Aunque suelen ser frecuentes los episodios de padres que pierden la paciencia cuando sus hijos estallan en berrinches, no siempre es así. Para muestra, un papá grabó un momento épico ilustrando cómo dar la vuelta en esas situaciones.
Un experimentado padre de tres hijos, Jesse Merl, se dio el lujo de grabar el exitoso sistema que utiliza para combatir el desesperante lloriqueo de dos de ellas en busca de su madre, que, obviamente, no estaba disponible en ese momento.
Sin perder un segundo, este padre organizó el ingenioso «show» de llanto al que él mismo se sumó con la intención de salvar las vacaciones que ya habían empezado a disfrutar en Cabo San Lucas, México, en la primavera de 2019, de acuerdo a un video de Newsflare.
El primer paso fue asignar a cada participante un turno para llorar. El primero en demostrar sus habilidades sería el osado padre, luego entraría Georgia, de tres años, y finalmente Genevieve, de seis.
Y, ¡oh, milagro!, desde ese mismo instante el jefe de la familia ya tenía las riendas en sus manos, porque las dos dejaron de llorar para acogerse a las reglas del curioso juego.
Tras una dramática sesión en la que el padre se tomó tan solo dos segundos, llegó el turno de Georgia, quien se negó de inmediato a llorar, como si algo no le convenciera del todo.
No obstante, Genevieve cumplió con su rol durante otros dos segundos, y tras ser felicitada por el padre, este reclamó su oportunidad de actuar por lo que le pidió a la niña que guardara silencio.
Esta vez el jefe del hogar extendió un segundo más su destemplado llanto y cedió el turno a la despierta Georgia, quien de nuevo se negó a participar. Tras invitar de nuevo a Genevieve, esta tampoco quiso llorar más, dando por terminado el juego.
¡Una excelente técnica contra berrinches!
Finalmente todo el drama termina, aunque Genevieve aún quedó dudosa… ¿habría sido engañada?
Una historia de éxitos
Este genial padre de familia compartió anteriormente un video en el que Georgia llora desconsolada en sus brazos, pero este rompe a sollozar «desesperadamente», argumentando que se encuentra muy triste.
Hábilmente, aumenta el volumen de su llanto hasta que sobrepasa el de la niña y ella guarda silencio. A continuación, cede el turno a la pequeña, quien se niega a tomarlo, solo para que Merl llore otra vez. Él la invita de nuevo a seguir llorando, pero ya todo el esquema emocional de Georgia se ha derrumbado.
A modo de moraleja, Merl afirma: “Este truco funciona siempre para parar una rabieta”.
Aunque todo indicaría que solo se trata de ingenio para que los padres no pierdan la paciencia por el llanto inesperado de sus bebés, en última instancia, pueden seguir el efectivo sistema creado por Merl.
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