WASHINGTON—Es cada vez más fuerte el ruido proteccionista que viene de Alemania. Berlín planea tratar con dureza a las inversiones chinas, bajando significativamente el mínimo para intervenir en las adquisiciones.
El gobierno de la canciller Angela Merkel, al igual que la administración de Trump, se prepara para expandir sus atribuciones para bloquear contratos extranjeros que amenacen a la seguridad nacional.
El ministro de economía de Alemania, Peter Altmaier, contó al periódico Die Welt que bajar el mínimo era necesario para vigilar «más adquisiciones en sectores delicados de la economía».
Con la actual legislación, Berlín puede vetar la venta a un inversor fuera de la Unión Europea si supera el 25% del patrimonio de una compañía. El gobierno quiere ahora bajar ese mínimo al 15%.
«Queremos ver mucho más de cerca a las compañías, en el sector de defensa y en infraestructuras críticas, y ciertas otras tecnologías civiles relevantes a la seguridad, tal como la seguridad en tecnologías de la información».
Afirmó que Berlín no desea bloquear las inversiones extranjeras en el país, sino más bien entender a los compradores extranjeros y sus motivos.
La propuesta para enmendar la Regulación de Pagos y Comercio Extranjero de Alemania ha sido enviada a varios ministerios. Una ley que le da al gobierno más poder podría entrar en efecto este año, según Die Welt.
«Por supuesto queremos que las empresas sigan invirtiendo en Alemania», dijo Altmaier. «Pero también tenemos el deber de proteger los intereses de la seguridad y el orden público».
Esta acción de Alemania pone principalmente en el blanco a los inversores chinos, ya que a los funcionarios les preocupa que el interés de China en las compañías europeas sea un medio de hacerse de conocimiento y tecnologías clave».
«Un componente clave de su estrategia ha sido salir a los mercados internacionales e intentar adquirir empresas o tecnologías, a menudo haciendo que empresas financiadas por el Estado, o que son propiedad del Estado, compren esas entidades», dice Stephen Ezell, vicepresidente de la Fundación Información de Tecnología e Innovación, un centro de estudios de Estados Unidos.
«[Ellos usan] la fachada de transacciones comerciales, cuando en realidad, en muchos casos, se trata de una inversión extranjera llevada a cabo por el Estado, el cual busca capturar empresas, industrias o tecnologías extranjeras críticas».
El apetito de China por Alemania
China ha estado comprando compañías por toda Europa, invirtiendo casi 30.000 millones de euros el año pasado, según un informe del Grupo Rhodium y el Instituto Mercator para Estudios de China.
El régimen chino juega un rol clave en estas adquisiciones. La fracción que representa a las entidades estatales en el total de inversiones chinas en Europa, saltó del 35 por ciento en 2016 al 68 por ciento en 2017, según el informe.
Alemania, Francia y el Reino Unido son los países más atractivos para los inversores chinos, totalizando un 75 por ciento del total de la inversión china en Europa.
Sin embargo, la inversión directa extranjera de China en compañías alemanas cayó significativamente, de 11.000 millones de euros en 2016 a 1800 millones de euros en 2017, en parte debido a los retrasos regulatorios de Alemania.
En los últimos dos años han surgido preocupaciones sobre los inversores extranjeros, lo cual ha causado que el gobierno alemán endurezca su poder revisor y de veto. Sin embargo la significativa caída de inversiones chinas podría estar también relacionada con el proceso de las grandes adquisiciones, dice el informe, y agrega que Alemania sigue siendo el destino favorito para las inversiones chinas.
Elevando el sentimiento proteccionista
El sentimiento proteccionista ha empezado a crecer en Alemania, luego de que en 2016 el fabricante de electrodomésticos Midea Group Co. adquiriera Kuka AG, un fabricante de robots alemán. El controvertido trato plantó la duda de que China pudiera estar comprando tecnologías de punta, estratégicamente importantes para la economía alemana. Esta compra provocó el bloqueo de un trato similar que involucraba la adquisición con fondos chinos del fabricante de chips alemán Aixtron.
Recientemente, el gobierno de Merkel votó bloquear a una empresa china para frenar la potencial adquisición de Leifeld Metal Spinning, una tienda del fabricante alemán de herramientas de máquina, crucial para las industrias aeroespacial y nuclear.
La dura postura de Alemania es parte de una reacción global contra las inversiones chinas.
El Reino Unido también reveló en julio una política de 120 páginas para aumentar la capacidad del gobierno para impedir adquisiciones extranjeras de activos británicos que conciernen a la seguridad nacional. Según el Financial Times, la movida pone en la mira principalmente a inversores chinos y rusos.
China 2025
El régimen chino reveló los planos para su “Made in China 2025” hace tres años. En él, anunció el objetivo de lograr el dominio en 10 industrias de alta tecnología, como tecnología de la información avanzada, robótica, aviación y vehículos con nuevas energías.
Para lograr sus ambiciones económicas, el régimen ha recurrido a varias tácticas, como el espionaje industrial, el ciber robo, forzar capitales conjuntos a cambio de acceso al mercado y adquirir empresas extranjeras para hacerse de tecnologías delicadas.
Según un informe del Consejo de Relaciones Extranjeras (CRE), los legisladores chinos han «estudiado diligentemente» la iniciativa «Industria 4.0» de Alemania que quiere transformar al país en una usina de alta tecnología.
«No obstante, la intención de China a través de su Made in China 2025 no es tanto unirse a las filas de economías de alta tecnología como Alemania, Estados Unidos, Corea del Sur y Japón, sino más bien reemplazarlas», se lee en el informe del CRE.
Made in China 2025 delinea los objetivos para alcanzar un 70 por ciento de «autosuficiencia» en componentes clave y materiales básicos de industrias de alta tecnología para 2025.
«Eso podría devastar países como Corea del Sur y Alemania, donde los sectores de alta tecnología constituyen una gran parte de la exportación y producción industrial», nota el reporte.
Estados Unidos ajusta su escrutinio
Para abordar las amenazas de las inversiones chinas en Estados Unidos, los legisladores aprobaron recientemente una propuesta de ley bipartidaria. La nueva legislación busca reformar el control y la autoridad del Comité para la Inversión Extranjera en Estados Unidos (CFIUS), el comité interagencia responsable de considerar las amenazas a la seguridad nacional de cierto tipo de inversión extranjera.
La nueva propuesta de ley es un paso importante, ya que le permitirá al gobierno de EE. UU. investigar un rango mayor de transacciones. El presidente Donald Trump le pidió al Congreso que promulgue rápido la ley.
La nueva legislación, el Acta de Modernización para la Revisión de Riesgo de Inversión extranjera, fortalece al CFIUS al aumentar el número de transacciones que caen bajo su autoridad revisora. Le permite al comité auditar tratos que involucran la transferencia de no solo participaciones con mayoría de control, sino también intereses minoritarios en compañías que tratan con infraestructura o tecnologías críticas.
Según Ezell, hay una acción coordinada entre países para revisar las inversiones chinas más de cerca.
«Es apropiado que países como Estados Unidos, Alemania y otros estén empleando un proceso de filtrado mucho más riguroso para entender de verdad quiénes son los inversores detrás de estos contratos de adquisición propuestos», agregó.
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