¿Qué haría si tuviera que usar ―y sobre todo disfrutar― todo lo que tiene?
A decir verdad, la mayoría de nosotros nunca viviremos lo suficiente para cumplir con un requisito tan abrumador. En su lugar, lo empacamos, apilamos y guardamos, incluso pagamos el alquiler para almacenarlo. Entonces seguimos acumulando, adquiriendo y obteniendo aún más. Pero no aumenta nuestra alegría de la manera que pensamos que lo haría. Tener más cosas diluye la calidad de nuestras vidas.
Vilfredo Pareto, un economista italiano, «descubrió» el «principio de Pareto» en 1897, cuando observó que el 80 por ciento de la tierra en Inglaterra (y todos los países que estudió posteriormente), era propiedad del 20 por ciento de la población. La teoría de Pareto del desequilibrio predecible ha sido ampliamente probada y aplicada a casi todos los aspectos de la vida moderna, incluidas las cosas que poseemos.
Entonces, pensemos en esto: si el 80 por ciento de lo que usamos proviene del 20 por ciento de lo que poseemos, una gran cantidad del espacio en nuestros hogares está ocupado por cosas que nunca usamos; ¡es un desorden!
Es difícil evitar esa sensación de náuseas cuando calcula el costo real del desorden en dinero ganado con esfuerzo. Por supuesto, existe el precio original para adquirirlo. Pero luego está el costo de poseerlo.
Una mujer que lo tenía todo guardado finalmente lo cargó (llenó dos camionetas) y se dirigió al mercado de pulgas. Emocionada de poder ganar entre USD 800 y USD 1000 por un fin de semana de ventas, rápidamente cambió su actitud al darse cuenta de que sus precios eran aproximadamente una décima parte del precio que pagó.
Su mente se centró en el tiempo que había pasado ganando el dinero para comprar todas estas cosas, el tiempo que había pasado comprando, llevándolo todo a casa y guardándolo hasta el día de la mudanza. Pensó que incluso si ganaba USD 1000 en este esfuerzo, había gastado al menos USD 10,000 o más comprándolo. Ese día, prometió no volver a comprar nada, a menos que fuera absolutamente necesario.
Hágase una serie de preguntas para determinar qué se queda y qué se va:
¿Funciona?
Gran parte del desorden en nuestros hogares se compone de cosas rotas que planeamos arreglar algún día y ropa que ya no nos queda, pero esperamos que algún día lo haga.
¿Realmente lo necesito?
La respuesta será clara cuando imagine el impacto de este artículo desapareciendo de su vida.
¿Lo disfruto?
Si este artículo aporta belleza y alegría a su vida, no es desorden. Las pertenencias sentimentales deben tratarse con gran cuidado y respeto y no olvidadas en el ático.
¿Lo estoy usando ahora?
Si no se incluye en el 20 por ciento de las cosas que usa regularmente, es un sospechoso definitivo.
Una vez que haya asignado las cosas que deben eliminarse, reúna el valor y la determinación para sacarlas. Véndalo, regálelo o tírelo. Por supuesto, una de las mejores soluciones para deshacerse de las «cosas buenas» es donarlas a alguien que realmente las quiera o las necesite.
El mejor recurso con el que me he encontrado para dejar ir las cosas que realmente no se quieren es el libro “La magia de poner en orden que cambia la vida” de Marie Kondo. El método KonMari, (que lleva el nombre de la autora del libro), es un método sistemático que le ayuda a ordenar su hogar para mantener las cosas que realmente ama, no solo mover las cosas a una nueva ubicación.
Ordenar calmará su espíritu y aclarará su mente. Aumentará su capacidad para disfrutar de su situación actual, su familia y sus relaciones. Le encantará tener menos.
Mary Hunt le invita a visitarla en EverydayCheapskate.com, donde esta columna está archivada con enlaces y recursos para todos los productos y servicios recomendados. Mary invita a hacer preguntas y comentarios en «Ask Mary». Los consejos se pueden enviar a Tips.EverydayCheapskate.com/. Esta columna responderá preguntas de interés general, pero las cartas no se pueden responder individualmente. Mary es la fundadora de EverydayCheapskate.com, un blog de vida austera y autora del libro «Debt-Proof Living». Copyright 2020 Creators.com.
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