El arzobispo que recientemente causó polémica al anunciar que iba a prohibir la comunión a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D-Calif.), por su apoyo abierto al aborto, fue descartado en los últimos nombramientos cardenalicios del papa Francisco.
El papa eligió como cardenal al obispo Robert McElroy de San Diego, quien anteriormente dijo que los obispos no deberían prohibir a los políticos que apoyan el aborto tomar la comunión a pesar de que las enseñanzas católicas son claras en cuanto a que el aborto es un mal moral.
McElroy fue uno de los 21 cardenales nombrados, pero el único de Estados Unidos. Recibió el ascenso a pesar de que el arzobispo Salvatore Cordileone—quien negó la comunión a Pelosi—tenía un rango superior.
McElroy dijo en un comunicado que estaba «asombrado y profundamente sorprendido» por el nombramiento como cardenal, lo que significa que formará parte de un organismo que selecciona y asesora a los papas.
Está previsto que McElroy tome posesión de su cargo el 27 de agosto durante una ceremonia en Roma.
Cordileone felicitó a McElroy y señaló que sirvió en San Francisco antes de dirigir la diócesis de San Diego.
McElroy y Cordileone se convirtieron en los rostros opuestos de los puntos de vista de la Iglesia Católica sobre el aborto en 2021. Cordileone dijo entonces que la vida humana comienza en la concepción y que el aborto «hiere profundamente a la mujer y destruye los cimientos de una sociedad justa», añadiendo que los de la fe católica «deben ser una voz para los sin voz y los sin poder» y que «no hay nadie más indefenso que un niño en el vientre materno».
Debido a que la comunión solo está destinada a los verdaderos creyentes, o a personas que siguen las enseñanzas, no debería permitirse que las personas que apoyan el aborto la tomen, dijo Cordileone.
McElroy refutó ese punto de vista, diciendo que los obispos y otros que se esforzaban por excluir de la comunión a los políticos pro-abortistas, como el presidente Joe Biden, estaban equivocados. Dijo que la comunión estaba «siendo utilizada como arma con fines políticos» y se preguntó por qué los obispos se centraban en el apoyo al aborto y la eutanasia en lugar de en el racismo.
El papa Francisco parece compartir la postura de McElroy, diciendo a los periodistas en 2021 que nunca negó la comunión a nadie y que los obispos deberían manejar los problemas «como pastores» para no tomar «una postura política sobre un problema político».
«¿Qué debe hacer el pastor?», dijo en ese momento. «Ser pastor, no ir condenando. Ser pastor, porque él es pastor también para los excomulgados».
Posteriormente, la Conferencia de Obispos Católicos de EE. UU., que había estado sopesando comunicar claramente que los obispos deberían negar la comunión a los partidarios del aborto, emitió un documento en el que la única referencia aparente a tal asunto decía que «los laicos que ejercen alguna forma de autoridad pública tienen una responsabilidad especial de encarnar la enseñanza de la Iglesia en su servicio del bien común”.
Pero Cordileone, el 20 de mayo, anunció que le prohibiría a Pelosi recibir la comunión, citando cómo ella se ha vuelto aún más pro-aborto a lo largo de los años mientras usa su fe católica como justificación de su postura.
«Después de numerosos intentos de hablar con ella para ayudarla a entender el grave mal que está perpetrando, el escándalo que está causando y el peligro para su propia alma que está arriesgando, he determinado que ha llegado el punto en el que debo hacer una declaración pública de que no será admitida a la Sagrada Comunión a menos y hasta que repudie públicamente su apoyo a los ‘derechos’ del aborto y confiese y reciba la absolución por su cooperación en este mal en el sacramento de la Penitencia», dijo.
La medida recibió el apoyo de otros obispos, pero no de todos.
Pelosi condenó la acción, calificándola como “muy peligrosa” y preguntándose por qué las personas que apoyan la pena de muerte no fueron igualmente castigadas.
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