El cambio es un hecho de la vida. A veces nos hacemos daño tratando de mantener las cosas igual que siempre. Nos hacemos daño cuando nos aferramos y podemos aceptar la inevitabilidad del cambio. Eso no significa que no haya cosas que no cambien; algunas cosas son eternas.
En 1913, el pintor inglés Arthur Hacker creó «Despedida». El sitio web de Sotheby’s sugiere que fue pintado como si fuera «casi una anticipación de la Primera Guerra Mundial, con los cambios irrevocables que provocó».
«Despedida» es un cuadro sencillo, pero su misterio y el estado de ánimo que invoca hacen que me plantee ciertas preguntas, que pueden ser relevantes para nosotros hoy.
«Despedida» de Arthur Hacker
Hacker pintó dos figuras femeninas en un entorno oscuro. La mujer de la izquierda está casi completamente oculta por las sombras del fondo, mientras que la de la derecha está más iluminada.
La mujer de la izquierda lleva un vestido claro y la de la derecha uno más oscuro. Las dos mujeres se toman de la mano, pero parecen estar en el momento en que se sueltan. No están de frente, sino de espaldas, y sus cabezas están inclinadas en señal de tristeza.
En el suelo, junto a sus pies, hay una pasionaria. La pasionaria no es tradicionalmente un símbolo de la pasión emocional, sino de la pasión de Cristo, es decir, de su compasión y sacrificio por la mejora de los seres humanos.
Detrás de las dos mujeres, una luz azul-verde brilla entre los árboles. El árbol del centro, sin embargo, tiene una serpiente enroscada. En las sombras, esta serpiente solo es perceptible al examinarla de cerca.
Dejar ir las cosas incorrectas
¿Qué sabiduría podemos obtener de esta sencilla imagen? ¿Por qué las dos mujeres están vestidas de forma diferente? ¿Por qué la pasionaria descansa a sus pies? ¿Y por qué hay una serpiente enroscada en el árbol del fondo?
El periodo de tiempo en el que se completó este cuadro puede aportar algo de contexto. A principios del siglo XX se produjo un cambio ideológico en la civilización occidental. Con la llegada del marxismo y el darwinismo, Occidente pasó de las virtudes de la compasión y el sacrificio a las del materialismo y la selección natural.
Para mí, este cambio de la virtud al materialismo es lo que representa el cuadro de Hacker. La mujer de la izquierda lleva un vestido claro. Su vestido puede ser incluso blanco y parecer solo blanquecino debido a las sombras. El blanco suele ser el color que tradicionalmente simboliza la virtud y la pureza.
También parece que la mujer de blanco se esfuerza más que la de traje oscuro: aunque se da la vuelta, la mujer de blanco tiene ambas manos sobre la única mano de su homóloga, que cuelga con la palma hacia abajo en el centro de la composición, como si fuera ella la que ha dejado caer la pasionaria. La mujer de blanco, por su virtud, no quiere soltar a la otra mujer hasta que no haya esperanza.
Al dejar caer la pasionaria, la mujer del vestido oscuro también se despide de la virtud tradicional. Ya no sujeta la flor, sino que parece agarrar su propia ropa. Al tirar de la tela alrededor de su brazo, se crea una tensión entre ella y la mujer de blanco, ya que su brazo parece que va a salir disparado hacia delante en cuanto la mujer de blanco le suelte la mano. Esta tensión reafirma el contraste entre el materialismo absoluto y la virtud.
Para mí, dado que la tensión en su vestido está causada por la propia mujer de la derecha, esta tensión también sugiere que las personas que adoptan ideologías de materialismo absoluto y selección natural terminan causándose daño.
En la tradición cristiana, la serpiente simboliza la tentación. La serpiente es escurridiza y se oculta en las sombras, pero su presencia sugiere que está manipulando de algún modo la situación.
Creo que la serpiente simboliza la tentación material, a la que ha sucumbido la mujer vestida de oscuro. La mujer de blanco representa las virtudes tradicionales, como la compasión y la abnegación, y se ha esforzado por suplicar a la otra mujer que se tome en serio estas virtudes. La mujer del vestido oscuro, sin embargo, ha sido tentada por la serpiente del fondo y, por eso, en lugar de eso, se despide de la mujer de blanco —de la virtud— y opta por las posesiones materiales.
La mujer de blanco, reconociendo que su causa está perdida, se retira a las sombras, y la mujer del vestido oscuro —a pesar de tener en su mano lo que desea— sigue siendo infeliz.
De hecho, el cambio es un hecho de la vida, y podemos causarnos mucho dolor tratando de evitarlo. A veces tenemos que despedirnos de cosas de nuestra vida.
Además, hay cosas que no cambian. Hay cosas beneficiosas —como la compasión— que son inmutables, es decir, eternas. No hay razón para que nos despidamos de las cosas que son beneficiosas y eternas.
Hoy podríamos preguntarnos: ¿Tenemos el valor de buscar en las sombras a la mujer de blanco y volver a encontrar las virtudes tradicionales de la compasión y el sacrificio?
Las artes tradicionales contienen representaciones y símbolos espirituales cuyo significado puede perderse para nuestras mentes modernas. En nuestra serie «Llegar al interior: Lo que el arte tradicional ofrece al corazón», interpretamos las artes visuales de manera que puedan ser moralmente perspicaces para nosotros hoy. No pretendemos dar respuestas absolutas a preguntas con las que han luchado generaciones, pero esperamos que nuestras preguntas inspiren un viaje de reflexión para convertirnos en seres humanos más auténticos, compasivos y valientes.
Eric Bess es un artista representativo en ejercicio y es candidato al doctorado en el Instituto de Estudios de Doctorado en Artes Visuales (IDSVA).
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