Los médicos e investigadores saben desde hace mucho tiempo que el consumo excesivo de alcohol (incluidas las grandes juergas) y el embarazo son una combinación potencialmente tóxica, pero no establecieron cuántas bebidas, si es que hay alguna, podrían ser seguras. Un estudio reciente bajó el listón y encontró efectos negativos de la exposición fetal al alcohol en umbrales más bajos de lo demostrado anteriormente.
Las principales organizaciones médicas de Estados Unidos, como la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos, la Academia Americana de Médicos de Familia y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que las mujeres eviten por completo el consumo de alcohol durante todas las etapas del embarazo.
La recomendación de evitar el alcohol durante el embarazo se debe en gran medida a la relación entre el consumo excesivo de alcohol y los trastornos del espectro alcohólico fetal —una amplia gama de trastornos del desarrollo que pueden ser físicos, conductuales, intelectuales o una combinación de ambos, según los CDC. La AAP también señaló que la exposición prenatal al alcohol es la principal causa de problemas de aprendizaje en los niños. Estos efectos negativos pueden variar en gravedad y durar toda la vida.
Dado que no se estableció de forma definitiva si el consumo de alcohol es «seguro» durante el embarazo, la comunidad médica optó por un enfoque prudente, del tipo: «Más vale prevenir que curar». El Dr. Paul Daidone, especialista en medicina de las adicciones, declaró a The Epoch Times: «Teniendo en cuenta los riesgos potenciales y que no se conoce ningún nivel de consumo de alcohol completamente seguro, es mejor no beber en absoluto durante el embarazo para dar a su bebé las mejores oportunidades en la vida».
Sin embargo, cuando se trata de establecer el daño causado por el consumo leve o moderado de alcohol durante el embarazo, la investigación evidencia ser más escasa, y las pruebas de efectos adversos son más difíciles de precisar, escribió la Dra. Robyn Horsager-Boehrer, en el Medblog del UT Southwestern Medical Center.
Un estudio danés de 2012 examinó a 1533 niños de 5 años cuyas madres proporcionaron datos sobre el consumo de alcohol durante el embarazo. Los niveles de consumo de alcohol se clasificaron en 0, 1-4, 5-8 y 9 ó más bebidas a la semana. Las habilidades grafomotoras de los niños (control motor fino y habilidades perceptivas necesarias para escribir a mano) se midieron mediante la «Prueba de habilidad intelectual que consistía en dibujar para niños, adolescentes y adultos (DAP)». Los investigadores concluyeron que «este estudio demostró una disminución del rendimiento en el DAP en niños de 5 años que estuvieron expuestos prenatalmente a nueve o más bebidas alcohólicas por semana y cuyas madres experimentaron episodios de estado de embriaguez durante los primeros meses de gestación».
Estudios más recientes observaron efectos adversos incluso con un consumo de alcohol de bajo a moderado. La edición de enero de 2021 de la revista American Journal of Obstetrics and Gynecology publicó un estudio que descubrió que el riesgo de aborto espontáneo aumenta con cada semana adicional de exposición al alcohol durante el primer trimestre del embarazo, «incluso a niveles bajos de consumo».
Otro estudio elaborado por investigadores del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Nuevo México examinó los efectos más sutiles del consumo bajo o moderado de alcohol, así como de los atracones (definidos como cuatro o más bebidas en una sola ocasión) sobre el feto en desarrollo. Ambos efectos se asociaron a una menor duración del parto y de la gestación.
Un estudio australiano de 415 niños halló una asociación entre la exposición prenatal al alcohol y el desarrollo craneofacial en «casi cualquier nivel» de consumo. Aunque la importancia a largo plazo de estos resultados es incierta, «apoyan la conclusión de que para las mujeres que están o pueden quedar en estado de embarazo, evitar el alcohol es la opción más segura».
Alrededor del 14 por ciento de las mujeres de Estados Unidos beben algo de alcohol durante el embarazo, a pesar de los constantes mensajes que instan a la abstinencia. El Dr. Daidone sugiere que las mujeres embarazadas busquen un grupo de apoyo para evitar el alcohol durante el embarazo. Y añade: “Crear un entorno en el que los seres queridos participen activamente para garantizar que las mujeres embarazadas no beban. ¡Esto fomentará el cumplimiento de las reglas establecidas, ya que nadie quiere quedarse solo en este caso!.
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