El sentido del olfato de un perro es de 1000 a 10.000 veces mejor que el de los seres humanos gracias a sus más de 220 millones de receptores olfativos. Así, la nariz increíblemente poderosa de un canino podría ayudarnos a olfatear bombas, drogas y, en este caso, un mamífero marinov.
Cuando Rich Wilcock de 42 años salió a pescar, nunca imaginó que su amada perrita cocker spaniel se convertiría en una heroína.
Era un día nublado de julio de 2005 y el mar estaba agitado en Criccieth Beach, en el norte de Gales, donde Wilcock tomaba fotografías. De repente, su mascota llamada Leia comenzó a inquietarse y a comportarse de manera extraña. Con casi 2 años, Leia tendía a estar más calmada, pero ese día se comportaba de manera diferente.
La dócil cocker spaniel blanco y marrón no obedecía las órdenes de su amo y en su lugar corría en una dirección opuesta. Él la llamó, pero la perrita parecía insistir en que la siguiera.
«Seguía tomando fotografías mientras Leia parecía enloquecer, ladrando y corriendo», dijo Rich, según The Leader. Ella «No suele ladrar ni hacer ese tipo de gruñido».
Pero luego Rich la entendió.
Leia había encontrado un delfín bebé varado en las rocas de la playa. Vio que resoplaba y ¡aún estaba vivo!
«¡Leia!, ¡es un bebé! ¡Has encontrado a un bebé! ¡Oh, mi buena chica!», dijo Rich orgulloso a su mascota.
Desafortunadamente, su teléfono no tenía señal y el mar se agitaba aún más. En ese momento se dio cuenta que no había posibilidad de contactar a alguien. ¿Qué debía hacer?
Rich es un pescador con mucha experiencia tratando con las criaturas del mar, así que decidió que haría todo lo posible para asegurarse que este bebé delfín sobreviva.
Todavía estaba sosteniendo su cámara, pero inmediatamente se dio cuenta de que necesitaría usar ambas manos para realizar esta operación. Conectó la cámara a su chaqueta y habló con calma a la cría delfín, un mamífero marino que nunca antes había visto varado.
«¡Vamos, amigo!», Rich empujó suavemente a la criatura para que se encaminara hacia aguas profundas, pero el bebé parecía demasiado débil para lograrlo por su propio esfuerzo.
Luego pudo sujetar al bebé delfín con ambas manos; su piel era suave y resbaladiza. Lo empujó hacia adelante, pero casi cayó sobre las rocas. Finalmente las olas cubrieron al mamífero, aunque aún no parecía moverse. ¿La ayuda había llegado demasiado tarde?
«¡Vamos, amigo!», le dijo de nuevo. La voz de Rich se hizo más intensa, y así repitió sus empujones hacia el mar. Una vez, dos veces, tres veces empujó al bebé, hasta que la brisa salada salpicó a sus ojos.
Entonces, de repente, la cola de la pequeña cría comenzó a moverse hacia arriba y hacia abajo, y cada vez con más fuerza y más fuerte. Rich estaba emocionado: ¡la cría delfín nadaba nuevamente!
Pero luego una gran ola los alcanzó y arrastró al bebé hacia las rocas de la playa otra vez. Rich entró en pánico.
«¡Venga! ¡Vamos, amigo! gritó casi enojado. ¡Ese bebé no iba a morir! ¡No si Rich estaba ahí!
Entonces Rich se adentró en el mar más profundamente, actuando como un compañero de esa perdida criatura, enviándola de regreso al mar.
«¡Eso es todo, vamos!». Rich sintió que la cría delfín finalmente estaba en aguas lo suficientemente profundas, ¡lo había logrado!
Pudo ver la pequeña aleta del bebé delfín una vez más, y la vio descender por el mar gris y áspero para no regresar. Solo entonces, el pescador y su mascota Leia continuaron su día. ¡Buen trabajo!
¡Mira cómo 3 orcas persiguen a un barco en el mar!
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