Imaginemos por un momento una típica escena: una noche cualquiera en un bullicioso restaurante, una peludita se asoma desde afuera con ojos suplicantes. Lo que sigue, es un dueño alterado por su presencia corriendo a la intrusa al otro lado de la calle.
Ahora imaginemos la misma escena pero sumamente conmovedora y real: una perra callejera hambrienta buscaba un poco de comida en un restaurante. En ese momento, Gerardo Ortiz, el joven dueño de un local de comida peruana, recuerda las enseñanzas de su madre sobre ayudar siempre a los más necesitados. Y en vez de ahuyentarla, hizo lo que pocos harían: ¡le dio de comer a la alegre perrita!
Desde aquel gesto tan noble, las buenas nuevas corrieron como pólvora entre los canes desamparados de la ciudad de Lima. La noche siguiente, la peludita regresó con más compañeros callejeros dispuestos a disfrutar los exquisitos platos peruanos de Ajilalo.
«Me encanta ayudar a los animales y a las personas, me llena el alma», confesó Ortiz luego de que su historia se hiciera viral . «No nos llevaremos nada cuando dejemos este mundo, así que compartamos lo poco o lo mucho que tengamos, y respetemos a los animales, acabemos con el maltrato».
Y es que la inspiración para tanta bondad le viene de su mayor ejemplo: «Mi madre siempre fue y sigue siendo mi inspiración. Ella hace lo mismo con las personas y los perros. También traemos a personas sin hogar a nuestro local y les damos comida».
En el pequeño pero acogedor Ajilalo, donde se degustan riquísimos platos típicos como anticuchos, rachi y mollejitas, nadie se queda con hambre. «Compartimos con ellos la comida que vendemos, y a veces hay gente que dona croquetas y también las repartimos», explicó Ortiz. Para este apasionado chef, ver las caritas felices y las colitas moviéndose al recibir su ración es la mejor de las sensaciones.
Gracias a su gran corazón, algunos peluditos han encontrado nuevo hogar. Una clienta encantada con su noble labor adoptó, nada más y nada menos, a seis perros callejeros. Y cuando tienen suficiente comida, Ortiz y su equipo se la donan.
(Cortesía de Gerardo Reyes Ortiz)
La semilla de la compasión la plantó su madre desde muy pequeño. «De niño me gustaban los animales, mi madre me lo inculcó. Daba de comer a los perros que pasaban por nuestra casa», rememora con cariño. Lamentablemente, Princesa, la primera peludita que llegó hambrienta hace 8 años, falleció de cáncer. Pero no sin antes ser adoptada y tener un caliente hogar.
«Siempre llegaba a la misma hora. Era prácticamente la que nos recibía, ¡y todos nuestros clientes la conocían!», recordó Ortiz con nostalgia. Los actos tan tiernos de Ajilalo han atraído seguidores deseosos de sumarse a tanta bondad. «Gracias a Dios siempre hemos tenido el apoyo de nuestros clientes», afirmó con gratitud.
Por ahora, el restaurante funciona en un local alquilado. Pero la meta de Ortiz es tener su propio espacio. «Con esfuerzo y dedicación, sé que lo conseguiré», afirma con determinación. Y seguramente cuando lo logre, las perritas callejeras seguirán teniendo su plaza reservada en la mesa.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo clic aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.