En respuesta a recientes actos de violencia en el sistema, la Autoridad de Transportes del Sureste de Pensilvania (SEPTA, por sus siglas en inglés) ha anunciado una política contra el uso de pasamontañas y otros elementos similares que oculten la identidad en sus autobuses, trenes y metros. Con esta medida se pretende disuadir de la delincuencia y mejorar la seguridad de los pasajeros.
La medida se produce a raíz de dos tiroteos recientes en autobuses de la SEPTA en los que los autores llevaban este tipo de máscaras, según Phillyvoice.
El portavoz de SEPTA, Andrew Busch, confirmó la política, señalando que no es un concepto nuevo que la policía de tránsito adopte este tipo de medidas durante sus patrullas. Sin embargo, un elemento novedoso es el compromiso proactivo de los agentes de policía de SEPTA, que ahora pedirán a las personas que lleven pasamontañas o elementos similares que se los quiten. En caso de que se nieguen a hacerlo, serán escoltados fuera de las instalaciones de SEPTA. El cumplimiento de esta política es responsabilidad exclusiva de la policía de SEPTA, sin que se pida a ningún otro empleado que la haga cumplir.
La política no afecta a las personas que llevan mascarillas faciales por motivos de salud, a las que llevan capuchas ni a las que llevan cubiertas religiosas como el hiyab. La SEPTA ha subrayado que las cámaras corporales de los agentes de la policía de tránsito servirán de salvaguardia contra posibles problemas de acoso o de elaboración de perfiles raciales. El departamento de tránsito audita periódicamente estas grabaciones y revisa las denuncias presentadas contra la policía.
Esta decisión se produce en un contexto de aumento de los delitos violentos en las instalaciones de SEPTA desde el inicio de la pandemia del COVID-19. Los pasamontañas se han convertido en formas habituales de enmascaramiento durante este periodo. Busch observó que estas coberturas pueden envalentonar a los autores de delitos graves al dificultar su identificación.
Uno de los incidentes que motivaron este cambio de política fue un tiroteo ocurrido el 17 de mayo en un autobús de la ruta 33, en el que resultaron heridos dos hombres. El tirador, que llevaba un pasamontañas, consiguió escapar y aún no ha sido detenido. Otro incidente ocurrió el 31 de mayo, cuando un chico de 15 años recibió un disparo mortal en un autobús de la Ruta 23. Las imágenes de vigilancia mostraron a un sospechoso que llevaba una máscara negra con una capucha sobre la cabeza.
En el último año, la SEPTA ha puesto en marcha varias medidas de lucha contra la delincuencia, como asignar más agentes a patrullar las dos líneas de metro de la ciudad y probar un sistema de detección de armas mediante inteligencia artificial. La policía de tránsito también tiene un nuevo jefe, Charles Lawson, ascendido este mes.
La ciudad ofrece actualmente una recompensa de 20,000 dólares por información que conduzca a la detención y condena del sospechoso del tiroteo del 31 de mayo.
Recientemente dispararon a un hombre en un andén del metro de Center City, Filadelfia, que forma parte del sistema de transporte público SEPTA de la ciudad, y actualmente se encuentra en condición estable en el Hospital Universitario Jefferson.
La policía está persiguiendo activamente al tirador, que al parecer llevaba un pasamontañas durante el incidente, reportó la CBS. Este suceso sigue a un trágico tiroteo ocurrido apenas una semana antes, en el que murió un estudiante del instituto Roxborough en un autobús de la SEPTA, y en el que el agresor también ocultó su rostro con una mascara.
El último tiroteo tuvo lugar el lunes por la noche, cerca de las 23.39 horas, en el andén oeste de la línea Market-Frankford, en el cruce de las calles 15 y Market. A su llegada, las fuerzas policiales no encontraron rastro del tirador. Posteriormente, la policía de la SEPTA difundió la imagen de un sospechoso buscado en relación con el tiroteo.
Según los testigos, en el momento del tiroteo había en el andén numerosos jóvenes, de entre 20 y 25 años aproximadamente, que mostraban un comportamiento indisciplinado. La escena se intensificó rápidamente, con conflictos verbales, amenazas de altercados físicos y, finalmente, el disparo de un arma de fuego.
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