Los conservadores de EE.UU. y el entorno del presidente Donald Trump sacaron este viernes la artillería pesada frente al socialismo, al considerarlo como una «amenaza» mayor sobre la economía que el coronavirus, en un año en que el país celebra elecciones presidenciales en noviembre.
«El virus no va a hundir la economía de Estados Unidos, lo que va o puede hundir la economía de EE.UU. es el socialismo de nuestros amigos al otro lado del hemiciclo. Ese es el mayor miedo que tengo», expuso el principal asesor económico de la Casa Blanca, Larry Kudlow, en su intervención en la Conferencia Conservadora de Acción Política (CPAC, en inglés).
En ese sentido, Kudlow opinó que el proceso electoral de este año planteará una batalla en el país contra el socialismo.
Junto a él habló la hija y asesora presidencial, Ivanka Trump, que fue más allá en las críticas al socialismo y advirtió de que los problemas derivados de él se pueden ver incluso en «políticas menos a la izquierda».
Estas ideas se han repetido mucho durante el congreso, ya que ponente tras ponente, las palabras contra la izquierda progresista del Partido Demócrata y el socialismo han resonado en el auditorio de la mano de la mayoría de participantes.
No en vano la edición de este año de la CPAC, el congreso anual de los conservadores del país, que tiene lugar en el centro de convenciones Gaylord en el National Harbor (Maryland), ha sido bautizada como «Estados Unidos contra el Socialismo».
El jueves, el vicepresidente, Mike Pence, aseguró que «el socialismo ha fallado en todas partes, donde ha sido probado en todas las eras, en todos los continentes y con gente de toda clase. La libertad funciona».
A lo que añadió que no hace falta mirar fuera del continente para probarlo, ya que, indicó, «Venezuela fue una vez el segundo país más rico del hemisferio y después de más de una década de dictadura socialista casi 5 millones de personas de ese país han huido».
Una de las grandes estrellas entre la audiencia fue el político británico Nigel Farage, eurodiputado, quien invitó este viernes a los presentes a que apoyaran al senador izquierdista Bernie Sanders para ser el nominado demócrata en los comicios presidenciales, para así tener «4 años más de Donald Trump», e incluso recuperar la mayoría en la Cámara de Representantes.
El único de los platos fuertes de esta conferencia que no hizo mención a la izquierda progresista fue el secretario de Estado, Mike Pompeo, que en su discurso de hoy celebró que los más conservadores de EE.UU. nunca habían sido tan fuertes.
«¿Puede alguien en esta sala recordar un mejor momento para ser conservador en Estados Unidos?», preguntó retóricamente Pompeo, que acudió a la conferencia después de que los demócratas le reprocharan que apenas diera dos horas para testificar sobre Irán en el Congreso, pero que, en cambio, sacara tiempo para asistir a la CPAC.
El brote del coronavirus ha estado también muy presente en el evento, ya que si Pence llamaba ayer a la calma, el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Mick Mulvaney, aseguraba hoy que los periodistas estaban prestando mucha atención a este asunto, como una forma de intentar acabar con el presidente.
«La prensa está cubriendo el fraude del día porque creyeron que acabaría con el presidente. La razón por la que le están prestando tanta atención hoy es que piensan que esto tumbará al presidente, es todo de lo que va esto», dijo Mulvaney sobre el coronavirus.
La expansión del virus COVID-19 a lo largo de todo el globo fue usada por algunos ponentes de menor relevancia mediática para justificar una política fronteriza más restrictiva en EE.UU.
Mañana será el último día de la CPAC, en la que tiene previsto ofrecer un discurso Trump.
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