El día había llegado, y en el aire solo reinaba el amor y la alegría. La novia lucía resplandeciente en su traje blanco, lista para unirse al amor de su vida. Pero cuando eres una granjera apasionada las cosas van a transcurrir como la naturaleza lo decida.
Jessa Laws y Ben acababan de dar el sí, estaban felices y se disponían a disfrutar de su recepción nupcial en su granja de Gorae, Victoria. Pero un pequeño milagro de la naturaleza había decidido sumarse a la celebración.
Drama, una de las vacas más queridas de la granja, llevaba días dando señales de que muy pronto traería una nueva vida al mundo. Al parecer, la unión eterna de sus amos la inspiró y comenzó el proceso de parto.
Una migo de la familia, que estaba encargado de cuidar a Drama durante la ceremonia, alertó a la pareja. «Miren, ya empezó, no se estresen, la estoy vigilando». Pero el destino tenía otros planes y a tan solo dos horas de haber iniciado el festejo, la noticia llegó: Drama necesitaba asistencia urgente. Sin pensarlo dos veces, y aún enfundada en su radiante vestido de novia, Jessa corrió en su auxilio.
«Ni siquiera pensé en mis invitados. No pensé en mi vestido, eso es seguro. Fui directamente a la lechería», le dijo Jessa a la BBC. «Cuando hay una vaca que necesita ayuda para parir, uno deja todo para ir a ayudar».
Ben estaba ocupado preparando té para los invitados cuando un amigo le avisó que Jessa había bajado a ayudar en el parto.
«Mi primera pregunta fue: ‘¿Jessa está ahí abajo en el barro?’. Y todo lo que obtuve fue un ‘Sí'».
Con una determinación inquebrantable, la novia no dudó ni por un instante en acudir al llamado de la naturaleza. Después de todo, Drama había sido objeto de bromas cariñosas entre la pareja que sospechaban que la vaca querría ser la estrella el día de su boda.
«Con un nombre así, Drama, habíamos bromeado con que sin duda daría a luz el día de nuestra boda», recordó Jessa.
Con una combinación de destreza y compasión, Jessa guio a Drama a través del parto, hasta que finalmente emergió Destiny, un ternero sano y robusto. En ese momento, la novia se convirtió en la heroína del día, regresando a la fiesta con su vestido cubierto de barro, pero con una sonrisa radiante de orgullo.
«La gente de la ciudad estaba absolutamente asombrada. Mis amigos de la granja decían: ‘sí, eso era de esperar de Jessa'».
A pesar del atuendo manchado, Jessa disfrutó de su noche de bodas hasta las 4:30 de la madrugada, bailando y celebrando sin arrepentimientos.
«Aunque mi vestido se arruinó y quizá no pueda arreglarlo, no me arrepiento para nada», afirmó Jessa con convicción.
En un día que debía celebrar la unión de dos almas, la llegada de Destiny fue un recordatorio maravilloso de que el amor trasciende fronteras, abarcando a toda la creación con un abrazo tierno y generoso.
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