¿Se ha arrepentido alguna vez de haber acortado la larga historia de su hijo o de haber desestimado la necesidad de hablar de su hijo porque usted estaba preocupado por otra cosa? ¿Se ha impacientado alguna vez esperando a que su hijo termine su prolija descripción de un dibujo o de todas las cosas que sabe sobre los dinosaurios porque usted estaba muy ocupado?
La mayoría de los padres no están demasiado tiempo en el juego antes de encontrarse coleccionando momentos de los que no están orgullosos.
Los padres podemos perder fácilmente de vista nuestras verdaderas prioridades ante las obligaciones, las responsabilidades y el cansancio extremo. Sin embargo, sabemos que estar presentes para nuestros hijos, respetando su necesidad y deseo de compartir con nosotros lo que piensan y sienten, mostrándoles que lo que tienen que decir nos importa, y eligiendo darles nuestro precioso tiempo por encima de terminar la lavandería o devolver los correos electrónicos es lo que realmente valoramos más.
Queremos que nuestros hijos sepan que siempre estamos ahí para ellos, que deben compartir abiertamente sus corazones con nosotros con seguridad y comodidad, y que los amamos. La impaciencia, la incomodidad y, si somos sinceros, el simple egoísmo pueden interponerse en nuestro camino.
Sin embargo, hay formas de mejorar nuestra capacidad de escucha, por el bien de nuestros hijos. He aquí algunas ideas para tener en cuenta.
Reconocer el momento
Cuando va corriendo de una tarea a otra, tachando frenéticamente la lista de tareas pendientes y soñando con el momento en que su cabeza llegue a la almohada si acaba de hacer todas esas cosas, es posible que ni siquiera se dé cuenta de que su hijo está intentando compartir algo con usted. Usted no quiere dejar que la vida pase por delante de usted de esta manera.
Adopte medidas para simplificar su vida, reduzca la velocidad y note cuándo es el momento de prestar toda su atención a un niño que quiere contarle todo lo que acaba de leer en un libro o mostrarle los intrincados detalles del vehículo de lego que acaba de diseñar. Incorpore más sencillez y lentitud para disfrutar de la capacidad de estar más presente con sus seres queridos.
Elimine las distracciones
Si la televisión está encendida o está escuchando algo, bájele el volumen. Si tiene su teléfono, guárdelo. Si está en medio de una tarea, deténgase. Mantenga el contacto visual con su hijo y préstele toda su atención.
Vea el mundo a través de sus ojos
¿Alguna vez ha mirado una foto o un video suyo con su hijo y se ha dado cuenta de que su perspectiva en ese momento era diferente a la que usted recordaba? Ese tipo de visión de «tercera parte» puede ser útil para reconocer la visión de las cosas que tiene su hijo. Recuerde su edad, su nivel de curiosidad, su necesidad de aprender y expresarse, y su deseo de conectar con usted. Practique la empatía y la compasión mientras mejora su capacidad de escucha con sus hijos.
Sea paciente
Oh, paciencia. ¿Qué padre no desea tener mucha más paciencia? Cuando su hijo no para de hablar de todos los detalles de cada uno de los personajes de su universo de superhéroes favorito y usted se pregunta si este universo tiene algún límite, no se mueva. No le corte, no le interrumpa y no ceda a la tentación de distraerle con una galleta. Escuche. Puede que su interés por el tema elegido no sea alto, pero el de ellos sí. Si necesita animarse, aprecie lo inteligentes que son por haber reunido toda esa información, lo alegres que son por reunir ese nivel de entusiasmo y lo afortunado que es de que no quieran otra cosa que compartirlo con usted. Sea paciente.
Practique el entusiasmo
Cuando sus hijos le cuenten una historia, póngase al borde de su asiento y asimile con entusiasmo todo lo que le cuenten. Practique la resistencia a los pensamientos contrarios que seguramente surgirán sobre los platos en el fregadero o el proyecto de trabajo que tiene atrasado. En lugar de eso, dirija su atención como un láser hacia ese niño y su historia. Haga preguntas de seguimiento. Manténgase en el momento. Supere la resistencia.
Resista el impulso de criticar
Es posible que el niño describa un plan que desafía a la muerte para saltar con su bicicleta por un barranco, o que construya una metrópolis desordenada, brillante y expansiva que seguramente dejará su cocina fuera de servicio durante una semana, pero no se atreva a aplastar su creatividad o su entusiasmo descriptivo con sus preocupaciones. Escuche con la mente abierta y el deseo de entender lo que le están contando. Fomente las ideas, el asombro y la curiosidad, y no se permita ser la fuerza que vierte un cubo de agua fría sobre todo ello. Si debe disuadirles a ellos y a su bicicleta de que se lancen por un precipicio, eso es algo para otro día. De momento, escúchelos, no los acalle.
Sea el ejemplo
Como si necesitara más razones para escuchar bien a sus hijos, recuerde que usted está modelando excelentes habilidades de escucha que ellos seguramente imitarán. La capacidad de saber escuchar es una habilidad que se traduce en todos los aspectos de la vida, no solo en la crianza de los hijos. El regalo que les hace al mejorar su capacidad de escucha va mucho más allá de participar activamente en su conversación.
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