El abogado del activista estudiantil Drew Pavlou ha presentado una queja formal ante la Universidad de Queensland (UQ), exigiendo que el cónsul general chino de Brisbane sea destituido de su cargo honorífico como profesor adjunto después de que la universidad dijera que el comportamiento del diplomático era «inaceptable».
UQ había dicho a The Guardian una semana antes que las acciones controvertidas del cónsul general Xu Jie en relación con una protesta en el campus sobre Hong Kong, unidas a su capacidad diplomática, habrían constituido una violación de su código de conducta.
Como resultado, el canciller de la UQ, Peter Varghese, anunció que la universidad «ya no ofrecerá cátedras honorarias a ningún funcionario de un gobierno extranjero en servicio».
Sin embargo, la universidad indicó que no había tomado medidas disciplinarias porque consideraba que los comentarios de Xu se habían hecho en el ámbito de su papel diplomático.
No obstante, el abogado Mark Tarrant le dijo a The Epoch Times que el código de conducta de la universidad podía ser aplicado a Xu, ya que él sirvió y aún sirve como profesor adjunto de la universidad.
Tal petición se produce al mismo tiempo que se ha sabido que Pavlou fue suspendido por dos años en su universidad el 29 de mayo por 11 acusaciones de mala conducta, cuyos detalles han sido clasificados por la universidad.
The University of Queensland has expelled me, an Australian student, for attacking the Chinese government’s human rights record. Twenty per cent of their revenue comes from China, so my pro-Hong Kong activism threatened their business model. pic.twitter.com/N2KUEveUgT
— Drew Pavlou 柏乐志 (@DrewPavlou) May 29, 2020
Se cree que las acusaciones están relacionadas con el activismo de Pavlou en el campus en apoyo de las manifestaciones prodemocracia de Hong Kong en 2019.
La saga ha atraído la atención internacional y ha puesto de relieve las preocupaciones en torno a la influencia del régimen comunista chino en los asuntos internos y las instituciones educativas de Australia.
Tras la decisión, Varghese dijo en una declaración que «hay aspectos de las conclusiones y la severidad de la pena que me preocupan personalmente».
«He decidido convocar una reunión fuera de sesión del Senado de la UQ la próxima semana para discutir el asunto», añadió.
El senador de Tasmania Eric Abetz dijo a The Epoch Times que el asunto destacaba el «preocupante ejercicio de poder e influencia indebidos por parte de la dictadura comunista en las universidades australianas».
Dijo que las universidades fueron diseñadas para «fomentar el debate académico y la libertad de pensamiento, algo que al Partido Comunista Chino (PCCh) le es completamente ajeno».
«El caso demuestra que Australia, al igual que otras naciones, no solo debe permanecer vigilante», dijo, «sino también luchar contra la omnipresente influencia del PCCh en los campus universitarios y en la libertad de Hong Kong».
Pavlou sigue buscando una orden de protección contra Xu a través de los tribunales. Alega que Xu fue en parte el incitador de las amenazas y la violencia que surgieron contra él en julio del año pasado después de que el diplomático publicara una declaración oficial en el sitio web de su consulado, acusando a los organizadores de la protesta, entre ellos Pavlou, de «actividades separatistas antichinas», un crimen que se castiga con la muerte en la China comunista.
Xu elogió las acciones de los estudiantes chinos, llamándolas «comportamiento patriótico».
También dijo que el consulado se opuso a los eventos que crean «oposición entre los estudiantes chinos y [los estudiantes] de Hong Kong e incitan al sentimiento antichino».
Xu fue duramente criticado por sus comentarios, y la ministra de Relaciones Exteriores Marise Payne dijo a AAP que el gobierno federal australiano esperaba que todos los «representantes diplomáticos respetaran estos derechos [a la libertad de expresión y a la protesta pacífica y legal]».
«El gobierno estaría especialmente preocupado si alguna misión diplomática extranjera actuara de manera que pudiera socavar esos derechos, incluso fomentando un comportamiento perturbador o potencialmente violento».
Varghese le dijo a The Guardian que «pensaba que las declaraciones de la ministra de Exteriores eran muy apropiadas».
«No creo que los representantes diplomáticos deban interferir en los asuntos internos de la manera en que lo hizo esa declaración», dijo.
El senador Abetz también condenó las acciones del cónsul general diciendo que estaba «completamente fuera de lugar, e inaceptable para un representante extranjero en Australia».
Tras las protestas Pavlou recibió múltiples amenazas de muerte, así como cientos de mensajes abusivos en las redes sociales de los partidarios del régimen chino. También le enviaron cartas abusivas a su domicilio privado dirigidas a él y su familia.
UQ aún no ha respondido a la solicitud de comentarios de The Epoch Times sobre su respuesta a la queja de Tarrant.
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