Mortalidad por infartos aumenta durante la pandemia, según un estudio

Por Paula Liu
18 de agosto de 2020 1:47 PM Actualizado: 18 de agosto de 2020 1:47 PM

Las personas con problemas del corazón son mucho menos propensas a visitar el hospital durante la pandemia por temor a contraer el COVID-19, de acuerdo con un nuevo estudio.

El estudio, que fue publicado el 7 de agosto, tenía como propósito encontrar cómo ha impactado el COVID-19 a quienes han sido diagnosticados con problemas cardiacos.

Los investigadores del Providence Heart Institute en Portland, Oregon, se dieron cuenta de una disminución en el número de personas hospitalizadas con problemas cardíacos, a pesar de que no hay una diferencia significativa en el tratamiento de aquellos diagnosticados con problemas cardíacos. Sin embargo, la tasa de mortalidad de las personas con problemas del corazón o infartos continuó aumentando a pesar de estos cambios.

Aunque los investigadores señalaron que hay varios factores que contribuyen a la disminución del número de hospitalizaciones. Uno de los más preocupantes es que las personas a las que se les diagnostica un infarto son renuentes a buscar atención médica o visitar servicios de atención médica por el temor a contagiarse con el COVID-19.

El enfoque principal del estudio no es solo determinar la relación entre el COVID-19 y un menor número de hospitalizaciones, sino también si hay una diferencia entre las hospitalizaciones antes y después del impacto de la pandemia.

El estudio se realizó con individuos de 18 años o mayores a quienes se les fue diagnosticado un infarto e ingresados al hospital en el lapso de tiempo entre el 30 de diciembre de 2018 y el 16 de mayo de 2020. Los resultados se obtuvieron de 15,244 hospitalizaciones por infarto de 14,724 pacientes.

Se efectuó en uno de los 49 hospitales del Providence St. Joseph Health System en Alaska, Washington, Montana, Oregon, California y Texas.

Los datos fueron separados en tres categorías diferentes: la fase antes del COVID-19, desde el 28 de diciembre hasta el 22 de febrero: la fase temprana del COVID-19, del 23 de febrero hasta el 28 de marzo; y finalmente, la fase tardía del COVID-19, que se desarrolló desde el 29 de marzo hasta el 16 de mayo.

«Estudios recientes revelan una disminución sustancial de las tasas de hospitalización por [ataques cardíacos]. Informes de Austria, Italia y Estados Unidos (California) notan menores tasas de admisión para [ataques cardíacos]», señaló el estudio.

A partir del 23 de febrero, y en el transcurso de 5 semanas, hubo una disminución del 19 por ciento de las hospitalizaciones por infartos. Esto tuvo lugar durante el periodo inicial del COVID-19, ya que no fue hasta marzo que la Organización Mundial de la Salud declaró al COVID-19 como pandemia.

Sin embargo, las hospitalizaciones aumentaron durante las siguientes 5 semanas, a una tasa del 10 por ciento por semana, marcando así el comienzo de la fase tardía del COVID-19. Esto también podría deberse en parte al hecho de que la gente buscaría atención hospitalaria para sus ataques cardíacos independientemente de la pandemia.

Esto fue consistente en los seis estados.

El estudio concluyó que un gran número de personas evitó los hospitales por temor al COVID-19, pero si bien en la fase tardía del COVID-19 se registró un cierto aumento en el número de hospitalizaciones, también se vio un mayor índice de riesgo de mortalidad intrahospitalaria.

«En las semanas y meses venideros, los médicos podrían ver un mayor número de pacientes con manifestaciones más graves [de ataques cardíacos]. Con la incertidumbre sobre la fecha de una vacuna para el COVID-19, este estudio refuerza la necesidad de abordar importantes procesos de atención a los pacientes con [ataques cardíacos] para ayudar a mitigar un mayor riesgo», señaló el estudio.


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