Un joven artista premiado que en el pasado fue ateo, ahora centra su obra en la fe: pintar los reinos celestiales y validar la existencia de lo divino. Sus impresionantes temas, que contrastan la virtud con el vicio, guían naturalmente a los espectadores hacia la bondad y el perdón.
Conozca a Loc Minh Duong, ilustrador digital nacido y criado en la ciudad vietnamita de Ho Chi Minh.
Duong se ha sentido atraído por el arte renacentista, especialmente por la pintura, desde sus años escolares. Seguir la tradición y defender la verdad son los temas centrales de su obra. Cree que los verdaderos artistas son capaces de inspirar en los demás un anhelo de bondad pura, y para lograrlo, los artistas deben ser conscientes de cómo influyen sus propios pensamientos en su arte.
«Los valores tradicionales no solo se reflejan en cómo aparece una obra de arte en la superficie, sino también en el proceso de creación de la obra», declaró a The Epoch Times.
Duong añade: «¿En qué piensan los artistas cuando crean sus obras? ¿Piensan en los beneficios que obtienen o piensan en cosas más significativas? ¿El mundo de sus obras hace que los espectadores se sientan más tranquilos? Un artista debe ser alguien a quien le guste cultivar la moralidad, porque cada pensamiento que tiene en la vida puede reflejarse en el cuadro, y el espectador puede sentir sus mundos interiores.
«La vida necesita aspirar a la prosperidad y la abundancia, pero el espíritu siempre necesita encontrar el camino de vuelta a los principios morales más básicos. Igual que una bella pintura— la expresión externa puede ser muy impresionante, pero la mente del artista debe estar en calma y vacía [de malos pensamientos]».
Forjando el camino
El interés de Duong por el mundo del arte creció en la escuela, cuando vio por primera vez un cuadro de «La Madonna Litta», del artista renacentista Leonardo da Vinci. Quedó fascinado por la obra maestra.
«En ese cuadro hay algo atractivo más allá de la belleza de la realidad— una realidad divina», afirma. «Desde entonces, siempre he admirado las pinturas renacentistas».
En la universidad, Duong eligió estudiar diseño de interiores y disfrutó mucho con las clases de arte. Fuera de las clases, trabajó como ayudante de un artista que le enseñó muchas cosas sobre arte. Tras graduarse en la universidad, Duong empezó su carrera en ilustración digital. Actualmente trabaja en el campo de la publicidad y se dedica sobre todo a la pintura digital.
Una de sus obras más famosas es el cuadro titulado «Inamovible», que recibió el premio «Humanidad y Cultura» en el Concurso de Pintura al Óleo NTD 2019.
El cuadro muestra a una niña decidida sentada inmóvil en meditación envuelta en una brillante luz dorada. El peligro inminente representado en forma de lobos feroces hambrientos no se abate sobre ella. La niña simboliza la fuerza desaprovechada y la compasión armonizadora que solo resplandecen si el corazón es inquebrantable y la voluntad resuelta al enfrentarse a las adversidades de la vida.
Duong dijo que la pintura ha recibido comentarios positivos de los espectadores de diferentes culturas, con la mayoría compartiendo que les da una «sensación de paz». Otros dijeron que sentían «buena energía» emanando del cuadro.
«Quizá sea ésa la misión del cuadro», afirma.
«Los dioses y budas realmente existen»
En otro tiempo un ateo declarado, Duong dice que solía ser uno de los innumerables que creen arrogantemente que Buda no era más que un «hombre sabio que creó una filosofía para una vida feliz».
Un día, mientras visitaba la biblioteca de un templo para recoger una película para un amigo, experimentó algo que le hizo cuestionarse la existencia de Dios.
«Cuando buscaba la película en la biblioteca, una pila de discos DVD cayó de repente sobre mi cabeza y sonaron las risas de mucha gente, a pesar de que no había demasiada gente en la biblioteca», dijo. «En ese momento, surgió una pregunta en mi mente: ‘¿Dios es real?».
Recordando cómo los conceptos tóxicos del ateísmo fueron lavados de su mente, Duong dijo que algunos de sus amigos en Vietnam hablaban una vez de la práctica espiritual de Falun Gong (o Falun Dafa), un antiguo sistema de meditación y superación personal enraizado en la tradición budista. Irónicamente, Falun Gong está floreciendo en Vietnam —un país comunista— mientras sufre una persecución sin precedentes en la cercana China comunista desde 1999.
Por curiosidad, Duong pidió prestado a uno de sus amigos el libro «Zhuan Falun», el libro principal de la práctica espiritual, para leerlo.
«Me pareció que lo escrito en el libro era muy científico y explicaba varios fenómenos espirituales de forma muy fácil de entender», dijo. «Me di cuenta de que los dioses y los budas realmente existen, y existen científicamente y no son creados por la imaginación humana.
«Ahora respeto sinceramente a los dioses y a los budas. Los respeto porque sé que existen de verdad y siempre protegen a la gente».
Duong dijo que los principios detallados en el libro también respondían a muchas de sus preguntas y le permitían llevar una vida virtuosa.
«Siempre me pareció que la felicidad humana era limitada, y me preguntaba si existe algún tipo de felicidad eterna», dijo. «Después de leer Zhuan Falun, comprendí que la felicidad eterna solo puede alcanzarse cuando uno se alinea con la naturaleza del universo: Verdad, Compasión, Tolerancia.
«Falun Gong me ha dado la confianza de que mientras alinee mis pensamientos y acciones con `Verdad, Compasión, Tolerancia’, todo aquello de lo que sea merecedor volverá a mí, de diferentes maneras. Cuando uno ve cómo funciona la vida, se siente feliz incluso en circunstancias desfavorables».
Hablando de la persecución en curso de la fe, Duong dijo que la persecución de Falun Gong se ha extendido ahora más allá de las fronteras de China, «convirtiéndose en una prueba de conciencia para la gente de todo el mundo».
«No importa el país, el color de la piel, la religión… es difícil permanecer en silencio ante un crimen así», afirmó.
Inspirar moralidad y claridad
El sabio joven cree que aferrarse a las tradiciones y a la moral en la vida cotidiana es el secreto infalible para alcanzar un éxito mucho más duradero y gratificante.
Alimentar virtudes esenciales como pensar primero en las necesidades de los demás y cultivar un corazón tranquilo y compasivo se ha convertido en la base de todo lo que hace Duong. Y afirma que cuando la mente es pura, la inspiración fluye sin esfuerzo, como una fuente eterna.
«Hay veces que siento que me falta la inspiración para dibujar», dice. «Pero pronto me doy cuenta de que he permitido que pensamientos egoístas se infiltren en el sagrado proceso creativo. Pensamientos como: ‘Espero que mis cuadros sean alabados por los demás’, o ‘Tengo miedo de que los demás critiquen mi trabajo'».
«La alegría obtenida del egoísmo es muy efímera. Así que si pintas con esos pensamientos, pronto te sentirás falto de inspiración.
«En la vida moderna, he descubierto que hay muchas películas, clases, empresas y celebridades que le enseñan a uno una forma inteligente de trabajar para tener éxito rápido. Sin embargo, también he visto que las personas que tienen un éxito constante son las que persiguen ciertas virtudes tradicionales como la paciencia, la honestidad y el perdón».
Como artista, Duong subraya que honrar la moralidad en el mundo creativo tiene un profundo significado. «Un cuadro debe recordar a la gente los valores morales tradicionales», dice, y añade que a través de esos cuadros la gente «recordará su bondad innata y tendrá fe en Dios».
Duong tiene experiencia de primera mano en ideas inspiradoras guiadas por Dios. Dice que siempre que piensa en utilizar la pintura como medio para representar valores justos o la existencia de Dioses, las ideas surgen en su mente y «esperan a ser dibujadas» por él.
«Creo que la pintura es como una puerta que conecta al espectador con otros mundos. Por supuesto, existe el mundo divino y también el maligno», afirma. «Las cosas malvadas también pueden querer ser dibujadas por mí. Así que tengo que mantenerme despierto y ahuyentar los pensamientos lujuriosos. Si pinto para ser rico o famoso, lo más probable es que esté llevando al espectador a mundos de destrucción, y mi arte pronto se paralizará.
«Por eso, antes de decidirme a pintar un cuadro, suelo experimentar el mundo del cuadro con la imaginación. Si ese mundo me emociona, decido compartirlo con todo el mundo a través del cuadro».
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