En el mundo de las mascotas virales, hay un nuevo rey que está robando risas y corazones por igual. Se trata de Larry, un gran danés de 77 kilos cuya insistencia por comportarse como un perro faldero a pesar de su descomunal tamaño está causando furor en internet.
Esta loca historia proviene de Wisconsin, donde Kevin Kempen, su esposa Beth, y sus dos hijos Maddie y Colin, conviven con dos gigantescos compañeros peludos: Joe y Larry, el protagonista de sus cómicas andanzas.
El particular… digamos, «estilo de vida», de Larry, ha vuelto viral a esta familia que no deja de sorprender y sorprenderse con las ocurrencias del gigante can.
«Es realmente una cosa de daneses», explicó el señor Kempen a The Epoch Times. «Diría que muchos gran daneses se creen perros falderos… siempre intentan sentarse a tu lado. Larry, en cambio, tiene que sentarse sobre ti».
¡Y vaya que lo intenta! Cuando el colosal Larry quiere un poco de acurruco, su táctica es deliciosamente ridícula: «pegar su cara en tu cara» o «levantar su pata y tocarte», reveló Kempen. Y no hay tarea ni ocupación que detenga a este persistente fortachón de cumplir su cometido de sentarse encima.
«Con Maddie, nuestra hija, Larry es súper amable. Se arrastra lentamente y si ella dice ‘¡Ay!’, salta y lo vuelve a hacer», contó el señor Kempen, evidenciando la infinita paciencia de su hija. «Con mi mujer, lo mismo. Conmigo, diría que el 90 por ciento de las veces es suave, ¡pero hay un 10 por ciento en el que dice: ‘¡Ya voy, más vale que tengas cuidado!'».
Esta ridícula devoción por los regazos ajenos ha convertido a Larry en toda una celebridad en Instagram, donde sus dueños comparten sus andanzas desde su adopción en 2018, acumulando más de 180,000 seguidores rendidos ante su gracia arrolladora.
Pero el simpático Larry no solo tiene debilidad por los mimos, también es todo un glotón con sus propias rarezas. «Creo que quiere asegurarse de que no has comido en algún sitio sin él», bromeó Kempen sobre la costumbre de Larry de olfatear la boca de todos al llegar a casa. Y por si fuera poco, este pillo también roba mantas (¡tiene siete!), busca incansablemente aperitivos y duerme abrazado a «Mr. Croc», su juguete de la infancia.
A pesar de su tamaño descomunal, Larry es un amor con los pequeñines. Las nietas gemelas de Kempen y Beth, de 4 años, pueden trepar sobre él sin problemas, al igual que China, la corgi amiga de Larry.
«Creo que sabe que cuando es más grande que otros perros, tiene que ser amable», reflexionó Kempen. «Pero en lo que respecta a acurrucarse con nosotros y sentarse en nuestro regazo, realmente cree que puede caber. Hacemos que funcione, porque ¿quién no quiere a Larry-amoroso, ya sabes?»-
Y hablando de inteligencia, ¡este grandulón es un verdadero Einsten canino! Un día, mientras su hijo dejó un sándwich en el microondas para ir al baño, Larry observó atentamente y… ¡descubrió cómo abrir la puerta!
«Nos quedamos en plan: ‘¿De qué estás hablando?’ y entonces, ¡claro, miramos, y ahí está Larry con un sándwich en la boca!», recordó el señor Kempen entre risas. Desde entonces, no hay rincón a salvo del hocico explorador de Larry.
Pero más allá de sus excéntricas manías, lo que realmente derrite los corazones es el vínculo inquebrantable entre Larry y su dueño. «La única manera en que puedo describir su personalidad es increíble», aseguró Kempen con cariño. «Sabe cuándo estamos enfermos, así que es súper amable, sabe cuándo estamos contentos y se pone contento… es simplemente increíble».
¿Acaso hay algo más tierno que este gigantón peludo tratando desesperadamente de empequeñecerse para caber en el regazo de sus amados? Con su ternura arrolladora y su espíritu juguetón, Larry ha demostrado que el tamaño no importa cuando se trata de repartir amor… ¡y unas buenas carcajadas!
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