¡Alerta de emergencia porcina! En un giro tan inesperado como jugoso, la policía de Alaska se vio obligada a desplegar todos sus recursos para rescatar a un peculiar «civil» de cuatro patas que se hallaba en apuros.
Cuando la policía del Departamento de Policía de Anchorage recibió un llamado sobre un cerdito callejero merodeando libremente por las gélidas calles del extremo norte de América, supieron que el pobre bovino vagaba sin más abrigo que sus propias rozagantes cachetas.
Según el preocupado ciudadano que efectuó el llamado, el chanchito «parecía tener frío». ¿Acaso alguien dejaría que un inocente lechoncito se convirtiese en un cubito de hielo andante?
Como valientes servidores públicos, y quizás con el rugir de sus estómagos en mente, los agentes no dudaron en acudir al rescate de la desvalida mascota porcina. «Después de todo, nadie quiere termocircular al tocino», bromeó el APD en su hilarante reporte que luego se hizo viral.
Luego de circular por las peligrosas calles congelada, al llegar al barrio de Fairview, los oficiales encontraron al «corpulento tipo» paseando tan campante, sin sospechar el peligro que corría su jugosa humanidad. Con delicadeza profesional, lo escoltaron hasta el cálido refugio de la patrulla, probablemente agradeciendo que el cerdito no presentara resistencia alguna.
El desenlace fue de ensueño: el oficialmente bautizado «Elvis Pigsley» (¿acaso esperaban otro nombre para un galán con tanta labia?) fue devuelto sano y salvo a sus dueños, quienes seguramente lloraron de gusto al reencontrarse con su rechoncho amigo.
Pero la heroica hazaña no pasó desapercibida paralas redes sociales, donde pluvieros de comentarios aderezaron la historia con su singular sazón. «Gracias por salvar el tocino», celebró un internauta, mientras otro proponía el nombre alternativo de «Cris P. Bacon». Hasta la policía vecina de Homer no pudo resistirse a unirse al festín de bromas: «Hogwash. Era un Hambush».
El departamento de policía escribió en Facebook: «Todos estamos familiarizados con el tocino refrigerado, solo que nunca pensamos que responderíamos a una llamada de servicio relacionada con ese tema». Lo cierto es que todo puede ocurrir y no hay duda que le cambió el día a todos.
Al final, lo que pudo ser una tragedia digna de un asador terminó en una deliciosa comedia donde el protagonista, lejos de terminar en una parillada, fue el indiscutible ganador de una bochornosa pero entrañable aventura.
¡Que viva el cerdo Elvis y sus ángeles guardianes de uniforme!
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