Las tasas de aborto aumentaron un 10 por ciento entre 2020 y 2023 a pesar de que varios estados promulgaron leyes estrictas contra este tipo de interrupciones tras la revocación del caso Roe contra Wade.
Se estima que hubo 1.02 millones de abortos en el sistema sanitario oficial de Estados Unidos en 2023, el primer año natural completo después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos revocara Roe V. Wade, según el estudio Monthly Abortion Provision del Instituto Guttmacher, de tendencia izquierdista.
«Esto representa una tasa de 15.7 abortos por cada 1000 mujeres en edad reproductiva y supone un aumento del 10 por ciento desde 2020, el último año para el que se dispone de estimaciones exhaustivas. También es el número y la tasa más altos medidos en Estados Unidos en más de una década», dice un comunicado de prensa del 19 de marzo.
«La última vez que se practicaron más de un millón de abortos en el sistema sanitario oficial de Estados Unidos fue en 2012. Este aumento demuestra que la gente sigue buscando y obteniendo servicios de aborto a pesar de la drástica reducción del acceso al aborto en muchos estados».
Desde la decisión del Tribunal Supremo, 14 estados de Estados Unidos han prohibido o instituido excepciones limitadas para los abortos. En siete estados, las leyes restringen el acceso al aborto en función de la duración de la gestación.
«Mientras que el acceso ha disminuido drásticamente en los estados con prohibiciones, casi todos los demás estados han experimentado aumentos sustanciales en el número de abortos practicados. Como resultado, Estados Unidos sigue enfrentándose a un panorama del aborto fracturado, con un acceso que varía ampliamente en función del lugar en el que vive la gente y de los recursos de los que dispone», afirma Guttmacher.
Los estados fronterizos con otros estados que han instituido prohibiciones del aborto vieron un aumento del 37 por ciento en los abortos, con «aumentos particularmente agudos» en Illinois, Nuevo México, Virginia y Carolina del Norte.
«Illinois, por ejemplo, prestó servicios de aborto a unas 25,660 pacientes más procedentes de fuera del estado, lo que representa el 68 por ciento de su aumento global».
En 1990, los abortos en el país alcanzaron un máximo de 1.6 millones, tras lo cual se observó un «descenso sostenido» durante 30 años, que culminó en 885,000 abortos en 2017. Pero ese año, esta tendencia comenzó a revertirse, con un salto del 8 por ciento en los abortos de 2017 a 2020.
De los 1.02 millones de abortos, 642,700 fueron abortos farmacológicos, lo que representa el 63 por ciento de todos los abortos. Los abortos con medicamentos han aumentado desde el 53 por ciento en 2020.
«A medida que proliferan las restricciones al aborto post-Dobbs, el aborto con medicamentos puede ser la opción más viable —o la única opción— para algunas personas, incluso si hubieran preferido la atención procesal en persona», dijo Rachel Jones, investigadora científica principal de Guttmacher.
Caso del Tribunal Supremo sobre las píldoras abortivas
El informe llega en un momento en que el Tribunal Supremo de EE.UU. tiene previsto escuchar la próxima semana los alegatos orales en un caso sobre el fármaco abortivo mifepristona.
En el país, el aborto médico se practica con dos píldoras: mifepristona y misoprostol. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) aprobó la mifepristona en 2000.
La FDA introdujo dos cambios relacionados con la mifepristona.
Ya en 2016, la agencia amplió la fecha de corte del fármaco de 49 días de gestación a 70. La agencia permitió que el fármaco se prescribiera a las mujeres tras una única visita hospitalaria, al tiempo que bloqueó la notificación de acontecimientos adversos no mortales relacionados con el medicamento.
En 2021, la FDA permitió que la mifepristona se enviara por correo.
Se presentaron dos casos contra los cambios, uno contra Danco Laboratories, que fabrica la mifepristona, y el segundo contra la FDA. El Tribunal Supremo unificó los casos y escuchará los argumentos el 26 de marzo.
Los opositores señalan que los cambios de la FDA en 2016 y 2021 eliminaron protocolos de seguridad clave que protegían a las mujeres. El caso consolidado tratará solo estos argumentos y no abordará la aprobación de la FDA concedida en 2000.
El abogado Erik Baptist, de la Alianza para la Defensa de la Libertad, que representa a los opositores al aborto en el caso, dijo a The Epoch Times en enero que espera un resultado positivo.
«Todos los jueces que lo han examinado hasta ahora y todos los tribunales han coincidido en que lo que hizo la FDA es tan atroz e ilegal que entra dentro de la jurisdicción del tribunal anular las medidas de la agencia para eliminar esas normas de seguridad de sentido común», afirmó.
Se espera que el fallo del caso se emita en junio.
El año pasado, el juez de distrito Matthew Kacsmaryk de Texas, designado por Trump, dictaminó que la FDA se equivocó al aprobar el medicamento y que la agencia levantó indebidamente las restricciones de seguridad.
Emitió una medida cautelar para bloquear la aprobación de la FDA, que el Tribunal Supremo levantó.
Mientras que los partidarios del aborto médico afirman que los medicamentos son seguros, la investigación indica lo contrario. Un estudio de 2021 descubrió que las mujeres que tomaron las píldoras experimentaron «complicaciones graves».
«La principal queja en el momento de la presentación fue el sangrado excesivo (78 por ciento). De 100 pacientes, el 66 por ciento de los casos se diagnosticaron como aborto incompleto, el 6 por ciento como aborto retenido y el 6 por ciento como embarazo no afectado», dice el estudio.
«El embarazo ectópico se detectó en el 12 por ciento de los casos». El embarazo ectópico requiere intervención quirúrgica.
«Es necesario aplicar estrictamente la restricción de la dispensación sin receta de píldoras abortivas y mejorar el conocimiento de las mujeres sobre el resultado desfavorable de la ingesta de píldoras MTP (interrupción médica del embarazo) sin una consulta adecuada», recomendaba el estudio.
Un estudio de 2022 sobre la mifepristona reveló que las usuarias sufrían reacciones graves, como muerte fetal, necrólisis epidérmica tóxica —una afección cutánea que puede poner en peligro la vida— y reacciones anafilácticas o alérgicas.
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