A veces, los lazos más profundos e inesperados nacen de las circunstancias más desafiantes. Tal fue el caso de Leo, un pequeño británico cuya vida cambió por completo gracias al amor incondicional de la que se convertiría en su fiel compañera.
Desde bebé, las interminables cefaleas dejaban a Leo exhausto, apático y sin deseos de interactuar o hablar. Aunque sus padres, Hayley y Karsten Kirby-Bulner, recurrieron a operaciones y tratamientos, nada parecía devolverle la chispa a los ojos del niño… hasta que un día, un ángel entró en sus vidas.
La familia tenía una cocker spaniel llamada Fern, quien los ayudaba en su empresa de cetrería. Cuando el pequeño Leo, de tan solo dos años, posó su mirada en Fern, su carita se iluminó por completo, pasando de ser un niño retraído a uno rebosante de alegría.
«Como padres, quedamos asombrados, ya que Leo no interactuaba, ni hablaba, ni mostraba ninguna emoción hasta ese momento», reveló su madre Hayley a NTDTV, conmovida por el profundo cambio que presenció.
En ese instante, los padres supieron que Fern no sería más una simple perrita de trabajo, sino la fiel compañera que Leo tanto necesitaba. Le enseñaron diversas órdenes con señales de mano para que su hijo pudiera comunicarse con ella, y el pequeño guerrero, que antes se quedaba en silencio mudo, comenzó a parlotear alegremente sin parar.
«Fern le da a Leo confianza en situaciones en las que de otra manera le serían imposibles», explicó Hayley a The Epoch Times. Juntos descubrían el mundo, jugaban, se duchaban y dormían juntos. La inteligente perrita aprendió a quitarle la ropa, llenar la lavadora, llevarle los pañales e incluso botar la basura. Y lo más importante, estaba entrenada para encontrar a Leo si se perdía.
Antes, una simple visita al supermercado podía convertirse en una pesadilla si las cefaleas atacaban, llevando a Leo a autolesionarse golpeando su cabecita contra el suelo. Pero ahora, sus padres observaban llenos de alegría cómo Fern, de forma instintiva, bloqueaba los golpes con su cuerpo, lo entretenía haciéndolo acariciarla y se tumbaba encima de él, ofreciéndole su reconfortante apoyo y calor.
Conmovidos por el impacto transformador que Fern tuvo en la vida de Leo, Hayley y Karsten fundaron una asociación para entrenar a otros perros que puedan ayudar a más niños autistas y con enfermedades a sobrellevar su dura condición, llevando esperanza a tantos hogares como sea posible.
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