En un salón de clases de Durango, México, ocurrió algo que quedó para la historia; un estudiante de cuatro patas que decidió unirse a la lección de matemáticas. ¿Acaso tenía una sed insaciable de conocimiento sobre ecuaciones cuadráticas? La verdad es que este singular «alumno» simplemente siguió a su dueño hasta el aula sin que se diera cuenta.
Todo comenzó en marzo del año pasado cuando la maestra Lucelly Pulgarín Herrera, una profesora de matemáticas con un gran sentido del humor —por fortuna— entró al aula y se topó con un inesperado «alumno»: un perrito que decidió que era hora de asistir a clases.
Imaginemos la escena: Herrera, con su tiza en mano, lista para impartir una lección sobre ecuaciones, cuando de repente, ¡un ladrido la interrumpe!
Pero no se trataba de cualquier perro callejero. Era Nacho, la mascota de uno de sus estudiantes, Brayan. Al parecer, Nacho había seguido a su dueño hasta la escuela sin que se diera cuenta. ¿Acaso quería aumentar sus conocimientos? ¿O simplemente quería asegurarse de que Brayan no se durmiera en clase?
Brayan, con una mirada de disculpa en su rostro, explicó: «Maestra, es Nacho, es mi perro. ¿Me puede dejar por favor que se quede en el salón? Es que no me di cuenta y cuando ya había llegado a la escuela, Nacho se vino detrás mío, y no me di cuenta», tal como relató Herrera a The Epoch Times.
¿Qué podía hacer Herrera? ¡No podía dejar al pobre Nacho deambulando por los pasillos! Así que, con una sonrisa en su rostro, aceptó que se quedara, pero con una condición: «Vamos a hacer que se porte bien, y dile que se siente, que se siente en el pupitre», recordó entre risas la maestra.
Y lo que sucedió a continuación fue simplemente épico. Brayan le hizo una señal a Nacho con su manita, y el perrito, ¡como si fuera el alumno más aplicado del mundo, se subió a la silla y se sentó.
Imaginemos otra vez la escena: la maestra Herrera impartiendo su clase de matemáticas, mientras Nacho, con su lengua afuera y sus ojos atentos, parecía estar siguiendo cada palabra. ¡Era como si estuviera tomando notas mentales sobre cómo resolver ecuaciones cuadráticas!
Herrera, sin poder contener la risa, decidió inmortalizar el momento y tomó una foto de Nacho sentado en el pupitre con su libro abierto. ¡La imagen se volvió viral en las redes sociales, generando decenas de divertidos comentarios!
«¿Nacho es el nuevo genio matemático de la clase?», bromeó un usuario. «¡Espero que no le ladre a la maestra cuando no entienda la lección!», añadió otro.
Pero más allá de las risas, esta historia nos recuerda la importancia de la empatía y el respeto, incluso en las situaciones más inesperadas. Herrera, en lugar de regañar a Brayan o echar a Nacho, decidió acogerlos con amabilidad y buen humor.
«Lo importante es fomentar el RESPETO y aquí va desde un perrito y obviamente entre los humanos, debemos ser empáticos, es el principio de ser buenos ciudadanos», apuntó sabiamente la docente.
Así que, la próxima vez que te encuentres en una situación inusual, ¡recuerda la lección de Nacho! Un poco de risas y empatía pueden convertir cualquier desafío en una experiencia memorable. ¿Quién sabe? ¡Tal vez hasta encuentres a un nuevo amigo peludo en el proceso!
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