El régimen de Nicaragua liberó este martes a un grupo de presos políticos bajo una polémica Ley de Amnistía, aprobada el pasado sábado por la mayoría sandinista de la Asamblea Nacional (Parlamento), entre ellos a los periodistas Miguel Mora y Lucía Pineda.
Entre los liberados también se encuentran los dirigentes campesinos Medardo Mairena, Pedro Mena y Orlando Icabalceta, a quienes un juez afín al presidente del país, Daniel Ortega, había condenado a 216, 210 y 159 años de prisión, respectivamente.
Además, a los líderes estudiantiles Edwin Carcache, Amaya Eva Coppens, Nairobi Olivas y Kevin Espinoza; a la líder de los comerciantes Irlanda Jérez; el dirigente opositor Cristhian Fajardo; Ricardo Baltodano, hermano de la antigua comandante guerrillera sandinista y ahora opositora Mónica Baltodano, entre otros.
Los presos políticos fueron trasladados a sus casas esta madrugada en vehículos del Sistema Penitenciario Nacional, en compañía de un delegado del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).
Cada uno fue recibido por sus familiares en ambientes festivos, en algunos casos con música tradicional nicaragüense o símbolos religiosos, pero siempre con banderas de Nicaragua, globos blanquiazules y el himno nacional del país, que las autoridades consideran subversivos.
Entre las primeras cosas que hicieron los recién liberados fue denunciar las torturas que vieron y vivieron durante meses, dentro de las cárceles de Nicaragua.
«En el Sistema Penitenciario se tortura a los presos comunes y a los presos políticos (…) el sistema está mal, está corrupto, está hecho para castigar inmisericordemente (…) la cabeza, los mandos intermedios, tienen una lógica de tortura, de agarrar al reo al punto de querer quebrantarlo moralmente», dijo el periodista Miguel Mora, quien permaneció 6 meses en prisión.
«Hoy mi convicción y mi lucha incluye a los privados de libertad en Nicaragua, no más torturas, queremos un trato humano, que dejen de humillar a los familiares que llegan a visitar a estas personas», dijo el líder estudiantil Edwin Carcache, en medio de la fiesta espontánea por su liberación en un barrio popular del suroeste de Managua.
Carcache, quien pasó 9 meses tras las rejas, también rechazó la Ley de Amnistía, y dijo que es un «circo de la dictadura», como identificó al régimen de Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
«Yo no he cometido ningún crimen para que me vengan a beneficiar con una Ley de Amnistía», dijo el estudiante, quien advirtió que volverá a protestar contra Ortega y lo retó a «que se atreva» a volver a encarcelarlo sin que haya cometido delito.
«Aquí no queremos dictadores, hay que seguir luchando (…) ninguna ley nos va a calmar, queremos libertad de prensa, libertad ciudadana, el color de nuestra bandera precisamente significa libertad», sostuvo Carcache.
Por su parte, el líder opositor Yubrank Suazo gritó «¡Viva Nicaragua libre!». En 2018 Suazo declaró a Masaya «territorio libre del dictador», y hoy fue recibido como héroe en su ciudad, en el Pacífico de Nicaragua.
Suazo, quien pasó 9 meses en la cárcel, reclamó elecciones inmediatas, pues consideró que «Nicaragua necesita un cambio», y afirmó que Ortega «se equivocó» con la Ley de Amnistía, «porque nosotros nos mantenemos firmes».
Según el dirigente empresarial y miembro de la Alianza, Juan Sebastián Chamorro, unas 56 presos políticos fueron liberados hoy bajo la Ley de Amnistía, que señala que si los exconvictos vuelven a las protestas antigubernamentales, serán enjuiciados por los delitos que el régimen les anuló, entre ellos terrorismo.
Entre los presos políticos más conocidos, que fueron liberados esta mañana, también están los campesinos Medardo Mairena y Freddy Navas, la activista comerciante Irlanda Jerez, el dirigente opositor Yubrank Suazo y los jóvenes afrodescendientes inculpados por la muerte de un periodista Glen Slate y Brandon Lovo.
También están el líder estudiantil Nairobi Olivas, la estudiante de doble nacionalidad nicaragüense y belga Amaya Eva Coppens, el dirigente opositor Cristhian Fajardo y el docente Ricardo Baltodano, hermano de la comandante exguerrillera sandinista y opositora Mónica Baltodano.
La crisis de Nicaragua ha dejado al menos 325 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), aunque organismos locales elevan la cifra a 594, y el régimen reconoce 199.
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