En las calles polvorientas de Boyacá, Colombia, una frágil pelusita vagaba sin rumbo, su pelaje opaco y su mirada apagada. Era como una flor marchita «ahogada en un suspiro», luchando por sobrevivir en un entorno hostil y despiadado.
Fue así como Marianna Gutierrez Camacho, una joven de 26 años y propietaria del refugio «Llenando Barriguitas», encontró a la que más tarde sería conocida como Flor. «La primera vez que la vi fue en julio de 2021 y desde que la vi me enamoré de ella», publicó Camacho a través de su cuenta de Instagram.
Pero rescatar a Flor no sería tarea fácil. Camacho ya atendía una zona peligrosa con «problemas con la seguridad, microtráfico y evidentemente un problema con los animales». Aun así, decidió llevarle comida a la peludita todos los días, negándose a abandonarla.
El destino, sin embargo, parecía tener otros planes. Justo cuando Camacho pensaba rescatar a Flor, encontró a otro cachorrito sufriendo de parvovirus, una enfermedad potencialmente mortal. Luego, la propia Camacho cayó enferma, aplazando una vez más el rescate.
Finalmente, el 2 de septiembre de ese mismo año, logró llevar a Flor a un lugar seguro. Pero la batalla apenas comenzaba. «Su piel era el reflejo de cómo estaba por dentro», recordó Camacho con un nudo en la garganta.
Los exámenes revelaron que Flor estaba plagada de bacterias, hongos, ácaros, parásitos intestinales, hemoparásitos e infecciones. Su estado era tan grave que necesitó una transfusión, y su pronóstico era reservado.
Pero Camacho no se rindió. Durante 8 meses, cuidó a Flor con dedicación inquebrantable, brindándole todo el cariño y la atención que necesitaba. Y poco a poco, la pelusita comenzó a florecer.
Donde antes había una flor marchita, ahora emergía una criatura vibrante y hermosa, sus pétalos recuperando su colorido y su espíritu renaciendo.
Sin embargo, la batalla de Flor no fue fácil. Marianna tuvo que monitorear su salud y bienestar emocional día y noche, ya que la pobre canina sufrió por mucho tiempo brotes en su piel debido al trauma.
En un hilo de X, Camacho compartió la letra de una canción de Marc Anthony que captura perfectamente la dramática historia de Flor:
«Hallé una flor. Un día en el camino. Que apareció marchita y deshojada. Ya casi pálida, ahogada en un suspiro Me la llevé a mi jardín para cuidarla. Aquella flor de pétalos dormidos. A la que cuido hoy con todo el alma. Recuperó el color que había perdido. Porque encontró un cuidador que la regara. Le fui poniendo un poquito de amor. La fui abrigando en mi alma. De aquella flor hoy el dueño soy yo. Y he prometido cuidarla. Para que nadie le robe el color. Para que nunca se vaya».
«Tu historia en una canción, mi flor», escribió la joven con el corazón rebosante de amor y orgullo por su valiente amiga.
Flor puede haber comenzado su vida como una flor marchita, pero gracias al cuidado incansable y la perseverancia de su rescatista, floreció en una criatura radiante y llena de vida.
Su historia es un recordatorio conmovedor de que incluso en los rincones más oscuros, la belleza y la esperanza pueden florecer si se les brinda la oportunidad. Y aunque el camino no siempre será fácil, peluditos como Flor demuestran que la perseverancia y el amor pueden superar cualquier obstáculo.
Así que la próxima vez que veas a un animalito necesitado, recuerda a Flor y a Marianna Camacho. Extiende tu mano y ofrece un poco de amabilidad. Porque nunca sabes cuándo una pequeña semilla de compasión podría florecer en algo verdaderamente hermoso.
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