Osa explotada en el circo descubre la belleza de vivir en libertad: pasó 20 años en una jaula

En el sombrío confín de una estación de servicio, una osa anciana perecía en el encierro. Condenada a una triste existencia, sus años en el circo de Ucrania la habían dejado casi ciega y con el corazón destrozado, privada de todo lo que define la vida de un oso: la libertad, la naturaleza y la dicha.

Chada, una subespecie de oso pardo del Himalaya en peligro crítico de extinción, había sido desechada sin miramientos. Sus antiguos propietarios simplemente la abandonaron y languidecía en una jaula diminuta.  Casi ciega, la sosa sobrevivía gracias a los bondadosos pero ingenuos empleados que la alimentaban con comida humana y golosinas, dañando su cuerpo sin saberlo.

Cuando Maryna Shkvyria y su equipo de Save Wild supieron de la existencia de esta cautiva, sabían que debían actuar rápido. En 2019, orquestaron un tenso pero exitoso rescate, liberando a Chada de su prisión hacia un vasto santuario natural.

«Por desgracia, [Chada] fue explotada durante muchos años», lamentó Shkvyria, la zoóloga que intervino en el recate, en diálogo con The Epoch Times.

Shkvyria recuerda que cuando el día de su liberación llegó, y abrieron la caja para dejarla salir, la osa quedó absorta al sentir la hierba, el agua, los árboles y el monte. «Chada no tenía ninguna duda, salió en un segundo y recorrió todo el lugar a pesar de sus problemas en los ojos. ¡Era completamente valiente!».

Tras décadas de privaciones, Chada había encontrado su paraíso en el santuario White Rock Bear. Con una dieta cuidadosamente diseñada y adaptaciones en su recinto, esta heroica superviviente comenzó a experimentar alegrías inéditas para ella.

«Nunca tuvo juguetes ni nada para entretenerse, así que durante varias semanas no entendió qué hacer con esos objetos», explicó Shkvyria. Pero con paciencia, Chada aprendió a jugar, a chapotear en su nueva piscina y a disfrutar de las delicias naturales que tanto le habían sido negadas. «Cada día descubre algo nuevo», celebró su cuidadora.

Cuando Chada arribó al refugio, era una osa quebrantada. Pero tras cuatro años de amor y atenciones, se había vuelto «muy segura de sí misma y mucho más tranquila», según Shkvyria. Sin embargo, y aunque su presente era luminoso, el pasado nunca podría deshacerse: «Rescatar a un oso anciano es agridulce, ya que su doloroso pasado no puede deshacerse».

Si bien diminuta en comparación con sus compañeros osos, Chada demostraba un espíritu indomable. «No entiende que sea pequeña; demuestra que es realmente la jefa en este santuario», declaró Shkvyria entre risas. Aunque desconfiaba de los humanos, esta osa anciana había aprendido a reconocer los sonidos de sus cuidadores, acudiendo dócilmente para sus revisiones.

Y aunque no podía integrarse con los otros osos, Chada se comunicaba con ellos a través de las vallas, olisqueándolos y frotando sus patas en un gesto de camaradería conmovedor. Después de todo, lo único que anhelaba era pertenecer.

A través de Instagram, comparten las hazañas de Chada y sus compañeros, inspirando a miles con el testimonio de esta heroína peluda que venció las tinieblas gracias al poder sanador del amor y la compasión.

El equipo de Save Wild, incluidos la Sra. Shkvyria y su marido en primer plano. (Cortesía de Save Wild y el refugio para osos WHITE ROCK)En un mundo que a menudo olvida ser amable, Chada es un faro de esperanza. Su renacer, del cautiverio a la libertad, es la prueba viva de que nunca es demasiado tarde para encontrar la felicidad. Y en cada nuevo amanecer, esta anciana osa celebra agradecida el milagro de la segunda oportunidad que le fue otorgada.

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