Al menos 15 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron y varios de ellos fueron tomados como rehenes este lunes en un ataque talibán a un puesto de control en la provincia de Helmand, el principal bastión de los insurgentes en Afganistán.
«Los talibanes atacaron anoche una base del ejército en la zona de Wazir-Manda. En el ataque más de 15 personas fueron asesinadas», informó a Efe el funcionario del Consejo Provincial de Helmand Abdul Majid Akhundzada.
Los talibanes además «se llevaron a varios miembros del ejército heridos a un lugar desconocido», añadió.
El portavoz talibán Qari Yusuf Ahmadi reivindicó la responsabilidad del ataque con un mensaje en la red social Twitter.
«Anoche una base del ejército fue completamente invadida, 13 soldados murieron y 11 más fueron capturados vivos», publicó.
De acuerdo con el portavoz talibán Zabihullah Mujahid, el ataque fue cometido en respuesta a los supuestos ataques en la región de las fuerzas de seguridad afganas.
El ataque se produce al día siguiente de que los insurgentes advirtiesen que su comisión militar tomaría medidas contra las fuerzas de seguridad afganas si no detenían las operaciones a gran escala que llevan a cabo en el país, sobre todo en la provincia sureña de Kandahar y la nororiental Badakhshan.
Según los talibanes, estas operaciones militares son claras «violaciones» del acuerdo alcanzado con Estados Unidos, en el que los insurgentes se comprometieron a reducir drásticamente la violencia, sobre todo en las áreas urbanas, a cambio del compromiso estadounidense de retirar todas sus tropas de Afganistán en 14 meses.
El Ministerio de Defensa afgano informó hoy en un comunicado que al menos 110 combatientes talibanes murieron y 81 resultaron heridos en las últimas 24 horas en diferentes puntos de Afganistán.
La violencia aumentó drásticamente en los últimos días en todo el país después de meses de reducción tanto del Gobierno afgano como de los miembros talibanes, como parte de los esfuerzos para allanar el camino hacia la paz.
Las conversaciones de paz entre los insurgentes y Kabul comenzaron el pasado 12 de septiembre en la ciudad de Doha y durante los seis meses de diálogo, ninguna de las dos partes ha logrado avances importantes.
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