La decisión del presidente argentino, Javier Milei, de reducir la edad legal para la tenencia de armas de 21 a 18 años ha cosechado el apoyo de la opinión pública. Muchos ciudadanos afirman que un mayor acceso de los civiles a las armas de fuego llega en el momento oportuno para quienes viven en calles azotadas por la delincuencia y puede ser señal de un cambio en la actitud del país hacia la posesión de armas.
Desde 2007, Argentina se ha centrado en el desarme civil voluntario, algo que, según muchos argentinos, ha ayudado más a los delincuentes que a nadie.
Fabián Calle, miembro de la administración del expresidente Mauricio Macri, dijo a The Epoch Times que los argentinos no se escandalizaron cuando Milei redujo la edad para la tenencia legal de armas de fuego. Dijo que mucha gente en Buenos Aires ya lleva armas debido a los altos índices de delitos violentos.
«La gente en Buenos Aires acata la ley del más fuerte en las calles», dijo Calle.
Los reportes de los medios de comunicación locales en 2024 señalaban picos en los homicidios, robos y hurtos en Buenos Aires.
Esto contradice las cifras oficiales publicadas en agosto, que informaban de un descenso del 4,4% en los índices nacionales de homicidios en el primer semestre de 2024.
Blandos con la delincuencia
Algunos argentinos no se sienten seguros caminando por Buenos Aires, una ciudad que ha sido testigo de un aumento de la pobreza y de los campamentos de indigentes en los últimos años.
La relación entre la pobreza y la delincuencia se ha estudiado en profundidad, y hay pruebas recientes que sugieren que disponer de menos recursos económicos puede influir en el comportamiento delictivo o desencadenarlo.
El alto desempleo, la inflación desenfrenada y la pobreza prevalecieron bajo el gobierno del presidente Alberto Fernández, durante la cual los niveles de pobreza superaron el 40% en algunas partes del país.
Es una situación que el gobierno de Milei sigue trabajando para abordar en medio de una amplia reforma económica que ya ha recortado miles de puestos de trabajo en el gobierno y el gasto estatal en un 30 por ciento.
En diciembre, el Ministerio de Capital Humano de Argentina declaró que los niveles nacionales de pobreza se habían reducido al 49.9 por ciento desde el 54.9 por ciento del primer trimestre de 2024. El organismo atribuyó el alto índice de pobreza a «la crisis que dejó el modelo económico inflacionario de la gestión anterior».
«Ahora hay que estar alerta más a menudo, hay tanta gente acampando en las calles», dijo Lucilla Martínez, residente de Buenos Aires, a The Epoch Times. «Incluso en las zonas turísticas, ellos [los indigentes] pueden ser agresivos o empezar a gritar si no les das dinero».
Martínez cree que la actitud del público hacia la posesión de armas de fuego se está alejando de la noción de que menos armas equivale a menos delitos con armas, una ideología que fue promovida por la anterior administración.
Gran parte de este cambio tiene que ver con que los residentes se sienten menos seguros fuera de sus casas, según Martinez. Dijo que solía caminar las últimas manzanas desde la parada de metro hasta su trabajo en Palermo, pero que ahora toma un taxi el resto del camino.
«Simplemente no me siento segura, ni siquiera en algunos lugares más bonitos. Tengo una amiga a la que robaron en la puerta de un restaurante y ni siquiera era tarde [por la noche]», dijo Martínez.
Ella cree que más gente querrá portar armas de fuego registradas ahora que hay menos estigma en torno al tema bajo el liderazgo de Milei.
«Mucha gente normal ya posee armas. No dicen nada o tienen miedo de conseguir una porque durante años los políticos nos han dicho que más armas significarán más delincuencia», afirma.
El crimen organizado es otro problema que va en aumento en Argentina. Esto se ejemplifica en la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe, que ha sido durante años un caldo de cultivo para la delincuencia violenta debido a su posición en la ruta internacional del contrabando de narcóticos.
Al mismo tiempo, Calle dijo que muchos jueces en Argentina son «blandos con los delincuentes», que no acaban pasando mucho tiempo en la cárcel debido a las lagunas del sistema legal.
«Tenemos una sociedad desarmada y desprotegida», dijo Calle, «pero tenemos delincuentes protegidos por los jueces».
Parte de ello se debe a la influencia del crimen organizado en el sistema judicial argentino. El Índice Global del Crimen Organizado afirma que los cárteles contratan a asesinos profesionales para asesinar a jueces y algunos «operan desde las cárceles y gozan de la protección de políticos, jueces y diputados».
En consecuencia, Calle dijo que Argentina tiene un número creciente de criminales protegidos por jueces que encuentran la forma de que pasen poco o ningún tiempo en la cárcel.
Otra razón por la que los argentinos apoyan la medida de Milei de reducir la edad de tenencia de armas es la naturaleza enrevesada de la ley vigente, según Calle. Señaló que antes se podía ir a la guerra a los 18 años, pero no se podía comprar un arma de fuego legal.
«En Argentina hay un montón de leyes sobre la edad que son confusas», dijo. «Los argentinos pueden votar desde los 16 años y pueden ir a la guerra a los 18 años. Así que puedes votar, pero no puedes ir a la guerra. Puedes ir a la guerra, pero no puedes tener un arma».
La reforma de las armas es algo que apasionó a Milei durante su campaña electoral, lo que le valió muchas críticas entre su oposición.
En una entrevista de 2022 , Milei dijo: «Estoy a favor de la libre portación de armas, definitivamente». Añadió que la prohibición de las armas no impide que los delincuentes las utilicen y que las «ganancias esperadas» por los delincuentes solo aumentarán y darán lugar a más delitos.
Mateo González, cordobés y estudiante universitario en la segunda ciudad más grande de Argentina, coincide con esta apreciación. Dijo a The Epoch Times que la delincuencia violenta en su ciudad natal ha empeorado desde 2019.
«Aquí hay muchos robos en comercios y viviendas. Empeoró cuando la inflación superó el 100 por ciento», dijo González.
Cuando se le preguntó cómo se siente acerca de poder comprar un arma de fuego legal ahora a los 20 años, González dijo que él y su familia están mucho más abiertos a la idea de la posesión de armas en estos días.
«Los delincuentes no tienen reparos en utilizar armas contra personas desarmadas. Tener un arma puede persuadir a los malos de ir a otro sitio», dijo.
Aunque está abierto a la idea de tener un arma de fuego, González dijo que probablemente la mantendrá en casa para proteger a su familia, y solo si ellos están de acuerdo.
«Esa fue una promesa que Milei hizo durante su campaña. Si los delincuentes pueden conseguir un arma muy rápidamente, entonces la gente buena también debería poder conseguir armas», dijo Calle.
Desarme voluntario
El enfoque liberal de Milei respecto a la tenencia de armas por parte de civiles en Argentina contrasta fuertemente con las iniciativas anteriores establecidas bajo el mandato de la expresidenta y vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Kirchner fue elegida primera mujer presidenta de Argentina en 2007, después de que su marido, Néstor Kirchner, ocupara el cargo desde 2003.
El mismo año en que fue elegida es cuando el Congreso aprobó la ley 26216, en la que los legisladores calificaron la posesión, compra y venta de armas de fuego de «emergencia nacional». La ley 26216 también aprobó un programa de recompra voluntaria de armas para civiles que mereció grandes elogios de las Naciones Unidas.
Entre 2007 y 2012, el estado compró un estimado de 160,531 armas de fuego a residentes que voluntariamente entregaron sus armas por dinero en efectivo, según un informe de las Naciones Unidas . El precio de un arma oscilaba entre 45 y 140 dólares, dependiendo del tipo de arma.
Algunos investigadores han señalado que el calendario del célebre programa de recompra de armas llegó en un momento muy conveniente para el partido peronista, que logró concentrar el poder en 2007.
En un artículo de 2008 publicado en la revista Journal of Democracy, los autores señalaron que, aunque las dos administraciones de los Kirchner siguieron siendo «plenamente democráticas», dos problemas clave aquejaban a la Argentina de entonces: una oposición política débil frente a la renovada fuerza del peronismo y unas instituciones federales igualmente tambaleantes.
Calle dijo que desde que Milei empezó a hablar de la «libre portación» de armas, los políticos de izquierda y sus partidarios han pintado un desenlace de caos y violencia en las calles.
Aclaró que solo los vendedores de armas autorizados o «armerías» podrán vender armas de fuego legales y que también hay verificaciones de antecedentes, requisitos de información personal y otros pasos necesarios para comprar un arma legal en Argentina.
«Los izquierdistas intentan vender que va a ser malo o perverso, desorden y gente corriendo con armas por las calles», dijo Calle.
La última vez que el partido peronista modificó las leyes argentinas sobre armas para incluir más vigilancia y restricciones fue en 1975. Una junta militar derrocó al gobierno electo y tomó el poder al año siguiente, promulgando más controles sobre las armas de fuego civiles.
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