Trillizos cuya madre preparó una cápsula del tiempo especial para que ella y sus hermanos la abrieran cuando cumplieran 25 años ha compartido con el mundo ese momento tan especial y el increíble contenido de la cápsula.
Jamie Poepoe vive en Pittsburgh, Pensilvania, su ciudad natal, y trabaja como profesional de recursos humanos. La madre de Jamie, Lisa, de 60 años, y su padre, John, de 63, están separados pero ambos viven cerca de Charlotte, en Carolina del Norte.
«Soy una de cuatro hermanos», cuenta Jamie a The Epoch Times. «Los trillizos -Scotty, Jonnie y Jamie (en orden de nacimiento)- tenemos 25 años, y tenemos una hermana mayor, Jessie, que cumplirá 27 en junio. … Mi hermano trillizo y yo somos los dos únicos que quedamos en Pittsburgh».
Cuando Jamie era niña, su madre empezó a recopilar una cápsula del tiempo para regalársela a sus hijos cuando cumplieran 25 años. Jamie recuerda vívidamente la caja misteriosa que había en un estante encima del armario de su hermano cuando era pequeña y nunca creyó que llegaría el momento de abrirla. Pero antes del cumpleaños de los trillizos, el 21 de abril de este año, llegó el momento.
«Mi hermana mayor, Jessie, tenía uno propio, y los trillizos tenían uno para compartir», cuenta Jamie. «Cuando nos fuimos a la universidad, me olvidé de la cápsula del tiempo. Elegimos abrir la cápsula una semana antes de nuestro cumpleaños, ya que sería la única vez en abril que estaríamos casi todos juntos».
Con su hermana trilliza, Jonnie, en otro estado preparándose para mudarse por trabajo, Jamie y Scotty abrieron la cápsula del tiempo ellos solos con Jonnie por FaceTime. Jamie grabó el momento especial.
«Quería poder recordar ese momento para siempre y reproducirlo cuando quisiéramos», dijo.
La cápsula del tiempo contenía un montón de tesoros de la infancia de los trillizos, como cartas de familiares y amigos íntimos, ropa y juguetes de bebé e incluso una cinta de video. El amor y los cuidados de mamá Lisa eran evidentes.
«Mi madre nos escribió muchas cartas. … En una de ellas nos contaba que había decidido que los trillizos tuviéramos una cápsula del tiempo en lugar de tres con la esperanza de que nos reuniera el día de nuestro cumpleaños. Eligió la edad de 25 años porque era un momento crucial en la vida; sabía que ya habríamos tomado muchas decisiones importantes en la vida, y que estábamos a punto de tomar muchas, muchas más», dijo Jamie.
«Había baberos de nuestro primer cumpleaños, mamelucos hechos por mi madre con nuestros nombres, gorros del hospital cuando nacimos, colgantes de cruces de cristal, un periódico del 21 de abril de 1998, botellas de vino personalizadas de nuestro baby shower, zapatos de bebé personalizados que tenían nuestros nombres en la suela de un zapato y nuestro cumpleaños en el otro, gorritos y muñecos que nos habían encantado, y medio dólar para cada uno de nosotros de parte de nuestro abuelo».
A Jamie, las cartas le llegaron directamente al corazón y los objetos le provocaron una profunda nostalgia.
En una carta de mi tío Mike, describía la cultura pop de 1998 y la relevancia de la «red informática mundial», explica Jamie. «Nuestra familia había descrito cómo era nuestra casa con varios bebés y un niño pequeño: pañales apilados desde el suelo hasta el techo, juguetes para niños pequeños por todas partes, cunas, sillas de coche, elevadores, cochecitos, ¡llantos!
«Mi madre nos había escrito casi diez cartas. Mi favorita era en la que describía todas nuestras personalidades, incluso las de un año. La parte que más resonó en mí fue en la que decía que, a lo largo de nuestros 25 años, estaba segura de que nos habíamos pasado la vida comparándonos unos con otros en la escuela, los deportes, las apariencias, en todo… pero se había comprometido a vernos siempre como individuos únicos».
(Cortesía de Jamie Poepoe)
Los hermanos «reían, sonreían y derramaban lágrimas de felicidad» al abrir la cápsula del tiempo. Incluso se rieron del aspecto desaliñado de la cápsula, y la «perfeccionista» mamá, Lisa, explicó que había estado demasiado abrumada con cuatro niños menores de tres años para hacer la caja más bonita.
«Entre dar el pecho, cambiar pañales, un marido que era piloto y un niño pequeño que necesitaba estar constantemente entretenido, tenía las manos llenas», dijo Jamie. «Fue un milagro que se acordara de guardar esos objetos para recopilarlos en la cápsula».
Jamie se sintió tan conmovida por la cápsula del tiempo, que permanece en casa de su madre en Carolina del Norte, que prometió crear algo similar para sus futuros hijos.
«A medida que nos hacemos mayores, reunirnos es cada vez más difícil», dice Jamie. «Ver la cápsula me hizo sentir que el tiempo que pasamos todos juntos en el mismo hogar pasó muy rápido, y desearía no haberlo dado por sentado».
«Leer todas las cartas fue muy emotivo y puso en perspectiva lo mucho que nos quieren nuestros padres. El hecho de que se tomaran el tiempo de apartar cosas para conservarlas durante 25 años, y de trasladarlas de un estado a otro, ¡fue increíble!».
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