El panorama parecía realmente sombrío para una orangután hembra cuando le dispararon y la separaron de su cría, dejándola morir de hambre en el suelo de la selva tropical en Borneo Occidental, Indonesia. Afortunadamente, con la intervención de una organización de rescate de animales, la orangután no solo se recuperó notablemente, sino que fue liberada con éxito en la selva tropical para prosperar en su hábitat natural.
Su calvario, sin embargo, pone de relieve una crisis creciente de destrucción ambiental y una amenaza para la supervivencia de estas especies en peligro crítico.
A finales de noviembre de 2019, los habitantes de la aldea de Sungai Besar alertaron al personal de divulgación sobre bienestar animal de Rescate Internacional de Animales (IAR, por sus siglas en inglés) sobre la difícil situación de una orangután hembra herida en la selva tropical cercana. En una entrevista por correo electrónico, la Directora de Relaciones Públicas y Comunicaciones de IAR, Lis Key, compartió el extraordinario viaje de la orangután hembra desde el borde de la inanición hasta su total recuperación.
«Gracias a nuestro trabajo de educación y divulgación en la zona», explicó Lis, «hoy en día la gente se pone en contacto con IAR o con las autoridades forestales cuando se encuentran con un orangután salvaje en el entorno».
Y añadió: «Hace unos años habrían estado más inclinados a atacarlo e incluso a matarlo para evitar que se comiera sus cultivos».
La orangután, llamada Epen por sus rescatistas, fue descubierta con perdigones de pistola de aire incrustados en su espalda y muslos. «Alguien claramente le había disparado», explicó Lis, «quizás para alejarla de su propiedad».
Los incendios forestales en la Regencia Ketapang habían devastado el hábitat de Epen en 2019. Y se informó que eran los incendios más terribles desde 2015.
Lis explicó que los incendios se inician habitualmente de forma deliberada para despejar tierras para la agricultura y las plantaciones de aceite de palma, pero a veces se desencadenan de forma descontrolada. Algunos orangutanes desplazados se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de alimentos, y Epen, con sus heridas, quedó incapacitada.
Epen fue encontrada por el equipo de rescate de la IAR entre las ruinas quemadas de su refugio en la selva. Para capturar a la débil y hambrienta orangután, el equipo utilizó una pistola de dardos segura y humana para anestesiarla. «Una vez anestesiada, cayó con gracia del árbol y en la red que se estaba sujetando para atraparla por los rescatadores de abajo», dijo Lis.
Cuando Epen fue rescatada estaba produciendo leche; sin embargo, su bebé no se encontraba en ningún lugar. «Lamentablemente, es posible que su bebé haya muerto, tal vez por desnutrición, ya que su madre se estaba muriendo de hambre. O bien, el bebé pudo haber sido llevado para venderlo como mascota», añadió Lis.
Como Epen estaba muy delgada y desnutrida, se restringió su liberación inmediata, por lo que requirió atención médica urgente y rehabilitación. Sin embargo, si su estado hubiese sido mejor, habría sido trasladada a una zona forestal protegida y liberada.
«Necesitaba fortalecerse», explicó Lis. «Por supuesto, tenía los perdigones de la pistola de aire incrustados en la espalda y los muslos, pero el equipo médico decidió que era más seguro dejarlos en su lugar que tratar de retirarlos. Ella era muy salvaje, pues siempre había vivido en el bosque».
Lis continuó, «así que todos los contactos fuera de los controles médicos, que se llevaron a cabo bajo anestesia, se mantuvieron al mínimo».
Durante el curso de su tratamiento en el centro especializado de orangutanes de la IAR, Epen recibió líquidos y una dieta de fortalecimiento que también la ayudó a aumentar de peso. Además de eso, se le sacó sangre para determinar su estado de salud. Durante el mes que pasó en el centro, como todos los demás orangutanes rescatados, Lis dijo que Epen mostró «una notable voluntad de vivir».
«Son estoicos y se aferran a la vida incluso cuando sus hogares han sido destruidos y no tienen comida ni refugio», explicó Lis. «Tienen un instinto de supervivencia muy fuerte, y Epen no fue una excepción a esto».
El 20 de enero de 2020, después de seis semanas de tratamiento, Epen fue liberada en el bosque protegido de Gunung Tarak, un lugar seguro para la liberación de orangutanes desde 2014, en una operación conjunta de la BKSDA (Agencia de Conservación de Kalimantan Occidental), la unidad forestal de Ketapang del Sur y un equipo de IAR Indonesia.
Después de semanas de mala nutrición y de un sufrimiento inimaginable, Epen finalmente recuperó el acceso a la seguridad de los árboles altos y a una gran cantidad de alimentos.
Lis dijo: «Se le colocó un microchip subcutáneo para que, en caso de que vuelva a tener dificultades y tenga que ser capturada de nuevo, pueda ser identificada fácilmente». Mientras se la deje sola para vivir pacíficamente en su hábitat natural, compartió Lis, Epen podrá valerse por sí misma.
La pérdida de hábitat natural como resultado de la deforestación y los incendios intencionales de limpieza de tierras representa la amenaza más inmediata para los orangutanes salvajes. La caza es frecuente, y los orangutanes jóvenes son particularmente vulnerables a ser capturados y vendidos como mascotas. «La captura de un bebé suele causar lesiones o la muerte de la madre», reveló Lis, «mientras lucha por proteger a su cría».
Además, Lis también sugirió ciertas prácticas que todo el mundo puede aplicar en su vida para reducir al mínimo su impacto en el medio ambiente. La compra de productos de origen local reduce el riesgo de apoyar una producción de alimentos insostenible. Por otra parte, el apoyo al trabajo de una ONG como Rescate Internacional de Animales, cuya labor depende enteramente de las donaciones, es crucial para asegurar el apoyo continuo de las especies en peligro crítico como el orangután.
Hasta la fecha, en colaboración con grupos locales, gubernamentales y comunitarios, IAR rescató más de 200 orangutanes y tiene cerca de 90 en su centro que están recibiendo rehabilitación.
«Se está acabando el tiempo para salvar [la especie de orangután] de la extinción», explicó Lis, «por lo que es vital que los gobiernos, empresas, ONG, comunidades locales e individuos, es decir, todos los interesados que tienen un compromiso con la especie y su bosque, hagan juntos los deberes para proteger su hábitat y su futuro».
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