La miseria de Bundaš, una perra húngara puli de 9 años, era evidente en sus pesadas rastas llenas de pulgas y gusanos. Encadenada desde cachorra, su única compañía era el abandono. Hasta que un día, una familia bondadosa le dio una segunda oportunidad.
Aleksandra, Kristina y Joca encontraron a Bundaš encadenada en Novi Sad, Serbia, en un estado lamentable. «Era sin duda el perro en peor estado que habíamos visto», le dijo a The Epoch Times, Adrijana Farkaš, peluquera canina de 29 años. «Mientras era pequeña y linda, era muy querida. Pero cuando comenzó a crecer, y había que dedicar más tiempo a mantener su pelaje, quedó abandonada a su suerte».
La valiente Bundaš había luchado contra enfermedades como el gusano del corazón, pero una última batalla le quedaba por librar: enfrentar sus primeras tijeras de peluquería. «Teníamos miedo de cómo se comportaría, de cómo reaccionaría a los ruidos», recordó Farkaš. Sin embargo, Bundaš volvió a sorprender.
«Se dio cuenta de que queríamos ayudar, y después de eso, me lamía constantemente las manos como si quisiera agradecerme», dijo la conmovida peluquera.
La sesión épica de cinco horas fue grabada y compartida para concientizar sobre el abandono animal.
El resultado fue asombroso: «Cuando la familia vino a recogerla, no podían reconocerla. Fue un momento muy emotivo», reveló Farkaš. Lo que inicialmente sería una estadía temporal se convirtió en un hogar permanente, pues no pudieron resistirse a adoptar a Bundaš.
Dos meses después, cuando Farkaš la visitó, la escena fue desgarradora: «Bundaš corrió a mis brazos como si me conociera de toda la vida, y la emoción me embargó. Me di cuenta de la gratitud que me demostró ese perro, es algo increíble».
La peluquera, quien creció amando a los animales tras perder a su madre de niña, se formó con la misión de «salvar a tantos perros como sea posible» y educar a sus dueños. Lamentablemente, Bundaš no es la única que ha visto en tal estado de negligencia.
«Cuando un perro llega a un estado en el que está tan descuidado que le hace mucho daño, se crean heridas dolorosas», advirtió Farkaš. «Si quiere a su perro, haga todo lo posible para que no llegue a tal estado. Antes de que sea demasiado tarde, póngase en contacto con un peluquero».
La historia de Bundaš es doblemente conmovedora: por un lado, el sufrimiento de una vida en cadenas y abandono; por otro, la bondad de extraños que le brindaron una nueva oportunidad. Su transformación física es paralela a la renovación de su espíritu, pasando de la desesperanza al amor incondicional.
Gracias al acto de compasión de la Sra. Farkaš y la familia que la rescató, Bundaš experimentó por primera vez el verdadero amor de un hogar. Y su reacción ante quien la liberó de sus cadenas demuestra la nobleza del vínculo humano-animal.
«Lo que hago ahora es lo que quise toda mi vida», confirmó Farkaš con orgullo. Su labor de rescate y rehabilitación es un poderoso recordatorio de que un acto de bondad puede transformar una vida, especialmente para aquellos que sólo han conocido el abandono.
Mira qué linda quedó Bundaš:
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