Mujer de 57 años encarcelada y torturada por su fe presenta una apelación

Por Cathy He - La Gran Época
06 de marzo de 2019 6:47 PM Actualizado: 06 de marzo de 2019 6:47 PM

Nota del editor: La Gran Época publica una serie de artículos que exponen el uso de la tortura por parte del régimen chino contra grupos a los que persigue, así como el sufrimiento y el daño que causa a quienes la sufren.

Hace siete años, Tian Xiaoping fue encarcelada por su fe en China. Poco después, Tian fue sometida a una brutal ronda de torturas con el objetivo de forzarla a abandonar sus creencias espirituales.

La tortura quebró a Tian y ella cedió a las demandas de los guardias de la prisión.

Pero a principios de este año, Tian decidió que se negaría a aceptar cómo la trataron, lo que llevó a la mujer de 57 años a presentar una apelación de su caso.

En 2012, Tian había sido sentenciada a 14 años de prisión por practicar Falun Dafa, según Minghui.org, un sitio web con sede en Estados Unidos que sirve como centro de información sobre la persecución a Falun Dafa en China.

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una práctica espiritual que consiste en ejercicios de meditación y un conjunto de enseñanzas basadas en los principios universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Como resultado de la inmensa popularidad de la práctica en toda China, el régimen comunista chino prohibió la disciplina en 1999, lanzando una amplia represión que persiste hasta el día de hoy. Según estimaciones de medios de comunicación occidentales, a finales de la década de 1990 había entre 70 y 100 millones de personas practicando esta disciplina en todo el país asiático.

Arresto

En noviembre de 2011, Tian fue arrestada en la ciudad de Harbin, en la provincia de Heilongjiang, en el norte de China, junto con más de 40 practicantes después de haber visitado la casa de un practicante fallecido, Qin Yueming, que había sido perseguido hasta la muerte, según el sitio web. Los practicantes estaban allí para escuchar a la esposa y a la hija de Qin contar sobre sus batallas en la búsqueda de justicia por la muerte injusta de Qin.

Cuando terminó la reunión, más de 100 policías irrumpieron en la casa y utilizaron gas lacrimógeno y bastones eléctricos para someter a los practicantes. Cada uno de ellos fue reducido por al menos dos agentes de policía.

Tian fue golpeada y sufrió cortes en la frente, y sus ropas quedaron rasgadas por la forcejeo. El gas lacrimógeno causó que sus ojos se pusieran rojos y quedaron inflamados durante diez días después del arresto.

Interrogatorio

Antes de su juicio, tres oficiales de policía torturaron a Tian durante un interrogatorio en un intento por hacerla admitir que practicaba Falun Dafa.

Como parte de la persecución de Falun Dafa, el entonces cabecilla del Partido Comunista Chino, Jiang Zemin, ordenó a los organismos estatales “arruinar su reputación, quebrarlos financieramente y destruirlos físicamente”. Según informes, las estaciones de policía están sujetas a cupos de arrestos de practicantes de Falun Dafa y se amenazaba a los agentes con despedirlos si no los cumplen.

Los oficiales ataron a Tian a una silla con las manos detrás de la espalda, y usaron luz de alta intensidad para quemarle la cara. Los labios de Tian se agrietaron debido al calor de la luz.

Un agente de policía le dio una patada en las rodillas a Tian mientras la interrogaba. Debilitada mental y físicamente por la tortura, Tian finalmente firmó los papeles que le entregó la policía.

Se quejó ante el fiscal de lo que le había ocurrido durante el interrogatorio. Aunque el fiscal dijo que lo investigarían, Tian nunca recibió respuesta al respecto.

Juicio

Tian fue acusada de “sabotear a las fuerzas del orden”. Fue juzgada en el Tribunal de la ciudad de Shuangcheng en mayo de 2012 junto con otros cinco practicantes que también habían sido detenidos el mismo día en Harbin.

Todos los practicantes negaron la acusación. Sus abogados defensores alegaron a favor de su liberación basándose en que el pueblo chino tiene derecho a la libertad de creencia y religión, tal como lo garantiza la Constitución de China.

Los abogados también afirmaron que sus clientes habían sido torturados por la policía. El juez rechazó la solicitud de los abogados de llamar a los agentes de policía acusados para que prestaran declaración, y posteriormente ordenó que los guardias retiraran a los abogados de la sala del tribunal. Las computadoras personales de los abogados también fueron confiscadas por el tribunal.

En agosto de ese año, Tian fue condenada a 14 años de prisión, a pesar de que el fiscal pidió penas de prisión de tres a cinco años. A dos de los otros practicantes juzgados también se les impusieron pesadas sentencias a 13 y 11 años de prisión.

Tortura

Tian fue enviada a la Prisión de Mujeres de Heilongjiang. Allí, los guardias de la prisión la golpearon, la desnudaron y le echaron agua fría encima.

También la amarraron con las manos atadas a la espalda y la obligaron a sentarse en una pequeña banqueta sin poder moverse hasta por 17 horas al día. Esto causó que sus nalgas se pusieran ulcerosas e infectadas.

En una ocasión, Tian se desmayó al no poder dormir durante tres días. Al despertarse, se le pidió que escribiera una declaración diciendo que dejaría de practicar Falun Dafa.

Como resultado de la tortura, Tian desarrolló presión arterial alta, diabetes y depresión.

Cuando la familia de Tian la visitó menos de un año después, se dieron cuenta de que no podía caminar sin ayuda y le costaba hablar con coherencia. Su cuerpo también temblaba descontroladamente.

Tian sufrió su condición causada por la tortura durante años antes de que decidiera reanudar la práctica mientras estaba en prisión. Después de hacer los ejercicios de meditación, vio mejoras en su salud. Poco a poco pudo volver a caminar sin ayuda y cuidarse sola.

Al encontrar una esperanza renovada, Tian decidió presentar una apelación para reconsiderar su caso.

“En lugar de ser torturada hasta la muerte por ustedes en la prisión, preferiría perseverar en mi fe con dignidad”, dijo Tian a los guardias.

“Mientras siga respirando, no renunciaré a mi fe de nuevo”.

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