Arrestan a una madre por reclamar a las autoridades chinas la vacuna que dejó discapacitada a su hija

Por ALEX WU
05 de octubre de 2020 11:00 AM Actualizado: 05 de octubre de 2020 11:00 AM

La tarde del 2 de octubre, He Fangmei, madre de un niña que fue inyectada con una vacuna defectuosa, salpicó con tinta las placas de las puertas de su gobierno local para expresar su frustración por la negativa de las autoridades a responsabilizar a los fabricantes de vacunas.

He vive en el condado de Hui, provincia de Henan, donde fue arrestada por la policía local bajo la sospecha de «buscar pelea y provocar problemas» y condenada a una detención administrativa de 10 días, que no se cumplió debido a su embarazo.

En el último decenio, varias empresas farmacéuticas de China —y las autoridades locales que hacen caso omiso— han sido objeto de críticas por administrar vacunas defectuosas a los niños que les provocan defectos de salud permanentes.

Los padres de los niños discapacitados han estado pidiendo a las autoridades gubernamentales que responsabilicen a los fabricantes y ayuden a sus hijos a recibir tratamiento y compensación. Sin embargo, las preocupaciones de los padres son ocultadas ya que las autoridades procuran reprimir la disidencia.

En 2018, la hija de He Fangmei recibió una vacuna Bio-Buper fabricada por el Instituto de Productos Biológicos de Wuhan, la cual le causó una discapacidad permanente. En su recorrido de búsqueda de justicia para su hija, He fue seguida y vigilada por la policía, arrestada y encarcelada por las autoridades locales.

Un medio de comunicación del régimen chino informó recientemente que la misma empresa farmacéutica está llevando a cabo ensayos para la vacuna COVID-19.

Ahora, con cinco meses de embarazo de su segundo hijo, la madre publicó en Twitter un video de ella protestando. He dijo que la policía local vigiló su puerta las 24 horas después de ser liberada de la cárcel y le impidió llevar a su hija a Beijing para recibir tratamiento médico. «¿Vale la pena un gobierno así?», cuestionó en el video.

Más tarde, en una entrevista con The Epoch Times, He dijo que inmediatamente después de salpicar la tinta, tres policías uniformados y uno de civil estuvieron siguiéndola. Un policía llamado Zhao Zhanli se acercó y le arrebató de las manos la pancarta de protesta que ella llevaba. También la amenazó de «ser sospechosa de insultar en la puerta del gobierno» y le ordenó «ven conmigo a la estación de policía ahora».

He Fangmei sostiene una pancarta para sensibilizar a las autoridades sobre las condiciones de salud de su hijo después de haber sido inyectado con una vacuna defectuosa. (Suministrado)

El video de Fangmei salpicando tinta, publicado en Twitter, atrajo la atención y el apoyo de muchos internautas. «Es demasiado esto de impedir que la gente busque tratamiento médico», dijeron algunos.

«¡Bien hecho! El gobierno no hace nada. Esto evitará la responsabilidad si algo sucede», escribió otro.

«Si no han hecho una petición para proteger sus derechos en este país, no conocen la oscuridad del sistema administrativo y judicial, no saben que seguirán golpeándose en un callejón sin salida a pesar de tener la razón. No saben que han estado viviendo en la mentira», se lee en otro posteo.

Los ciudadanos también expresaron su preocupación por la seguridad de He. Una hora después de la entrevista, The Epoch Times la contactó de nuevo, pero nadie respondió al teléfono.

El activista de bienestar público, Yang Zhanqing, publicó más tarde dos fotos de avisos oficiales en Twitter, mostrando que He Fangmei había sido arrestada y detenida por la policía de la ciudad de Huixian por «buscar y provocar problemas».

En la víspera del «Día Nacional» de China, el aniversario de la toma del país por parte del Partido Comunista, los padres de las víctimas de las vacunas protestaron frente a la oficina de la Comisión de Salud de Beijing y gritaron consignas.

Yang declaró que ahora es muy difícil para los padres entrar en Beijing y hacer una petición a las autoridades. Ellos también corren el riesgo de ser arrestados. Cada palabra que los padres gritan en Beijing es a costa de su libertad, dijo.

Con información de Wang Jing.


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