NUEVA YORK — Era una tarde nublada en la ciudad cuando un hombre imponente caminó silenciosamente por el monumento del 11 de septiembre en la víspera del aniversario del mayor ataque terrorista que tuvo lugar en suelo estadounidense.
«No creo que podamos olvidar jamás… todavía tenemos que mantener vivo el recuerdo», dijo James Deboer, un agente especial supervisor de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) que ayudó con los esfuerzos de recuperación después del ataque.
Deboer, quien trabajaba como agente de aduanas en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles (LAX) en el momento de los ataques, recordó cuando recibió una llamada de su jefe para presentarse en el aeropuerto y «prepararse».
«No sabíamos lo que estaba pasando», dijo a The Epoch Times. «No sabíamos si la Costa Oeste iba a ser atacada».
Deboer, que nació y se crió en Brooklyn, dijo que aquella mañana fue agonizante, ya que no pudo comunicarse con sus dos hermanos, ambos policías de la ciudad de Nueva York.
Esa tarde se sintió aliviado al descubrir que todos los miembros de su familia estaban contabilizados. Deboer inmediatamente se ofreció como voluntario para regresar a la Gran Manzana y ayudar con el esfuerzo de recuperación, lo que dijo que era un «gran honor». Pero no todos fueron contabilizados. Dijo que perdió amigos cercanos ese día.
Ahora, 19 años después, Deboer dice que no puede evitar sentirse un poco triste al entrar al monumento y ver a tan poca gente allí, en la víspera del aniversario.
«Cada año parece ser cada vez menos y menos», dijo.
Deboer criticó los cambios en la ceremonia de este año, que no contará con la lectura en vivo habitual de los nombres de las víctimas del ataque debido a la pandemia. En cambio, la ceremonia contará con una pregrabación de la lectura.
«No creo que nunca se nos deba [restringir de] poder venir aquí y leer los nombres, con o sin COVID», dijo. “Creo que es importante que obtenga cobertura en los medios de comunicación para que las nuevas generaciones de personas, que no habían nacido o que eran demasiado jóvenes, no lo olviden.
«Es muy importante para mí que honremos a estas personas», dijo.
También dijo que es importante honrar a quienes murieron posteriormente de cáncer como consecuencia del ataque, agregando que se hace su examen físico cada año y que es uno de los afortunados que no ha experimentado ninguna enfermedad por ello.
Deboer recordó que después de los ataques, había una gran sensación de unión en Nueva York, y describió a muchas agencias diferentes trabajando juntas en una misión.
Durante sus dos meses trabajando en la zona cero, Deboer recuperó pruebas y cadáveres. Dijo que sus esfuerzos ayudaron a muchas familias a conocer la situación de sus seres queridos. Sin embargo, a menudo no pudieron encontrar un cuerpo, sino un anillo o una billetera.
«Hay muchas personas que no pudieron dar un entierro adecuado a sus seres queridos», dijo. «Eso fue duro».
Dijo que sentía un «gran sentido de orgullo» por «ayudar a que este lugar vuelva a funcionar».
“Es importante todos los años. No me importa si son 10 años, 20 años o 50 años”, agregó. «Nunca olvides lo que pasó».
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