¿Alguna vez has escuchado hablar de un oso que decidió ir a la escuela? Bueno, prepárate para la historia más delirante de un típico día escolar.
Todo comenzó en la apacible escuela primaria Zela, en Virginia Occidental, donde el pobre director, James Marsh, estaba a punto de experimentar el susto de su vida.
Era un lunes por la mañana como cualquier otro, o eso pensaba el señor Marsh mientras se dirigía al contenedor de basura de la escuela. Con toda la tranquilidad del mundo, abrió la tapa, esperando encontrar… bueno, basura. ¿Quién iba a imaginar que se toparía con un intruso peludo y de mal carácter?
De repente, ¡zas! Una enorme cabeza de oso negro surgió de las profundidades del contenedor, como si fuera el mismísimo monstruo del lago Ness emergiendo de las aguas. El pobre Marsh dio un salto tan alto que podría haber ganado una medalla olímpica en salto de longitud.
Mientras el director corría despavorido en una dirección, el oso, igualmente aterrorizado por el encuentro cercano del tercer tipo, salió disparado en la dirección opuesta. Si hubieras estado allí, habrías presenciado la escena más cómica del mundo: un hombre y un oso jugando al gato y al ratón, solo que en este caso, ninguno de los dos sabía quién era quién.
Las cámaras de seguridad captaron cada momento épico de este encuentro entre especies. Puedes imaginar la expresión de Marsh cuando regresó, jadeando y con los ojos desorbitados, como si hubiera visto un fantasma. O mejor dicho, un oso.
Resultó que el oso había entrado en el contenedor en busca de un aperitivo, pero se quedó atrapado dentro. Pobre criatura, probablemente pensó que era el nuevo alumno de la escuela y que le habían asignado un escritorio muy estrecho.
La Junta de Educación del Condado de Nicholas no pudo evitar bromear sobre el incidente, declarando: «¿¿¿Quién dice que los directores no se merecen una paga por riesgos????». Después de todo, lidiar con osos hambrientos no estaba en la descripción del trabajo.
Así que, la próxima vez que veas un contenedor de basura, mantén los ojos bien abiertos. Nunca se sabe cuándo un oso decidirá inscribirse en la escuela… o al menos, intentar robar el almuerzo.
Mira la genial escena captada en video:
(Crédito del video: Newsflare)
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