La Administración de Biden está revocando las restricciones de la era Trump sobre el uso de tejido fetal en la investigación financiada por el gobierno federal, una medida bienvenida por algunos científicos, pero fuertemente criticada por los defensores provida.
En un aviso publicado el 16 de abril, los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) dijeron que el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés) pondría fin tanto a la prohibición de la investigación financiada por el NIH que utiliza tejido fetal obtenido del aborto electivo como a una etapa de revisión ética de tales estudios.
«Los NIH recuerdan a la comunidad que se espera obtener el consentimiento informado del donante para cualquier investigación financiada por los NIH en la que se utilice tejido fetal humano, y que se mantiene la obligación de llevar a cabo dicha investigación únicamente de acuerdo con las leyes y reglamentos federales, estatales o locales aplicables», decía la notificación.
El secretario del HHS, Xavier Becerra, también «determinó que no hay nuevas cuestiones éticas que requieran una revisión especial», según un comunicado de la agencia.
Durante la Administración de Trump, el HHS había implementado una serie de reglas destinadas a restringir el uso de tejido fetal en proyectos de investigación realizados dentro de la agencia, así como aquellos realizados fuera del HHS pero que reciben fondos del NIH. Una de esas normas obligaba a los investigadores a interrumpir sus proyectos una vez que se agotaran los suministros de tejidos. Otra norma exige que los investigadores que buscan fondos de los NIH pasen por un proceso de revisión de varios niveles por parte de una Junta Asesora de Ética si quieren utilizar tejido fetal.
El cambio fue elogiado por científicos e instituciones que antes tenían que depender de donaciones privadas de tejido o recurrir a otros sistemas para continuar sus proyectos, entre ellos la Sociedad Internacional de Investigación con Células Madre (ISSCR), la mayor organización profesional de investigadores con células madre.
«Las subvenciones a la investigación deben basarse en el mérito científico y ético de cada propuesta. La ISSCR celebra la vuelta a la formulación de políticas basadas en la evidencia», dijo la presidenta de la sociedad, Christine Mummery, en una declaración a la revista Nature.
Los grupos provida, sin embargo, criticaron el cambio del HHS por considerarlo poco ético, diciendo que el cambio de política podría socavar sus esfuerzos contra el aborto.
«Revertir la prohibición de la investigación financiada por el gobierno federal con tejido fetal obtenido del aborto, eliminando la supervisión de la Junta Asesora de Ética y abriendo la puerta a la investigación con tejido fetal para el NIH es una medida despiadada y contraria a la vida por parte de la administración», dijo Jor-El Godsey, presidente de Heartbeat International, que opera una red de instalaciones que asesoran a las mujeres que consideran el aborto. Esto es simplemente obedecer al mayor interés especial de Biden: el Gran Aborto».
«El tráfico de partes del cuerpo de bebés abortados para la investigación es una barbaridad», afirma David Prentice, vicepresidente y director de investigación del Instituto Charlotte Lozier y exmiembro del ya disuelto Consejo de Revisión Ética. Advirtió que Becerra «abrirá las puertas a la financiación por parte de los contribuyentes federales y al tráfico de partes del cuerpo de bebés».
«Sus acciones son imprudentes, peligrosas y perjudiciales para la vida inocente de los no nacidos», dijo.
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