El fotógrafo aficionado alemán Ludwig C. Timm tomó las imágenes más adorables de ardillas durmiendo después de que se instalaran en la puerta de su propia casa.
Al principio, Timm y su mujer se dieron cuenta de que solo aparecían unas pequeñas ramitas frente a la ventana de su baño. Pero con el paso del tiempo, el montoncito creció y quedó claro que una familia peluda se estaba instalando.
«Pensamos que el viento estaba llevando las ramitas al alféizar de la ventana», dijo Timm, de 62 años, a The Epoch Times. «Luego se convirtieron en más ramas, musgo y hierba».
La pareja quedó fascinada cuando vio a una ardilla hembra construyendo afanosamente un nido en la cornisa, sujeta con seguridad por una barandilla. Unos meses después, llegaron tres pequeñas crías de ardilla.
Al vivir tan cerca, los Timm pudieron ver las idas y venidas diarias de sus vivaces vecinos. Para poder observarlas sin molestarlas, Timm, antiguo juez, instaló una cámara automática en el alféizar de la ventana.
La mayoría de las veces, la pareja se limitaba a ver a la ardilla hembra trepando por la pared de la casa, situada en un pequeño pueblo alemán del estado occidental de Renania-Palatinado. Pero algunos días traían más emociones y salpicaduras. Los pájaros, incluidos los gorriones, llegaban para robar materiales del nido para sus propios proyectos de construcción, y un día ocurrió un accidente.
«Un día nos asustamos mucho», recuerda Timm. «Una de las ardillitas se cayó del nido a tres metros de profundidad y aterrizó en nuestro felpudo».
La pequeña criatura permaneció inmóvil hasta que llegó su madre.
«La ardillita abrazó a la madre y tuvimos la sensación de que madre e hijo estaban felices de haberse reencontrado». Tras el feliz reencuentro, madre e hijo huyeron a un árbol cercano».
Con un golpe de suerte, el sorprendente y conmovedor momento en que madre y cría se reunieron fue captado por la cámara.
Timm contó que en otra ocasión, cuando las temperaturas del verano eran altas, oyó a su mujer llamarle para que viniera rápidamente y trajera su cámara.
«Era un día muy caluroso y las ardillas jóvenes probablemente tenían demasiado calor para dormir en el nido, así que se echaron encima», recordó. «Como tenía que darme prisa, tomé el celular e hice las fotos a través de la ventana».
Las imágenes resultantes son perfectas, pero Timm, cuyos padres le regalaron su primera cámara en 1978, cuando era estudiante de intercambio en Nueva Jersey, es modesto sobre sus habilidades. «No soy un fotógrafo, solo un ambicioso aficionado», dice.
No es un gran usuario de las redes sociales, Timm dice que rara vez publica sus fotos. Sin embargo, la escena de la siesta fue una toma única en la vida, por lo que hizo una excepción.
«Pensé que era tan dulce que debía hacer algo que no suelo hacer; compartí la foto en Facebook», dijo.
El trabajo fotográfico de Timm y su mujer se puede encontrar en FotoCommunity, Adode Portfolio y su página web.
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