El alcalde de Nueva York, Eric Adams, anunció el martes una directiva inmediata que detalla los protocolos para retirar y tratar a los enfermos mentales de las calles y el metro de la ciudad.
«Si una enfermedad mental grave está provocando que alguien esté desamparado y sea un peligro para sí mismo, tenemos la obligación moral de conseguir el tratamiento y la atención que necesita», dijo Adams, un demócrata, en un discurso en el que se describen las expectativas de la ciudad para que los trabajadores de proximidad, la policía y el personal del hospital manejen a los enfermos mentales graves.
«Hoy nos embarcamos en una estrategia a largo plazo para ayudar a más personas que sufren enfermedades mentales graves y no tratadas a encontrar el camino hacia el tratamiento y la recuperación», continuó.
El nuevo protocolo de la ciudad para tratar a los enfermos mentales sin hogar comenzaría con un efecto inmediato y exigiría a los trabajadores de divulgación «acciones más profundas y un compromiso más intenso», y Adams señaló que el protocolo ya está publicado en internet (pdf) y los trabajadores ya están recibiendo formación.
«No podemos seguir negando la realidad de que la psicosis no tratada puede ser una afección cruel y que lo consume todo, que a menudo requiere una intervención involuntaria, un tratamiento médico supervisado y cuidados a largo plazo», añadió. «Cambiaremos la cultura de arriba a abajo y tomaremos todas las medidas para que reciban atención quienes la necesitan».
Intervención involuntaria
Adams dijo que el «primer trabajo» era dejar «universalmente» claro a los trabajadores de proximidad, a los trabajadores de los hospitales y a la policía que la ley de Nueva York ya «nos permite intervenir cuando la enfermedad mental impide a una persona satisfacer sus necesidades humanas básicas, haciendo que sea un peligro para sí misma».
El alcalde dijo que había sido un malentendido común que la intervención involuntaria solo es legal si la persona es violenta, suicida o presenta un riesgo de daño inminente.
«Hay que acabar con este mito», dijo Adams. «En adelante, haremos todo lo posible para ayudar a quienes padecen enfermedades mentales y cuya enfermedad los pone en peligro al impedirles satisfacer sus necesidades humanas básicas».
Adams subrayó que los trabajadores de proximidad, el personal del hospital y la policía harían todo lo posible para persuadir a quienes se designe como enfermos mentales graves para que acepten voluntariamente los «servicios». Pero que se intervendría de forma involuntaria si la persona no puede «superar el desconocimiento de su propia enfermedad».
La ciudad pondrá en marcha una línea de atención telefónica con personal clínico que orientará a los oficiales de policía cuando se encuentren con una persona sin hogar en crisis. El agente podrá utilizar la línea de atención para describir lo que está viendo a un médico antes de que éste decida retirar a la persona y trasladarla a un hospital para su evaluación.
Esta siguiente fase del plan de la ciudad se produce tras consultar a personas sin hogar, a expertos que participan en la evaluación y la atención de personas en crisis psiquiátrica y a funcionarios estatales, dijo Adams.
«Mi administración está decidida a hacer más para ayudar a las personas con enfermedades mentales, especialmente a aquellas con trastornos psicóticos no tratados que suponen un riesgo de daño para sí mismas, incluso si no son una amenaza inminente para el público», dijo.
Agenda legislativa
Adams expuso una agenda legislativa de 11 puntos que «apunta a las lagunas» de la ley estatal que, según su oficina, dificulta que la ciudad ayude a «sus residentes más vulnerables con enfermedades mentales graves».
Parte de la agenda legislativa consistirá en reformar las leyes existentes para garantizar que los médicos no decidan dar de alta a un paciente psiquiátrico solo porque ya no muestra el comportamiento preocupante que lo llevó al hospital.
«Con demasiada frecuencia, una persona entra en el hospital en crisis y se le da de alta prematuramente porque su comportamiento actual ya no es tan alarmante como lo era cuando ingresó», dijo Adams. «La ley debería exigir a los evaluadores del hospital que tengan en cuenta no solo cómo actúa el paciente en el momento de la evaluación, sino también su historial de tratamiento, su comportamiento reciente en la comunidad y si está preparado para seguir un tratamiento ambulatorio».
Adams también quiere ampliar los tipos de trabajadores de la salud mental con licencia que realizarían estas evaluaciones para liberar a los psiquiatras y que puedan «dedicar más tiempo a proporcionar atención médica directamente a los pacientes».
Adams dijo que los neoyorquinos esperan que la ciudad ayude a los enfermos mentales sin hogar que se encuentran en sus calles y en el metro.
«La propia naturaleza de sus enfermedades les impide darse cuenta de que necesitan intervención y apoyo. Sin esa intervención, siguen perdidos y aislados de la sociedad, atormentados por los delirios y el pensamiento desordenado», dijo Adams.
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