Mientras el mundo espera expectante y con ansiedad la próxima cumbre entre el presidente Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong Un, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-In, ha enviado señales contradictorias a Estados Unidos. Ahora se han planteado dudas sobre si la administración de tendencia izquierdista de Moon está comprometida con mantener las tropas estadounidenses en la península coreana, y apoyar los esfuerzos de Estados Unidos para desarmar al régimen nuclearizado de Kim.
La controversia comenzó la semana pasada cuando Moon Chung-In, profesor de la Universidad de Yonsei y asesor especial del presidente surcoreano para Asuntos de Unificación, Relaciones Exteriores y Seguridad Nacional, publicó un artículo en ‘Foreign Affairs’ en el que exponía que las fuerzas militares de Estados Unidos en Corea del Sur probablemente ya no serían necesarias una vez que se firmara un tratado de paz.
La presencia militar de Estados Unidos es un tema muy delicado tanto para la política interna de Corea del Sur como para su alianza con Estados Unidos. Mientras que un segmento significativo de la izquierda de Corea del Sur desea su reducción o remoción, el presidente Moon Jae-In, que pertenece a un partido de izquierda, continúa apoyando públicamente la presencia de tropas estadounidenses en el país.
El alboroto por el artículo fue tal, que Moon Chung-In de inmediato se retractó de la declaración y dijo que todavía apoya la presencia de las tropas estadounidenses. La Casa Azul de Corea del Sur también tuvo que enviar a su asesor de seguridad nacional Chung Eui-Yong a Estados Unidos, quien se reunió con su homólogo estadounidense, John Bolton, el 4 de mayo, y rechazó públicamente las conversaciones sobre una posible reducción de las tropas estadounidenses.
La visita de Chung, sin embargo, coincidió irónicamente con un viaje de Moon Chung-In a Estados Unidos. A pesar de insistir en que no habla a nombre oficial, ni representa los puntos de vista de la Casa Azul, el título que ostenta como «asesor especial» del presidente, y el hecho de que sea un amigo cercano, significa que sus discursos en Estados Unidos fueron seguidos de cerca por los medios de comunicación coreanos e internacionales.
En un foro celebrado el 4 de mayo en el Consejo Atlántico en Washington D.C., Moon volvió a pregonar la retórica partidista y advirtió que está en Trump la responsabilidad de hacer que la próxima reunión con el dictador norcoreano Kim Jong-Un «funcione».
«Si el presidente Trump no logra que la cumbre sea un éxito, las relaciones intercoreanas volverán a su posición original», dijo Moon Chung-In. «Espero que el Presidente [Trump] consiga que la cumbre sea un éxito para que podamos ir juntos hacia la paz, la estabilidad y la prosperidad en la península coreana».
Los comentarios de Moon contrastan con la postura diplomática oficial de Corea del Sur que apoya la posición de Estados Unidos de que Corea del Norte debe comprometerse primero con la desnuclearización para que se concrete un tratado de paz.
«La paz y la estabilidad en Asia oriental dependen de la completa desnuclearización de Corea del Norte. Esperamos que la cumbre entre Estados Unidos y Corea del Norte sea un paso concreto hacia esa aspiración», dijo Cho Yoon-je, embajador de Corea del Sur en Estados Unidos, el 7 de mayo, en un evento en el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en Washington.
Los observadores dicen que la declaración de Moon es indicativa de los puntos de vista de muchos de la izquierda política en Corea del Sur que minimizan la agresión del régimen norcoreano, mientras que al mismo tiempo consideran la alianza con EE. UU. como un obstáculo en el intento del país de reconciliarse con el Norte.
«Obviamente, el Prof. Moon está poniendo la presión de volver a apoyar a Kim Jong Un, mientras el dictador miente, y a la vez continúa en su revisión de la postura nuclear de Trump; es decir, Trump debería darle a Kim lo que le pida, de lo contrario la cumbre será un fracaso y Kim regresará a sus viejas formas «paranoicas» de amenazar con una guerra nuclear», dijo Sung-Yoon Lee, profesor de Estudios Coreanos en la Facultad de Derecho y Diplomacia Fletcher, de la Universidad de Tufts.
Moon Chung-In, quien es abiertamente una voz de la izquierda política de Corea del Sur, no es ajeno a la controversia, y en varias ocasiones ha encendido revuelo con comentarios hechos en Estados Unidos. En junio de 2017, por ejemplo, sugirió que un portaaviones estadounidense debería «mantenerse alejado» de la península coreana para reducir la tensión con el régimen norcoreano de Kim.
El título de «asesor especial» de Moon para el presidente, es un cargo honorífico que no tiene ningún rango oficial y que no recibe ningún pago del gobierno, excepto por sus gastos de viaje. Aun así, los observadores cuestionan si el nombramiento de un asesor tan controvertido por parte del presidente Moon Jae-In, es una señal política que la Casa Azul desea enviar.
«Si sigue ocupando el cargo de asesor principal del presidente, yo lo vería de esa forma», dijo Víctor Cha, experto coreano del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, en respuesta a una pregunta sobre si el controvertido profesor habla realmente en nombre del presidente Moon.
Diplomáticos y planificadores militares estadounidenses, como el secretario de Defensa James Mattis, han dicho repetidamente que «no existe división» entre Estados Unidos y Corea del Sur, y que la alianza de seguridad entre ambos países en base a un tratado de defensa mutua firmado en 1953, sigue siendo fuerte.
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