Mientras las negociaciones para un alto el fuego en Gaza se tambalean, los combates y los ataques con cohetes no cesan.
Hezbolá e Israel han intercambiado importantes ataques en los dos últimos días.
El 20 de agosto, Hezbolá envió más de 200 proyectiles contra el norte de Israel y, al día siguiente, lanzó lo que los medios israelíes denominaron una salva «masiva» de 50 proyectiles contra viviendas particulares en los Altos del Golán, hiriendo al menos a una persona e incendiando una casa.
Israel respondió al primero con un ataque aéreo contra almacenes de armas de Hezbolá en el valle libanés de Bekaa la noche del 20 de agosto, según informaron al día siguiente las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF).
El ataque se produjo cerca de la ciudad de Baalbek, en el valle de la Bekaa, poblada principalmente por musulmanes chiíes de los que Hezbolá obtiene su apoyo. Según Hezbolá, el ataque causó un muerto y 19 heridos.
Las IDF también dijeron que un ataque aéreo israelí en Sidón, Líbano, mató a Khalil Hussein Khalil Al-Magdah, un terrorista que, con su hermano Mounir Al-Maqdah, dirige actividades terroristas y contrabandea armas en Cisjordania en nombre de Hezbolá y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica Iraní.
Por su parte, los ataques aéreos israelíes en Gaza causaron la muerte de al menos 50 palestinos en las últimas 24 horas, según informó el 21 de agosto el Ministerio de Sanidad, controlado por Hamás.
Las Fuerzas de Defensa de Israel dijeron que habían alcanzado unos 30 objetivos en toda la Franja de Gaza, incluidos túneles, bases de lanzamiento y un puesto de observación.
Las FDI mataron a «docenas» de combatientes armados y capturaron armas.
Y dijo que las fuerzas atacaron a terroristas de Hamás el 21 de agosto en lo que había sido un complejo escolar en la ciudad de Gaza, ahora utilizado como escondite de Hamás y base para planificar atentados.
Propuesta de alto el fuego
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, concluyó su visita a Medio Oriente el 21 de agosto sin haber logrado todavía un acuerdo de alto el fuego.
Blinken había calificado anteriormente esta ronda de negociaciones como «un momento decisivo, probablemente la mejor, tal vez la última oportunidad para traer a los rehenes a casa, conseguir un alto el fuego y poner a todos en un mejor camino hacia la paz y la seguridad duraderas».
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aceptó los términos propuestos por los mediadores de Estados Unidos, Qatar y Egipto.
Hamás, el grupo terrorista que controla Gaza desde 2006, no ha aceptado participar en esta ronda de conversaciones. Qatar y Egipto representaron sus intereses.
Netanyahu añadió una exigencia. Dijo que Israel no cedería el control del corredor Philadelphi, en la frontera egipcia de Gaza, para limitar la capacidad de rearme de Hamás.
Al parecer, Netanyahu dijo que podría haber conseguido convencer a Blinken, pero un funcionario estadounidense lo rebatió el 20 de agosto y calificó las declaraciones de Netanyahu de «no constructivas para conseguir que un acuerdo de alto el fuego cruzara la línea de meta».
Hablando con dos grupos israelíes —uno que representa a las víctimas de la guerra y otro compuesto por familiares de los rehenes de Gaza— Netanyahu también dijo el 20 de agosto que no necesariamente llegará a un acuerdo.
«Si hay un acuerdo, será uno que salvaguarde los intereses [israelíes] que he subrayado repetidamente, que es preservar los activos estratégicos de Israel», dijo Netanyahu a los grupos, según una declaración que los grupos publicaron.
El 21 de agosto, su oficina abordó la cuestión con una declaración pública.
«Israel insistirá en la consecución de todos sus objetivos para la guerra, tal y como han sido definidos por el Gabinete de Seguridad, incluido el de que Gaza nunca vuelva a constituir una amenaza para la seguridad de Israel. Esto requiere asegurar nuestra frontera sur», dijo su oficina.
Egipto aceptó no fijar un calendario para la retirada de los corredores como condición previa para un acuerdo de canje de rehenes por palestinos que Israel mantiene prisioneros, según informó un periódico libanés.
Israel sí aceptó reducir el número de soldados estacionados a lo largo del corredor para prepararse para una retirada posterior.
Israel sigue preparado para un ataque de Irán y sus aliados tras el ataque aéreo que acabó con la vida del principal comandante militar de Hezbolá en las afueras de Beirut el 30 de julio y el asesinato de Ismail Haniyeh, jefe de Hamás, en Teherán el 31 de julio.
Israel ha reivindicado el primer atentado, pero no el segundo.
Los dirigentes iraníes han jurado tomar represalias, pero hasta ahora no lo han hecho.
Se dice que están dando una oportunidad a la última ronda de negociaciones para un alto el fuego, mientras planean atacar si no se llega a un acuerdo.
Se teme una guerra más amplia si Irán lanza un ataque concertado, tal vez con la ayuda de apoderados como Hezbolá, Hamás y los rebeldes Houthi en Yemen.
En los últimos días, aviones israelíes llevaron a cabo un ejercicio de reabastecimiento en pleno vuelo, algo necesario para salidas de mucho mayor alcance que las que suelen realizar a Gaza o Líbano.
Se consideró una advertencia a Irán.
El 21 de agosto, el jefe saliente de la inteligencia militar israelí asumió personalmente la responsabilidad de los fallos de inteligencia que condujeron a la masacre de Hamás en Israel del 7 de octubre, que inició la guerra de Gaza.
«El fracaso del cuerpo de inteligencia fue culpa mía», dijo el general de división Aharon Haliva, un veterano militar de 38 años, en su ceremonia de dimisión.
Pidió una investigación nacional para estudiar y «comprender en profundidad» lo que condujo a la guerra.
Haliva anunció su dimisión en abril.
Con información de The Associated Press y Reuters.
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