Hay muchas pruebas de que las personas que se han recuperado de la COVID-19 tienen protección contra la reinfección, dijo la representante Diana Harshbarger (R-Tenn.).
«Hay amplios estudios científicos que demuestran que la inmunidad natural es absolutamente una de las mejores cosas que se pueden tener, y algunos estudios muestran incluso que es más eficaz [que la vacunación]», dijo Harshbarger durante una reciente aparición en el programa «Capitol Report» de NTD.
La inmunidad natural se refiere a los anticuerpos posteriores a la recuperación que evitan que las personas vuelvan a infectarse con el virus del PCCh (Partido Comunista Chino), causante de la COVID-19.
Múltiples estudios han indicado que la inmunidad natural entre los antiguos pacientes de COVID-19 es fuerte y similar o superior a la protección que ofrecen las vacunas contra la COVID-19. Algunos expertos han presionado para que las autoridades sanitarias federales tengan en cuenta la inmunidad natural a la hora de emitir recomendaciones y normas. Pero las autoridades federales recomiendan actualmente que prácticamente todo el mundo se vacune, incluidas las personas que han superado la enfermedad, argumentando que la fuerte protección es aún mayor cuando esas personas se vacunan.
Sin embargo, Harshbarger afirma que muchos estadounidenses se oponen a vacunarse, al tiempo que señala que la inmunidad natural contra otras enfermedades se acepta como alternativa a la vacunación.
Ella y otros 10 miembros de la Cámara de Representantes presentaron a finales de la semana pasada la «Ley de la Inmunidad Natural es Real», que acompaña a un proyecto de ley del Senado de los senadores Mike Lee (R-Utah), Tommy Tuberville (R-Ala.), Mike Braun (R-Ind.) y Dan Sullivan (R-Alaska).
Requeriría que las agencias federales «reconozcan, acepten y se comprometan a presentar con veracidad la inmunidad natural a la COVID-19 en virtud de la promulgación de ciertas regulaciones».
Los congresistas han propuesto el proyecto de ley mientras la administración del presidente Joe Biden trabaja en la finalización de una normativa que obligaría a las empresas privadas con más de 100 empleados a obligar a presentar una prueba de vacunación contra la COVID-19 o a hacer que los miembros del personal se sometan a pruebas semanales para detectar la enfermedad.
No existe una opción de exclusión en el caso de la inmunidad natural.
Ya existen otras órdenes a nivel federal, estatal y local que han llevado a algunos estadounidenses a perder sus empleos.
«He leído algunos de los estudios que muestran que la inmunidad natural, en muchos aspectos, puede ser más eficaz. Y sé que hay un estudio que muestra que el porcentaje de protección es incluso mejor que dos dosis de la vacuna, en algunos casos. Hay muchos datos científicos que lo demuestran. Piense en ello. Tenemos inmunidad contra el sarampión, y la viruela, y lo aceptan. ¿Por qué no lo hacen para el COVID?», dijo Harshbarger, farmacéutico autorizado desde 1987.
«Demasiados dirigentes médicos se niegan a reconocer públicamente lo que los datos abrumadores ya han demostrado: la protección que ofrecen los individuos con inmunidad natural es real, sólida y duradera», añadió el representante Daniel Webster (R-Fla.) en una declaración escrita. «Negar la ciencia solo contribuye a la confusión, la desinformación y la desconfianza existentes entre el pueblo estadounidense. Este proyecto de ley ayuda a restablecer la confianza y la fe en el sistema de salud pública, al tiempo que mantiene nuestra lucha contra la COVID-19».
Los otros copatrocinadores son los representantes Jeff Van Drew (R-N.J.), Chris Stewart (R-Utah), Bill Posey (R-Fla.), Mary Miller (R-Ind.), Mariannette Miller-Meeks (R-Iowa), Dan Bishop (R-N.C.), Mo Brooks (R-Ala.), Madison Cawthorn (R-N.C.) y Chip Roy (R-Texas).
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