Una joven decidió abrir el primer albergue para que animales con enfermedades terminales puedan morir con paz y dignidad. Después de haber pasado ella misma por la experiencia de una enfermedad terminal, actualmente brinda una oportunidad única para animales de compañía y de granja en Escocia.
Alexis Fleming, nacida en Lanark, Escocia, fue diagnosticada en 2010 con la enfermedad de Crohn, un padecimiento intestinal inflamatorio crónico que puede ser mortal.
«Estaba empezando a tener bloqueos en el intestino y apenas podía caminar por el dolor; la artritis inflamatoria atacaba todas las partes de mi cuerpo», dijo Fleming a Daily Record.
Agotada por la enfermedad, la joven que tenía su título universitario en Geografía, apenas tenía la fuerza para levantarse de la cama y sobrevivía alimentándose solo con bebidas vitaminadas todos los días, y una dosis fuerte de medicamentos.
«Mis intestinos estaban llenos de agujeros, mi cuerpo efectivamente se estaba descomponiendo […] La sensación de estar atrapado dentro de uno mismo e incapacitado era peor que el dolor», recordó.
Durante este difícil proceso la joven conoció a Maggie, una perrita de diez meses que había tenido su primer camada a los 7, cuando lo recomendable es hacerlo a los dos años. De los 12 cachorros solo sobrevivieron 2, así que su dueño la puso en venta o intercambio por un anillo de oro y un casco de motociclista, de acuerdo a la página The Maggie Fleming Animal Hospice.
Después de un procesos de adaptación —la perrita temblaba de miedo si alguien levantaba la mano—, Maggie se convirtió en el soporte y amiga inseparable de Fleming durante su dolorosa enfermedad.
Inesperadamente, Maggie fue diagnosticada con cáncer de pulmón en octubre del 2015, y aunque le realizaron una cirugía, finalmente falleció el 24 de ese mismo mes.
«Recibí una llamada diciendo que algo había salido catastróficamente mal. Se le había soltado la clavija de alimentación y la comida que se suponía debía entrar en su estómago había llenado su cavidad abdominal, causando el peor caso de peritonitis jamás visto en el hospital veterinario», escribió en la misma página.
La joven, que ya se había hecho a la idea de morir muchos meses atrás, había realizado con su madre el que pensó sería su último viaje largo a Londres. En su estancia conoció a otra mujer que padecía la misma enfermedad y que le dio información para sobrellevar el padecimiento con alternativas naturales, de acuerdo a Daily Record.
Tan solo habían pasado cuatro meses de que la joven escocesa había comenzado a mejorar, cuando Maggie falleció. Desafortunadamente Fleming estaba a cien millas de distancia de la clínica veterinaria donde murió su peludita, algo que la conmocionó profundamente.
«Todavía no sé de dónde vino el pensamiento, pero en el camino a despedirme de Maggie al día siguiente, me volví hacia mi mamá y le dije; ‘El albergue de animales Maggie Fleming'», compartió la joven.
«Hay muchos animales que son abandonados cerca del final de sus vidas”, dijo Fleming a The Sunday post. «No sé por qué alguien arrojaría a la calle a un animal con una enfermedad terminal, pero sucede a diario».
Así nació el primer albergue en el mundo para animales de granja y de compañía, construido especialmente para recibir animalitos. Fleming se instaló en una granja en una zona rural en Ringliggate, Escocia.
«Es un lugar para que los animales de compañía y de granja vivan y mueran con seguridad, comodidad y paz, con respeto y dignidad. Hay otro camino en la vida, y en la muerte», explica la joven en su página de FB.
Aunque la salud de la joven no ha ido tan bien, e incluso llegó a necesitar una cirugía que amenazaba su vida, ha pasado sus días junto en compañía de gallinas, ovejas, cabras, cerdos, gallos e incluso pavos.
El albergue tiene tres secciones, con habitaciones interiores y patios exteriores. Además, hay una sala de estar y una cocina comunes, así como media hectárea para olfatear, jugar y «hurgar».
«Es un lugar acogedor con unas cuantas camas de día entre las que elegir, donde los ancianos se reúnen alrededor de la nevera a altas horas de la madrugada, bebiendo y apostando sobre quién puede hacer su pis más lejos bajo la nevera», comparte la joven en la página del albergue.
«Maggie había muerto sola, pero tuve la oportunidad de asegurarme de que quien fuera a vivir y morir en el albergue no lo hiciera», comentó Fleming.
Además, la joven escribió el libro No hay vida demasiado pequeña, donde comparte la inspiradora historia de cómo nació el albergue de los peludos de la tercera edad o con enfermedades terminales.
«Cuidar animales moribundos le ha enseñado a Alexis lo que realmente importa en la vida: bondad, compasión y amor», agrega una reflexión final de la página.
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