Lo que empezó como un proyecto de demolición del patio trasero a comienzos del verano llevó a un hombre de Michigan a desenterrar un tesoro de bolas de boliche.
David Olson, de 33 años, es de Norton Shores, en el condado de Muskegon, donde la empresa Brunswick Bowling Products estuvo en auge. La compañía—que llegó a tener 11 fábricas en la ciudad— producía bolas, bolos y otros equipos de boliche, al igual que productos no relacionados con los bolos, como asientos para inodoros y neumáticos para camiones.
Así que el llamativo botín de Olson no fue del todo extraño.
Todo comenzó con un proyecto para limpiar unos escalones de concreto: «Se hizo una inspección de la casa, y se dieron cuenta que las escaleras de cemento, en la parte superior, la plataforma de cemento se inclinaba hacia la casa», dijo Olson a MLive. «Así que, cuando el agua goteaba por ahí, lo hacía hacia los cimientos».
Él se dedicó a quitar el cemento. Y al poco tiempo encontró una bola de bolos.
Mientras retiraba más hormigón —similar a la tarea de un paleontólogo que desentierra fósiles antiguos— se dio cuenta que toda la plataforma estaba construida sobre una base de bolas de bolos, una capa entrelazada sobre otra, tenía arena endurecida como relleno entre los huecos.
«Había visto algunas bolas de bolos a través de las ranuras, pero estoy totalmente sorprendido por la cantidad», compartió Olson en un posteo en Facebook. «Conté al menos 50 y veo muchas más».
«¿Son peligrosas? ¿Debo denunciarlo a la ciudad?».
Las bolas de boliche estaban sin terminar; algunas eran ásperas y no tenían agujeros para los dedos; la mayoría eran negras o tenían remolinos azules. Llevaban el sello «Starline» o «Black Beauty». Todas estaban sin sellar, lo que significa que no estaban listas para salir al mercado.
Olson supone que el propietario original de la casa, construida en 1959, hizo un buen negocio con las bolas de bolos y las utilizó para «llenar un vacío».
Brunswick Bowling Products, que estableció sus instalaciones en Muskegon en 1906, prosperó durante un siglo hasta que cerró su última fábrica, que se trasladó a México, en 2006. En su época de auge, los empleados tenían ciertas ventajas: a veces se llevaban a casa los productos que no se consideraban de calidad para la venta para reutilizarlos.
«Esto refleja nuestro pasado industrial y la innovación de los trabajadores», explica Kirk Bunke, del Museo del Patrimonio de Muskegon, a MLive. «Vieron un producto de desecho, se les ocurrió un uso y una manera de mejorar la casa sin ningún gasto».
Hay miles de productos hechos con materiales reutilizados, como reposapiés hechos con bolas de bolos, esperando a ser descubiertos, añadió.
Después de completar su demolición, Olson contó con 158 bolas en total. Tomó fotos del botín y las publicó en Facebook, obteniendo reacciones de miles de personas en las redes sociales.
Olson recibió la noticia de que es «seguro» disponer las bolas en un vertedero, pero decidió no hacerlo. «No voy a tirarlas al vertedero», dijo. «Pienso reciclar estos bebés y dejar que su belleza y fuerza se muestren al mundo».
Después de apartar algunas de las bolas para donarlas, él y su esposa planean utilizar el resto para construir un borde decorativo en su jardín.
«Que los símbolos de Brunswick queden por encima del suelo para que la gente pueda verlos», dijo. «En todo caso, aporta una especie de característica original al paisaje».
En una sorprendente actualización, el habitante de Norton Shores descubrió que todo su terraza trasera estaba construida sobre una base similar, aunque dudó acerca de seguir excavando.
Compartió: «No estoy seguro si debo quitar más, porque el patio entero puede contenerlas y no tengo tiempo ni energía para ese tipo de excavación».
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