Un mensaje en una botella que una niña británica lanzó al mar cuando estaba aburrida, terminó siendo descubierto a más de 1000 millas de distancia, en una playa de NORUEGA.
La pequeña Lilly Carter, de 10 años, decidió intentar enviar un mensaje en una botella a través del mar mientras estaba cansada del encierro en julio de 2020.
Deslizando su nota escrita a mano dentro de una botella de vidrio, lanzó su mensaje al mar en la playa de Chapel St Leonards durante la estadía de su familia en Lincolnshire, Reino Unido.
La botella de Lilly emprendió un largo viaje y la encontraron a unos 1033 kilómetros de distancia, en una playa de Kragerø, Noruega.
La nota de Lilly dice: «Querido/a, quienquiera que sea, por favor, si encuentra esto, publíquelo en Internet. Soy de Long Eaton, tengo 10 años y me llamo Lilly Carter».
Ida Hødnebø, de 36 años, y su hijo Tallak, de 7, encontraron la botella de Lilly en la orilla e inmediatamente iniciaron la búsqueda de la pequeña autora.
Ida, trabajadora social, dijo: «Yo estaba de viaje en Jomfrulandia con mi familia y algunos amigos».
«Recogimos basura. Encontré la botella y lo primero que pensé fue que había una carta en la botella, pero la miré y era papel de cocina y estaba un poco sucia».
«Era porque había arena en la botella. Pensé que era una carta en una botella, así que la abrimos. Los niños no se molestaron mucho cuando la encontramos, ¡pero los adultos estábamos súper emocionados!».
Ida compartió la nota en Facebook y, después que varias personas compartieron su publicación, apareció en el canal de noticias de Harald Christiansen.
Aunque no conocían a Ida ni a su familia, el servicial Harald, de 40 años, hizo el trabajo de detective y rastreó un grupo de Facebook para residentes de Long Eaton.
Al compartir la foto de la nota de Ida en el grupo, Harald escribió: «Hace unos días se halló un mensaje en una botella en una playa rocosa a las afueras de la ciudad de Kragerø, Noruega.
«Kragerø está a unas 2.5 horas en auto al sur de Oslo, escondida detrás de muchas islas pequeñas. Fue enviada en algún momento de julio de 2020 y está firmada por Lilly Carter (?), de 10 años, de Long Eaton».
«¿Alguien aquí podría conocer a Lilly y puede ayudarme a conectarla con la persona que encontró este mensaje?».
Increíblemente, la madre de Lilly, Claire Pentecost, de 38 años, ya era miembro del grupo comunitario local y respondió rápidamente al mensaje de Harald.
Las familias de Ida y Claire se pusieron en contacto y Claire espera que pueda surgir una amistad entre los niños, todo gracias a una robusta botellita que desafió el agitado mar.
Claire dijo: «¡Estamos muy emocionados y sorprendidos de que la botella haya llegado a Noruega!».
«Estábamos de viaje durante el fin de semana y el último día de nuestra estadía decidimos enviar un mensaje en una botella».
«El cierre estaba abierto para viajar pero no había atracciones abiertas, así que hicimos algunas actividades clásicas y a las niñas se les ocurrió hacer un mensaje en una botella».
«Conseguimos las botellas en nuestro desayuno en el Observatorio del Mar del Norte y luego las enviamos desde la playa de Chapel St Leonards, ¡y a partir de ahí empezó todo!».
TLilly y su hermana mayor, Chloe, de 11 años, enviaron mensajes al mar. La botella de Chloe aún no ha sido encontrada.
Claire añadió: «Nos sorprende que la tapa permaneciera en su sitio y no dejara entrar el agua y se hundiera en el fondo del mar, o que no se rompiera en las rocas».
«Lo mejor fue que el niño la encontró y su familia y sus amigos nos encontraron en las redes sociales: ¡solo tardaron dos días en encontrarnos!».
«¡Quizá el niño y Lilly sean amigos algún día!».
Ida añadió: «Solo tardamos dos días en encontrar a Claire. Fue muy emocionante».
Harald, director de proyectos, estaba feliz de haber ayudado: «Soy un gran aficionado a la tecnología y a todas las cosas para las que podemos utilizarla. Mis amigos y compañeros de trabajo dicen que debería tener un doctorado en encontrar cosas —y ahora personas— en Internet».
«Para mí, dedicar entre 10 y 15 minutos de mi día a hacer felices a una niña de 11 años, a su mamá y a lo que parece ser una ciudad entera, es un tiempo bien empleado».
«Más gente debería hacer eso: ayudar con lo que parecen ser cosas pequeñas pero que al final hacen mucho por otras personas».
Con información del personal de Epoch Times.
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