor por los caballos.
«Siempre quise tener algo que ver con los caballos en mi trabajo», dijo. «De adolescente, me impresionaban las fotos de los fotógrafos profesionales en las revistas de caballos y empecé a hacer fotos de caballos por mi cuenta. Fue entonces cuando supe que quería dedicarme a esto».
La Sra. Haas es un buen ejemplo de alguien que logró convertir su pasión en una profesión. Es su forma de estar cerca de los animales todo el tiempo, en lugar de solo estar con sus propios caballos en su tiempo libre. Al verse a sí misma como una observadora, trabaja totalmente libre de la presión de sentir que el caballo debe conseguir algo para ella, como ganar un concurso.
En una sesión de fotos, el caballo tiene suficiente espacio para desplegarse y solo «ser». Se los ve tal y como son», destacó.
La capacidad de «leer» al animal es crucial, así como una disposición tranquila y paciente, y saber cómo hacerlos posar con suavidad y tranquilidad. El mayor obstáculo potencial para una buena toma, dice la Sra. Haas, no es el caballo en sí, sino su dueño.
«Lo más difícil es calmar y guiar a los dueños del caballo: su energía es crucial para el comportamiento del animal», añadió.
Por el contrario, hacer sesiones fotográficas con caballos que tienen un fuerte vínculo con sus dueños es «muy divertido», dice Haas, que insiste en que «habla» con ellos, tanto en voz alta como en su mente. «Entienden cada palabra», aseguró.
¿Tiene algún consejo para los fotógrafos de caballos principiantes?
«Mantén la neutralidad para crear un espacio en el que el caballo pueda ser él mismo, sin expectativas ni condiciones», aconseja, y añade que este arte es un proceso. «Requiere todas tus habilidades fotográficas. Hay que reconocer los buenos lugares para hacer fotos en el establo. Saber cuándo la luz es la mejor. Volver a dar indicaciones claras a la gente».
Afirma que la fotografía equina no consiste solo en captar animales hermosos.
«Profundiza y revela la relación del caballo con su humano o su propio bienestar», dijo. «No hay que presionar a los caballos para que hagan saltos y movimientos impresionantes. Todo debe ser libre, fácil y suave al fotografiar caballos. Cada caballo te devolverá lo mejor de sí mismo en ese momento. Ten confianza».
El amor que la fotógrafa siente por sus temas brilla en sus imágenes, y los espectadores de su obra quedan constantemente fascinados por su claridad y la calidad de la luz. Aunque no tiene una raza favorita, la Sra. Haas siente debilidad por los pelajes dorados y la «elegancia barroca».
Como una verdadera amante de los caballos, ella dice que para quienes comparten su pasión, «la belleza, apariencia y frecuencia energética de los caballos nunca te dejan ir». Poder pasar todo el día observando a los caballos es un regalo, y la apreciación que recibe por su trabajo es increíblemente gratificante.
«Quizá el comentario más bonito fue cuando una mujer dijo: ‘Tus fotos hacen que quiera tener mi propio caballo'».
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