A lo largo de la historia, marineros y personas en tierra han enviado mensajes dentro de botellas de vidrio con la esperanza de que alguien las encuentre y su mensaje sea escuchado. Esperando con ansias una respuesta, puede que con el paso del tiempo su esperanza se vaya diluyendo.
Algunas de estas botellas viajan tan solo unas cortas distancias, algunas se pierden en el fondo del mar, pero otras logran surcar los mares y océanos hasta llegar al destino más inesperado.
Este último fue el caso de una botella que encontró Abbie Graham, una niña de 9 años, en Hawái.
En julio del año pasado, la jovencita estaba en una playa de Paradise Park con sus padres y su hermana, cuando sintió curiosidad al ver una rara botella de vidrio y se acercó a recogerla, según Hawaii Tribune-Herald.
Al revisar su contenido encontró tres hojas ligeramente rotas con mensajes escritos en japonés, inglés y portugués.
Uno de los mensajes decía: «Esta botella fue arrojada al mar frente a la costa de Chosi, Japón, en julio de 1984. Por favor, complete el siguiente formulario y envíenoslo. ESCRIBA, 1. Fecha en que la recogió; 2. Lugar donde la recogió. Longitud, latitud, nombre y dirección».
Otro tenía escrita la dirección del remitente, donde se debía enviar la respuesta: «Prefectura de Chiba, Escuela de Choshi Hign, Club de Ciencias Naturales (…) Japón».
Ante el asombroso descubrimiento, Abbie Graham completó el formulario que finalmente llegó a la Escuela Secundaria Choshi el 3 de septiembre de 2021.
Los funcionarios de la escuela sabían de qué se trataba y estaban sorprendidos.
La botella hace parte de un experimento científico escolar para estudiar las corrientes del océano realizado por estudiantes japonenses hace 38 años, de un total de 750 botellas que se lanzaron en 1984 y 1985 con la cooperación con una lancha patrullera de la Oficina de la Guardia Costera de Choshi, según Mainichi Shimbun.
La última botella que se había encontrado fue la número 50 en 2002 en la isla de Kikaijima, en la prefectura de Kagoshima, en el suroeste de Japón.
«Pensamos que la última fue la que se encontró en Kikaijima. Nunca imaginamos que se encontraría otra 37 años después», dijo el subdirector Jun Hayashi en una sesión informativa el 15 de septiembre pasado.
Las botellas fueron apareciendo desde 1985 en otras prefecturas de Japón, y en lugares más alejados como EE.UU., China y Filipinas.
El proyecto se suspendió por las medidas de prevención que se han tomado por daños ambientales, que ya no permiten realizar experimentos como este.
Mayumi Kanda, de 54 años, uno de los miembros del club que participó en los lanzamientos de las botellas también manifestó su sorpresa ante el descubrimiento de Abbie: «Me sorprendió, esto revivió recuerdos nostálgicos de mis días de escuela secundaria. Agradezco a todos los involucrados».
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