En las desoladas tierras del desierto de Arizona, un alma pura e inocente se debatía entre la vida y la muerte. Una yegua de carreras, cuya única falta fue confiar en la crueldad humana, había sido abandonada a su suerte como un desecho prescindible. Desnutrida hasta los huesos, su cuerpo esquelético era un testimonio desgarrador del inmenso sufrimiento que había padecido.
Fue gracias a un transeúnte con un corazón compasivo que este desahuciado ser tuvo una segunda oportunidad. Al divisar esa pequeña figura tendida en el polvo, el buen samaritano supo que no podía dar la espalda. Un llamado urgente a Hope Ranch Arizona desencadenó una heroica misión de rescate liderada por Misian Stewart-Cory.
«Era un esqueleto andante y estaba muy débil», recordó Cory con pesar a The Epoch Times. En una escala del 1 al 10, la yegua apenas rozaba el punto más bajo de desnutrición según su veterinario. Cada hueso de su frágil cuerpo gritaba el abandono que había sufrido.
Pero en ese instante fatídico, un milagro ocurrió. La yegua, agradecida por la llegada de sus ángeles guardianes, ingresó al remolque sin dudar, con la esperanza renaciendo en sus ojos cansados. Fue entonces cuando le dieron el nombre «Bendición», porque sobrevivir sería nada menos que un milagro divino.
Y Bendición sobrevivió, desafiando todos los pronósticos con su espíritu indomable. A los pocos días de recibir atención médica, su transformación era asombrosa. «Una luz más brillante en sus ojos», como dice Cory con emoción. Su personalidad comenzó a brillar, relinchando de alegría cada vez que veía a sus salvadores.
Se estima que Bendición había estado sola durante al menos seis meses, perdiendo alrededor de 150 kilos mientras luchaba por su vida. De no ser por el equipo de Hope Ranch, habría perecido en cuestión de días en ese páramo infernal. Pero la voluntad de vivir de esta guerrera la mantuvo con vida hasta que llegó la ayuda.
Hoy, Bendición camina con renovada fortaleza gracias a un herraje correctivo. Cada paso es un recordatorio de su extraordinario viaje de la desesperación a la redención. Su recuperación es un testimonio del poder sanador del amor y la compasión.
«Si no pueden cuidar a su caballo, por favor, llamen a un centro de rescate antes de abandonarlos», suplicó Cory con vehemencia. Porque ningún ser vivo merece el cruel destino al que Bendición estuvo condenada.
Esta yegua sobreviviente es el símbolo viviente de la resiliencia equina y un llamado a la acción contra el flagelo del abandono animal. Su milagro es una inspiración para todos aquellos que han sido desechados, pisoteados y privados de esperanza. Bendición es la prueba de que incluso en los rincones más oscuros, la luz puede brillar nuevamente.
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