Perrita encadenada porque ya no la querían se libera de kilos de amargura y suciedad extrema

Por The Epoch Times
28 de mayo de 2024 6:35 PM Actualizado: 28 de mayo de 2024 6:35 PM

La miseria de Bundaš, una perra húngara puli de 9 años, era evidente en sus pesadas rastas llenas de pulgas y gusanos. Encadenada desde cachorra, su única compañía era el abandono. Hasta que un día, una familia bondadosa le dio una segunda oportunidad.

Aleksandra, Kristina y Joca encontraron a Bundaš encadenada en Novi Sad, Serbia, en un estado lamentable. «Era sin duda el perro en peor estado que habíamos visto», le dijo a The Epoch Times, Adrijana Farkaš, peluquera canina de 29 años. «Mientras era pequeña y linda, era muy querida. Pero cuando comenzó a crecer, y había que dedicar más tiempo a mantener su pelaje, quedó abandonada a su suerte».

La valiente Bundaš había luchado contra enfermedades como el gusano del corazón, pero una última batalla le quedaba por librar: enfrentar sus primeras tijeras de peluquería. «Teníamos miedo de cómo se comportaría, de cómo reaccionaría a los ruidos», recordó Farkaš. Sin embargo, Bundaš volvió a sorprender.

Bundaš, una puli húngara de 9 años, antes de su primer afeitado. (Cortesía de Grooming studio LeNi)

«Se dio cuenta de que queríamos ayudar, y después de eso, me lamía constantemente las manos como si quisiera agradecerme», dijo la conmovida peluquera.

La sesión épica de cinco horas fue grabada y compartida para concientizar sobre el abandono animal.

El resultado fue asombroso: «Cuando la familia vino a recogerla, no podían reconocerla. Fue un momento muy emotivo», reveló Farkaš. Lo que inicialmente sería una estadía temporal se convirtió en un hogar permanente, pues no pudieron resistirse a adoptar a Bundaš.

(Cortesía de Grooming studio LeNi)

Dos meses después, cuando Farkaš la visitó, la escena fue desgarradora: «Bundaš corrió a mis brazos como si me conociera de toda la vida, y la emoción me embargó. Me di cuenta de la gratitud que me demostró ese perro, es algo increíble».

La peluquera, quien creció amando a los animales tras perder a su madre de niña, se formó con la misión de «salvar a tantos perros como sea posible» y educar a sus dueños. Lamentablemente, Bundaš no es la única que ha visto en tal estado de negligencia.

La perra en su primera transformación. (Cortesía de Grooming studio LeNi)

«Cuando un perro llega a un estado en el que está tan descuidado que le hace mucho daño, se crean heridas dolorosas», advirtió Farkaš. «Si quiere a su perro, haga todo lo posible para que no llegue a tal estado. Antes de que sea demasiado tarde, póngase en contacto con un peluquero».

La historia de Bundaš es doblemente conmovedora: por un lado, el sufrimiento de una vida en cadenas y abandono; por otro, la bondad de extraños que le brindaron una nueva oportunidad. Su transformación física es paralela a la renovación de su espíritu, pasando de la desesperanza al amor incondicional.

(Cortesía de Grooming studio LeNi)

Gracias al acto de compasión de la Sra. Farkaš y la familia que la rescató, Bundaš experimentó por primera vez el verdadero amor de un hogar. Y su reacción ante quien la liberó de sus cadenas demuestra la nobleza del vínculo humano-animal.

«Lo que hago ahora es lo que quise toda mi vida», confirmó Farkaš con orgullo. Su labor de rescate y rehabilitación es un poderoso recordatorio de que un acto de bondad puede transformar una vida, especialmente para aquellos que sólo han conocido el abandono.

Bundaš tras su primer corte. (Cortesía de Grooming studio LeNi)

Mira qué linda quedó Bundaš:


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