El Departamento del Tesoro de Estados Unidos dijo el lunes que espera pedir prestados 1.2 billones de dólares durante la primera mitad del año, desglosados en 932,000 millones en el primer trimestre y 278,000 millones en el segundo, según informó el organismo.
En los tres últimos meses de 2022, el Tesoro pidió prestados USD 373,000 millones y terminó el trimestre con un saldo de caja de USD 447,000 millones, tras estimar inicialmente en octubre que pediría prestados USD 550,000 millones y tendría un saldo de caja de USD 700.000 millones durante ese período.
La diferencia de 177,000 millones de dólares en el endeudamiento se debió principalmente al menor saldo de caja al final del trimestre, compensado en cierta medida por los menores flujos fiscales netos, según el comunicado de prensa del Tesoro.
Benjamin Harris, subsecretario de política económica del Comité Asesor sobre Empréstitos del Tesoro, declaró el lunes que la economía estadounidense se mostró resistente en el cuarto trimestre de 2022, con un crecimiento del 2.9% del producto interior bruto real. También afirmó que el mercado de trabajo era fuerte y que los empleadores añadieron 247.000 puestos de trabajo a la nómina mensual, por lo que la tasa de desempleo volvió al mínimo de 50 años, con el 3,5 por ciento.
La inflación ha seguido ralentizándose desde el máximo alcanzado en junio de 2022, dijo Harris. La inflación general a doce meses, medida por el índice de precios al consumo, cayó 2.6 puntos porcentuales, debido al fuerte declino de los precios de la energía y a la moderación de la inflación de bienes no energéticos durante la segunda mitad del año.
«La inflación subyacente (excluidos los alimentos y la energía) se desaceleró menos que la general, debido en gran parte a la elevada inflación de la vivienda —aunque las mediciones puntuales de los precios de la vivienda y los alquileres sugieren un respiro en el próximo año. Los mercados de la vivienda mostraron un debilitamiento considerable, corrigiéndose de los desequilibrios relacionados con la pandemia y respondiendo a una política monetaria más restrictiva», escribió el subsecretario.
Según Harris, la economía se enfrentará a varios retos en 2023, entre ellos, el cómo abordar el techo de la deuda, las secuelas del COVID-19, la inflación, el alza de las tasas de interés y los acontecimientos geopolíticos.
El 19 de enero, Estados Unidos alcanzó su límite de deuda legal de USD 31.4 billones. Como resultado, el Departamento del Tesoro comenzó a tomar «medidas extraordinarias» para evitar que Estados Unidos incumpla sus obligaciones.
«Se espera que estas medidas se agoten en algún momento después de comienzos de junio de 2023. Incluso la mera amenaza de que el gobierno de EE. UU. pueda incumplir sus obligaciones puede causar graves daños a la economía al erosionar la confianza de los hogares y las empresas, introducir volatilidad en los mercados financieros y elevar el costo del capital, entre otros efectos negativos», dijo Harris.
Administración Biden descarta priorizar los pagos
El actual drama del techo de la deuda en Washington ha llevado a especular en Wall Street con la posibilidad de que Estados Unidos recurra a una opción alternativa para garantizar el pago a sus prestamistas si el Congreso no eleva el umbral de endeudamiento.
La idea de priorizar los pagos a los tenedores de bonos tiene raíces históricas, pero la administración Biden la ha descartado porque los funcionarios no creen que evite una crisis económica. La administración no prevé la priorización, y la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha declarado que tal enfoque no evitaría un impago de la deuda a los ojos de los mercados.
«Todos los sistemas del Tesoro se han construido para pagar todas nuestras facturas cuando vencen y a tiempo, y no para priorizar una forma de gasto sobre otra», declaró recientemente Yellen a la prensa.
El miércoles a las 8:30 se darán a conocer más detalles sobre la financiación relativa al reembolso trimestral del Tesoro.
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