Un grupo de artistas franceses se reunió en 1899 para plasmar su visión de la vida en el año 2000 en una serie de tarjetas comerciales ilustradas. Bellas y extrañas a la vez, las predicciones de los artistas contraponen las expectativas de nuestros predecesores al progreso del mundo real con resultados fascinantes.
En L’An 2000 (En el año 2000) fue una colaboración entre artistas dirigida por el ilustrador francés Jean-Marc Côté en la que cada artista debía imaginar cómo sería Francia dentro de 100 años. Según Captaloona Art, se produjeron al menos 87 imágenes, y aunque algunas de las visiones de los artistas parecen extravagantes, otras son sorprendentemente acertadas, ya que reflejan los avances tecnológicos del mundo real que reconocemos hoy en día.
En L’An 2000 fue un encargo del fabricante de juguetes Armand Gervais et Cie para la Exposición de París de 1900, según Artnet News, pero la serie nunca se vendió, ya que la empresa de juguetes cerró al morir su fundador ese mismo año. Las cartas cayeron en el olvido hasta la década de 1920, cuando un anticuario parisino encontró la serie de Jean-Marc Côté en el inventario de la empresa juguetera y la compró.
El novelista Christopher Hyde encontró y compró la serie en una tienda parisina, Editions Renaud, 50 años después, y acabó compartiendo las cartas con el escritor estadounidense de ciencia ficción Isaac Asimov, informó Artnet News.
Asimov, en 1985, las publicó en una obra de no ficción, «Días futuros: Una visión del siglo XIX del año 2000».
Los bomberos voladores y la policía aerotransportada crean imágenes de fantasía, al igual que los «buceadores a caballo» y los partidos de croquet bajo el agua. Los patinadores, los aparatos de limpieza eléctricos y el aprendizaje en el aula a través de auriculares —aunque sin mezclar los libros y desviar su contenido a los oídos de los alumnos— se han convertido en realidad, y una imagen que representa la «cría intensiva» es un inquietante presagio de las modernas prácticas agrícolas intensivas.
Los viajes espaciales y los ordenadores personales son dos grandes avances del siglo pasado que no aparecen en las fichas. Incluso las máquinas futuristas que no existían en 1900 se representaban con elementos mecánicos del siglo XIX, como cadenas, ruedas y palancas.
Otra observación divertida es que, aunque los artistas representaron algunos avances tecnológicos salvajes, no se introdujeron cambios en la ropa —incluso un submarinista lleva un vestido hasta los tobillos— lo que reitera la teoría de que lo desconocido es impensable.
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