No solo los perros y los gatos tienen muchas historias que contar, también las aves, y esta es digna de ser contada.
Nuestro protagonista se llama Tiki, un guacamayo eclectus de las Islas Salomón con un espíritu tan libre como sus alas. Un buen día, mientras su dueña barría tranquilamente su jaula, ¡zas! La puerta quedó abierta de par en par. Tiki no lo pensó dos veces: ¡era hora de una aventura!
Al enterarse de que su plumífero compañero había salido de párvulos, la esposa de Brent Chadwell no pudo evitar angustiarse. «Estaba destrozada y le dije que había un 50 por ciento de posibilidades de que lo volviéramos a ver», le dijo Chadwell a The Epoch Times sobre la desconsolada llamada que recibió de su esposa.
Pero los Chadwell no se rindieron tan fácilmente. ¡La operación «Encuentra a Tiki» estaba en marcha! Subieron fotos en Facebook, peinaron cada rincón de Cape Coral llamando su nombre y, cuando estaban a punto de perder la esperanza, ¡el milagro ocurrió!
Un Domingo de Pascua, mientras un vecino llamado Reed Schweizer disfrutaba tranquilamente de un cóctel en su patio, una vocecita chillona lo sorprendió: «¡Peekaboo!». Al mirar a su alrededor, ahí estaba Tiki, posado en su mesa como un camarero emplumado esperando la propina.
Afortunadamente, la hermana de Reed, una técnica veterinaria, estaba de visita y pudo asegurar al amistoso lorito. Lo pusieron a buen recaudo en el baño (¡el lugar más seguro para un pájaro!), sacaron algunas fotos y las subieron a Internet por si algún dueño angustiado las reconocía.
Y vaya que dio resultado. ¡Apenas 20 minutos después, ya habían localizado a los Chadwell! El alivio que sintió Brent al recibir esa llamada fue indescriptible. «Empecé a llorar en cuanto vi las fotos que enviaron porque sabía que era Tiki y que estaba a salvo», recuerda emocionado.
Sin perder tiempo, Chadwell voló (en auto) hacia el rescatado para reunirse con su querido loro. Y tal como lo imaginó, fue un reencuentro de película: «Se acercó a mí, me dijo ‘¡Hola!’ y se metió en el transportín», recuerda Chadwell. «Una hora después de que lo encontraran, estaba en casa a salvo y en su jaula».
Pero la aventura no termina ahí, amigos. Resulta que Tiki no es un lorito cualquiera. ¡Es todo un artista! Según su dueño, el ave prodigio puede imitar sonidos de celular, «como la notificación de mensajes de Facebook, la notificación de WhatsApp y la batería baja». ¡Incluso cacarea como una gallina! Un verdadero showpájaro.
La imagen de Tiki feliz de volver al nidito, imitando alegremente sus soniditos mientras sus dueños lo abrazan, casi hace que se me salga una lágrimita. Porque al final, como bien dice Chadwell, «los pájaros establecen vínculos de por vida y pasan a formar parte de la familia».
Y la moraleja que este cuento de loros nos deja: «No pierdas la esperanza. Sigue buscando, sigue publicando, díselo a todo el que veas paseando, y encontrarás a tu pájaro». Sabias palabras del dueño del loro más famoso de internet.
¡Que viva Tiki y sus locas aventuras! Esperamos las inevitables secuelas de «Tiki y el Misterio del Baño Emplumado».
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