Una mujer británica que tenía dolor de estómago estaba a punto de que le extirparan el apéndice cuando los médicos descubrieron que en realidad estaba en trabajo de parto.
Janice Kerwick, de 43 años, de Bexleyheath (al sureste de Londres), creía que era infértil porque no había podido concebir durante una década. Llevaba meses sufriendo dolores de estómago, se realizó tres pruebas de embarazo dieron negativas; incluso había perdido peso.
Como el dolor se intensificaba, los médicos le diagnosticaron apendicitis y la prepararon para una operación de urgencia. Pero la prueba de embarazo obligatoria, dos horas antes de la operación, reveló que estaba embarazada de ocho meses.
La pequeña Arabella nació feliz y sana unas horas después. Janice y su esposo Daniel, de 39 años, llaman a su pequeña hija un bebé milagro después de haber renunciado a la idea de tener un hijo juntos.
«Pasé de creer que era infértil y que tenía apendicitis, a que me dijeran que estaba a dos horas de tener un bebé», dijo Janice. «Los dos estábamos completamente sorprendidos. No lo creí hasta que tuve a Arabella en mis brazos».
«Suena exagerado, pero realmente no tenía idea que estaba embarazada. Había bajado una talla de ropa, no había sentido patadas y había obtenido tres resultados negativos en las pruebas de embarazo».
«Después de tantos años deseando tener un bebé, dejamos de pensar que eso podría ser posible».
«No fue una experiencia de embarazo habitual, pero nos trajo a nuestro pequeño bebé milagro después de todos estos años».
La pareja llevaba casi una década intentando tener un bebé. Creían que Janice era infértil porque le habían diagnosticado el síndrome de ovario poliquístico (SOP) en su juventud.
«Siempre supe que iba a tener dificultades para quedar embaraza, pero aún así fue difícil aceptarlo», dijo Janice.
Janice empezó a sufrir fuertes dolores de estómago a finales de 2020 y estuvo entrando y saliendo del hospital durante meses mientras los médicos buscaban una explicación.
Dijo que, después de las tres pruebas de embarazo negativas, habían pasado por una serie de posibles diagnósticos: desde gastritis hasta neumonía y un grave virus estomacal.
Pero el 21 de junio se sintió agobiada por unos dolores de estómago aún más fuertes, perdió el control de la vejiga y se sintió mal físicamente.
«Temblaba de dolor. Nunca había sentido nada parecido», dijo. «Estaba aterrorizada. No tenía ni idea de lo que me estaba sucediendo».
Después de llamar al 111, la llevaron de urgencia al hospital Queen Elizabeth de Greenwich para extirparle el apéndice, ya que los paramédicos sospecharon que tenía apendicitis. Pero apenas dos horas antes de la operación, se descubrió que estaba embarazada de ocho meses. Y se enteró que la pérdida de control de su vejiga fue en realidad porque rompió fuentes.
Dijo: «Me enteré que estaba embarazada tan solo dos horas antes de que me hicieran la cesárea. Al principio me sentí completamente aturdida, como si no pudiera aceptar lo que me estaba sucediendo».
«Llamé inmediatamente a Daniel, que fue como un conejo en medio de las luces; tuvo minutos para dejar lo que estaba haciendo y subirse al auto».
«Llamé a mis padres y pensaron que estaba bromeando. Solo les decía: ‘No mamá, en un par de horas vas a ser niñera'».
Aunque apenas había procesado la noticia, le realizaron la cesárea y la pequeña Arabella, su bebé milagro, nació a las 21:55 horas del 22 de junio, con un peso de 2.3 kg. Los médicos calcularon que Arabella había nacido de 33 a 37 semanas de gestación.
Janice sostuvo a su hija a la mañana siguiente, lo que según ella fue una «experiencia llena de lágrimas».
«No sentí que fuera real hasta que la tuve en mis brazos», recordó. «Pero apenas lo hice, fue la mejor sensación del mundo y me puse a llorar».
Los médicos explicaron que el embarazo no se había manifestado como un bulto porque Arabella tenía muy poco líquido a su alrededor, en el útero.
Pero a pesar del impacto del nacimiento, Janice y Daniel dijeron que fue lo mejor que les pudo haber pasado.
«Nos encanta tener por fin a nuestro bebé después de creer durante tanto tiempo que nunca sería posible», dijo Janice. «Es perfecta y todo lo que queríamos».
«Estamos muy agradecidos por nuestro milagro y ella ha valido todos los años de espera. Creo que todavía estamos un poco impactados: ¡no hay mucha gente que pueda decir que fue al hospital para que le extirparan el apéndice y regresó a casa con una bebé!».
Con información del personal de Epoch Times.
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