Un grupo de búsqueda localizó el cuerpo de un hombre que había desaparecido en California. En ese momento estaba con su perro, y el fiel amigo (que sobrevivió), que se negó a separarse de él durante dos días hasta que los encontraron.
Al hombre, David Deshon, le sobrevive su hija Shona, que dijo a CBS Sacramento que cree que su padre, de 69 años, intentó regresar a su casa en Foresthill después de que su auto se quedó atrapado en una tormenta de nieve; Deshon se quedó varado en la carretera y falleció.
El otro perro de Deshon, Buddy, apareció en la casa de un vecino, ladrando y arañando la puerta. Después de la aparición de Buddy, los equipos de rescate localizaron a Deshon el 31 de enero. No estaba solo; Baby Dog estaba allí, vigilando y protegiendo.
«Baby Dog se mantuvo junto a su pecho para calentarlo», dijo Shona.
Finalmente lograron persuadir al leal cachorro de 5 años y recibió tratamiento en las instalaciones del centro de servicios Placer County Animal (PCAS) en Auburn.
Según la vecina, Lisa Lomeli, que habló con Today, aunque Shona quería acoger a los perros en su casa —porque son «una parte de mi padre»— sería injusto, ya que no podía darles la atención que necesitaban.
Aunque llegaron solicitudes de adopción de todo el mundo, Shona empezó a buscar una solución más cercana a su casa.
«Ambos perros son muy dulces y sensibles», dijo Katie Ingram, de PCAS. «Creo que nuestro personal sintió que éste es uno de esos poderosos momentos en los que se necesita que todo el equipo y toda la comunidad se acerquen para ayudar».
La solución perfecta apareció pronto: La madre de Lomeli, Peggy Morrill, y su esposo, Phil, se harían cargo de los perros. Y sería un acuerdo mutuamente beneficioso.
«Mi madre lleva un año pasando por un cáncer y está terminando la quimioterapia, y perdió a su labrador hace un año y se siente muy sola», dijo Lisa a la CBS. «Mi madre me dijo: ‘He orado y sé que debo tener otro perro. Ese perro me encontrará'».
El primer encuentro de Lomeli con Baby Dog fue un completo éxito, lleno de movimientos de cola y besos. Al día siguiente, Lomeli y su esposo, Lawrence, llevaron a Baby Dog a la casa de los Morrill en Concord.
A pesar de su terrible experiencia, el cachorro encontró un nuevo amor por la vida, juega con la pelota, descansa en el patio trasero y acompaña a su nueva dueña a sus citas en el hospital.
«Baby Dog, ahora Brodie, se encuentra muy bien», dijo Lomeli al NY Daily News. «Es muy inteligente y se le quiere más de la cuenta. Se puede decir que fue un rescate mutuo».
Por otra parte, Buddy también tuvo un final feliz. Después de recuperarse en el PCAS, el cachorro de 10 años fue adoptado en un nuevo hogar.
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