En un rincón de un refugio del estado de Washington , una valiente pitbull luchaba por su vida. Con un bulto del tamaño de una pelota de voleibol en su hombro derecho, preocupó profundamente al personal, quienes temían que padeciera un agresivo cáncer de huesos.
Cuando una pitbull de 5 años llegó a la Sociedad Humanitaria de Tacoma y el Condado de Pierce, los corazones de todos se rompieron. La pobre perra no podía ni moverse del dolor. Con una pelota gigante que parecía a punto de estallar, la pobre Libby clamaba por compasión.
Lindsey Heaney, Directora de Comunicaciones del refugio, habló con The Epoch Times sobre la agonía de Libby: «Se trataba de un tumor masivo en el hueso de la parte superior de la pata que causaba una inflamación reactiva que le hinchó el hombro hasta alcanzar el tamaño de una pelota de voleibol. La dejó casi inmóvil por el dolor».
Ante esta situación desesperada, el refugio lanzó un llamado de auxilio que resonó en toda la comunidad. «Cientos de donantes solidarios entraron en acción, incapaces de quedarse de brazos cruzados mientras la dulce pitbull sufría».
Libby, la pit bull de 5 años llevada a la Sociedad Humanitaria de Tacoma y el Condado de Pierce el 17 de agosto, se somete a una operación para extirparle una masa «del tamaño de una pelota de voleibol» del hombro. (Cortesía de The Humane Society for Tacoma & Pierce County)Pero gracias a la generosidad de tantos corazones compasivos, Libby pudo someterse a una cirugía vital en el Hospital de Mascotas Blue Pearl. «Se amputó la pata delantera de Libby y la masa de 3 kilos, que supone casi una cuarta parte de su peso corporal, que tanta agonía le causaba», detalló Heaney.
Pese al éxito de la operación, los expertos descubrieron que Libby aún enfrentaba un cáncer de huesos agresivo y un tiempo de vida limitado. Sin embargo, en medio de esta adversidad, un rayo de esperanza brilló.
Una de las técnicas que había asistido en el cuidado de Libby se enamoró instantáneamente de la valiente perra. «Hay algo en sus ojos que pide amor y seguridad», escribió en un comunicado. «No podía apartar la mirada».
Con un corazón rebosante de compasión, la técnica acogió a Libby en su hogar para ayudarla en su recuperación. Y cuando llegó el momento, no dudó en adoptar a la pitbull como suya, brindándole un hogar amoroso para vivir sus años dorados.
«Ver que cualquier mascota de nuestro refugio encuentra un hogar cariñoso es muy gratificante», le dijo Heaney a The Epoch Times. «Pero ser testigo de cómo una mascota como Libby, con necesidades médicas complejas, encuentra un hogar cariñoso para vivir sus años dorados es realmente conmovedor».
En su nuevo hogar, Libby recibió un nombre acorde a su personalidad alegre: Wiggles. Ahora, la valiente superviviente pasa sus días jugando con su hermano perruno, acurrucándose con su hermana humana y disfrutando de merecidas siestas en el sofá, envuelta en acogedoras mantas.
«Aunque no sabemos cuánto tiempo le queda, sabemos que pasará sus días restantes rodeada de amor y comodidad», afirmó la Sociedad Humanitaria, «gracias a la amabilidad de nuestra comunidad».
Pero el trabajo de esta organización centenaria no se detiene. «Todos los días llegan animales a nuestro refugio que necesitan cuidados y rehabilitación intensiva», señaló Heaney, recordando los numerosos casos que llegan cada semana, desde periquitos hasta serpientes y gatos desatendidos.
Ashley Taulbee, jefa de filantropía, subrayó la importancia de los donativos: «La atención médica crítica y las admisiones a gran escala son el aspecto más costoso del presupuesto del refugio, con un total de más de 4.5 millones de dólares cada año. Cada dólar ayuda a hacer posible esta labor de salvar vidas».
La historia de Wiggles, la pitbull que venció al sufrimiento gracias al amor inquebrantable de su comunidad, es un poderoso recordatorio de que la compasión puede mover montañas. Y aunque su tiempo sea limitado, su legado perdurará en cada animal rescatado, en cada corazón conmovido por su valentía.
Tras la adopción de esta heroica perra, la Sociedad Humanitaria publicó en Facebook un mensaje contundente: «Es un mito que los pitbulls sean antipáticos: Muchos perros tipo pitbull son amistosos y cariñosos; todo depende de cada perro».
Wiggles es la prueba viviente de que el amor puede florecer en los lugares más inesperados, y de que cada vida merece una segunda oportunidad. Su historia conmoverá a generaciones venideras, inspirando actos de bondad y recordándonos que la compasión es el verdadero milagro en un mundo que a menudo olvida ser amable.
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